17/10/2025 – “La plenitud es superior a la felicidad. El nombre de la plenitud es amor.” , así en una nueva edición del ciclo “Reflexiones para el finde”, el Padre Humberto González S.J. (Humbi) nos invita a mirar a María desde un lugar más profundo: como madre de todos los tiempos, reflejo de tantas formas de maternidad que se viven en nuestra sociedad.
A pocos días de celebrar el Día de la Madre, el jesuita propone ampliar la mirada y descubrir que la maternidad no se agota en lo biológico. María encarna distintas maternidades: la del cuidado, la de los detalles, la del acompañamiento, la del amor silencioso que abraza incluso en el dolor.
“Ella fue madre en todas sus formas —dice Humbi—: desde el ‘sí’ al ángel hasta el acompañamiento en la cruz, pasando por los años de vida cotidiana, por Caná y por Pentecostés.” En cada etapa, María nos enseña que la maternidad es una vocación de entrega y ternura que trasciende toda biología.
El padre Humberto nos invita a celebrar la vocación a la maternidad como una llamada universal, que alcanza a mujeres y varones, a padres, hijos, abuelas, docentes, religiosas y tantos que, con gestos sencillos, hacen crecer la vida.
En sus palabras, “en toda paternidad hay algo de maternidad, y en toda maternidad algo de paternidad”. Porque la maternidad —entendida como capacidad de acoger, cuidar, sostener y mirar más allá— es una dimensión del amor que habita en el corazón humano.
María, como toda madre, conoció la alegría del nacimiento, la huida, la pérdida, la espera, el dolor y la plenitud del amor. Por eso puede acompañar a todas las mamás: las que tienen a sus hijos cerca, las que los perdieron, las que están lejos o las que fueron madres del corazón.
El P. Humbi recuerda: “María sabe lo que es perder un hijo, sabe lo que es vivir la vergüenza del hijo humillado. Por eso puede ser consuelo para todas las madres, en todas las situaciones de la vida”.
Entre las frases más profundas del sacerdote, resuena una que nos deja pensando:
“La plenitud es superior a la felicidad. Una madre que cuida a su hijo en el hospital no está feliz, pero está plena, porque ama.”
Desde esta mirada, la maternidad es plenitud de amor, aun en medio del dolor o del cansancio. No se mide por los éxitos ni por las circunstancias, sino por la capacidad de entregarse, de estar presente, de escuchar, de abrazar.
Y por eso, dice el Padre, nadie debe sentirse excluido de esta celebración: ni quienes han dado vida biológicamente, ni quienes lo han hecho desde el corazón, acompañando, cuidando o educando con ternura.
En este Día de la Madre, el mensaje final del P. Humbi es una invitación al agradecimiento:
“Cuando agradecemos, el corazón se agranda. Aparecen muchos rostros de madres que marcaron nuestra vida. Y aun las que ya no están, siguen cerca, desde otro lugar.”
El amor agradecido nos permite reconocer la huella de todas esas manos maternas que, con gestos sencillos, ayudaron a formarnos. Esas que nos enseñaron, muchas veces sin palabras, la ternura de Dios.
El Padre Humbi propone, con un gesto simbólico, que este domingo pongamos nuestras manos sobre las manos de mamá —o la recordemos con cariño—, para pedir la bendición de la Virgen María sobre todas las madres y sobre quienes ejercen la maternidad del corazón.
Y así, con gratitud, celebrar la vida, la entrega y la ternura que María sigue inspirando en nosotros.