Silvia y Ángela, de Belén Nazareth en Mayor Buratovich: «el primer paso es animarse a acompañar»

martes, 26 de agosto de 2025

26/08/2025 – En Mayor Buratovich, partido de Villarino, el proyecto Belén Nazareth nació en 2023 con un gesto sencillo pero profundo: animarse a acompañar. Silvia Gismondi recuerda ese comienzo: “Nosotras estábamos como difusoras de la radio y sentimos el llamado a hacer obra. Una reunión con Radio María nos encendió la inquietud: ¿qué obra de caridad estábamos llamadas a impulsar? Y así surgió la idea de acompañar a mamás en situación vulnerable”.

La iniciativa, enraizada en la vida parroquial de la capilla San José, empezó con apenas dos mamás. El grupo se organizó para brindar alimentos, ropita y apoyo en el embarazo, a la vez que se fueron sumando voluntarios de Cáritas y de la comunidad. “La base siempre fue la capilla y lo primero fue estar cerca de esas mujeres que estaban solas. Con el tiempo fuimos comprendiendo que no solo se trataba de dar cosas, sino de sostenerlas desde la fe y la oración”, explica Silvia.

En esa misión, Ángela, hermana de Silvia, es reconocida como motor incansable. Ella lo vive como un llamado personal: “Soy servidora de la Eucaristía y acompaño a los enfermos y a las familias. Dios siempre golpea mi puerta y tengo que estar dispuesta a escuchar y a acompañar. A veces uno piensa ‘¿qué puedo hacer?’, y la respuesta es simplemente decir ‘Aquí estoy’”. Para ella, la clave es la paciencia y la fidelidad de estar, aunque no se vean resultados inmediatos.

El acompañamiento no se limita a la asistencia material. El grupo también busca formar y fortalecer a las mamás en el cuidado de sus hijos y en la vida espiritual. Silvia lo resume así: “No queremos que nos vean como el lugar donde se da, sino como instrumentos de Dios. Es Él quien obra, nosotras solo acompañamos. Por eso sostenemos todo con oración y también con espacios de formación, con la ayuda de una pediatra amiga que brinda charlas sobre lactancia, nutrición y salud”.

El camino no está exento de desafíos, pero la fe y la solidaridad de la comunidad sostienen el proyecto. Ángela lo confirma con sencillez: “El primer paso es animarse a acompañar. No se trata de hacer cosas grandes, sino de estar disponibles para Dios y para los demás. Donar tiempo, presencia o lo que uno pueda siempre es bienvenido, porque Dios lo multiplica”. Así, Belén Nazareth se convierte en signo de una Iglesia en salida, que hace presente la ternura de Dios en medio de la vida cotidiana.

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