Beata Ana Catalina Emmerick: un alma víctima, sencilla y dichosa

lunes, 24 de noviembre de 2025

19/11/2025 – En “Nuestros Santos Hoy” conocimos la vida de la Beata Ana Catalina Emmerick, monja canonesa agustina y mística alemana, quien recibió revelaciones divinas sobre la vida de Jesús.

Nació en 1774 en Alemania y falleció a los 49 años, en 1824. Desde su juventud, Dios le concedió místicas revelaciones, comenzando el 29 de diciembre de 1812, que le permitieron vivir una profunda unión con los sufrimientos de Cristo. Su vida estuvo marcada por su entrega total a la voluntad de Dios, considerando sus sufrimientos como un servicio a la Iglesia, con la esperanza de contribuir a la salvación del mundo.

Ana Catalina fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 3 de octubre de 2004.

Aunque vivió en condiciones muy humildes, la palabra de la Beata Ana Catalina Emmerick llegó lejos. A través de sus escritos, su mensaje trascendió fronteras, alcanzando a numerosos fieles en diversas lenguas. Su vida fue un ejemplo de entrega, unida a los padecimientos de Cristo crucificado, y dedicó su vida entera de sufrimientos al servicio de la salvación de las almas.

En este programa, nos adentramos en la vida y el legado de la Beata Ana Catalina acompañados por la Dra. Silvia Correale, especialista en procedimientos de canonización, William Sandoval, evangelizador católico y promotor de su causa y el padre Luis Largaespada, sacerdote nicaraguense de la Arquidiócesis de Miami. Con ellos, conocimos acerca de sus revelaciones místicas, su ejemplo de fe y entrega y el testimonio de quienes son tocados por su ejemplo de vida e intercesión.

«Ana Catalina fue una mujer sencilla, una mujer simple que supo reconocer en las cosas ordinarias algo extraordinario. Y fíjense que a veces tenemos el grave peligro y es que las visiones, los hechos sobrenaturales nos entretengan. La vida misma de ella, cuando la analizamos y la conocemos nos damos cuenta que se puede parecer a la de muchas personas».

«Entre las enfermedades y los estigmas terminó postrada en cama hasta su muerte, que fueron largos años de su vida. Casi la mitad de la vida la pasó postrada.»

«Su cama era una cesta y su cuerpo estaba totalmente atrofiado por el sufrimiento pero con una alegría de sufrir y padecer porque todo lo ofrecía por las almas, por la Iglesia y por el Papa.»

«Fue un alma, lo que llamamos un alma víctima, pero con alegría. No es que ella estaba melancólica todo el tiempo porque sufría, no. Estaba dichosa y deseaba incluso más sufrimientos para tener algo más que ofrecer». 

Podés escuchar el programa completo en el video que acompaña esta nota