06/11/2025 – En el quinto episodio de «Gigantes de Nuestros Mares» conocimos al delfín franciscana, conocido también como delfín del Plata, uno de los delfines más pequeños del mundo que se encuentra solo en las costas de Argentina, Uruguay y Brasil. Por sus características, es una de las especies más difíciles de estudiar y registrar. Debido a las múltiples amenazas que atraviesa y al elevado número de delfines muertos, se lo considera una especie vulnerable.
Desde California, la bióloga e investigadora del Instituto de Conservación de Ballenas, Florencia Vilches, nos contó distintos detalles sobre esta particular especie que hoy requiere nuestro cuidado.
“Es una especie endémica, es decir que solo puede encontrarse desde el norte de Chubut hasta Río de Janeiro”, explicó Florencia. “Tiene una coloración grisácea, medio amarronada, que se camufla muy bien con las aguas estuariales, por eso decimos que es un animal críptico, muy difícil de ver”. Su aspecto, con un pico largo y delgado y una pequeña aleta dorsal, la distingue del típico delfín acrobático y la acerca a los delfines de río, aunque habita aguas costeras.
El misterio que rodea a la franciscana también se debe a su comportamiento discreto y su baja visibilidad. “No se sabe con exactitud cuántos individuos existen. Hay estimaciones parciales, pero no una cifra global”, contó la investigadora. Lo que sí se conoce es su vulnerabilidad: la especie está clasificada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Su principal amenaza son los enmallamientos accidentales en redes de pesca, especialmente aquellas utilizadas para capturar corvina o variado costero.
Frente a la posibilidad de encontrarse con un ejemplar varado, Florencia fue clara: “No hay que tocarlo ni intentar devolverlo al mar. Es fundamental mantener distancia y comunicarse de inmediato con las autoridades provinciales”.
Además de su labor con delfines, Florencia coordina en el ICB los esfuerzos de fotoidentificación de ballenas francas australes, una herramienta esencial para conocer la salud y dinámica de esta población. Desde hace cinco décadas, ese trabajo permite seguir la vida de cada ballena y sostener proyectos de conservación.
Conocer a la franciscana —tan pequeña, frágil y única— nos invita a valorar la riqueza natural del Mar Argentino y a entender que protegerla es, también, preservar una parte irrepetible de nuestro patrimonio.
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