16/09/2025 – “La esperanza cristiana no es creer que todo va a salir bien, sino confiar en el Dios que cumple sus promesas”. Con esta frase, monseñor Ernesto Fernández, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Rosario y asesor del Departamento Nacional de Animación Bíblica y Pastoral (DENAPBI), abre un camino de reflexión profunda en el marco del ciclo “Degustando la Palabra de Dios”, que celebramos en este Mes de la Biblia y en el Año de la Esperanza.
El programa de hoy nos plantea una pregunta que todos, en algún momento, llevamos en el corazón: ¿qué hacer cuando las circunstancias parecen atentar contra el sentido mismo de nuestra vida? Monseñor Fernández nos invita a buscar respuestas no en certezas humanas ni en el afán de control, sino en la promesa de Dios, siempre fiel y nunca vacía.
La conversación arranca recordando la experiencia de Víctor Frankl, quien, en un campo de concentración, descubrió que aquel que tiene un porqué para vivir es capaz de soportar cualquier cómo. Desde allí, monseñor conecta con la figura de Abraham, llamado a dejar sus seguridades para confiar en un Dios que lo guiaba paso a paso, sin mostrarle todo el camino de antemano. Esa fe en la promesa fue el inicio de una historia de bendición que alcanzó a todos los pueblos.
En el diálogo también se subraya la diferencia entre tener una idea de Dios y tener una certeza de su amor. Solo cuando estamos convencidos, como una madre que ama a su hijo sin necesidad de explicaciones, podemos atravesar la prueba confiados en que nada se escapa de las manos del Padre. La esperanza cristiana se funda en Cristo, el Resucitado, que nos asegura: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.
Monseñor Fernández nos recuerda que soltar el control no significa resignarse, sino abrirse a la gracia que transforma nuestra vida y nos convierte en constructores de historia, no en meros espectadores. Allí radica la verdadera alegría de vivir: sabernos amados, confiados en la promesa y dispuestos a colaborar con Dios en su obra.