29/04/2025 – El padre Fernando Cervera, sacerdote jesuita con amplia experiencia en prevención y asistencia de las adicciones, profundizó sobre cómo está implicada la familia en la temática de la drogadicción. “El consumismo vuelve necesario lo que no lo es y buscando que el consumo sea el gran calmante de esa situación. No hay que echar culpas de la adicción al sujeto que la padece ni tampoco a su familia. Y es que cada familia tiene fuerza, tiene poder propio, más allá de que tenga dificultades o sea disfuncional. La familia es la comunidad natural que Dios ha creado para que cada persona pueda crecer de la manera más humana y plena posible. Sin embargo, vemos a diario noticias de historias familiares que son realmente muy duras. En cuanto a las adicciones es importante ver los vínculos que hay entre los padres del sujeto teniendo que alguno de los dos puede estar ausente o haber fallecido. También es importante ver cómo se constituyeron en padres y madres. Este es un punto a revisar o para pedir ayuda para comenzar a redireccionar muchos de los sentimientos que nos circundan o nos invaden. También hay que acerca de qué llevó a esa pareja a tener hijos y tratar de ver si hay un proyecto familiar más completo”, expresó Cervera.
“Hay necesidades que se nos filtran. Son necesidades de apoyo, de reconocimiento de los otros o de encontrar soluciones a los problemas. Hay que tener cuidado con el todo o nada, porque serán embriones de un comportamiento adictivo. Sobreprotección y desprotección van a causar efectos similares. Esto puede aparecer en la pareja, donde se le exige al otro roles o funciones para los cuales no se está preparado. Entonces aparecen demandas de protección o de cobertura de necesidades materiales o psicológicas que viene de la relación que tuvieron esas personas con sus padres. En el caso de las mujeres aparece esto cuando esperan que sus madres no las critiquen o no hacerlo igual que ellas. En relación al padre, la mujer busca sentirse protegida o reconocida. De parte de los varones, esperan de la mujer que ama que suplan las necesidades domésticas o afectivas. Cuando hablamos de pareja estamos hablando de dos personas que aportan en el mismo nivel a la relación y no de un desorden en ese sentido”, subrayó el sacerdote jesuita.