10/12/2025 – Como cada miércoles, desde el Santuario de Nuestra Señora de Schoenstatt en Florencio Varela, se nos invitó a continuar profundizando en la figura de María como Madre y estrella de la Esperanza. En esta ocasión, la Hna. Lourdes Palma, de la Pastoral del Santuario, nos animó a contemplar un tema que atraviesa la vida de todos y también atravesó la de María: la resiliencia.
Hermana Lourdes comenzó aclarando que resiliencia no es simplemente “aguantar” o mantenerse en pie contra el viento fuerte. Es mucho más profundo. Ser resiliente es transformar lo vivido, permitir que las heridas se conviertan en fuente de vida y aprender a renacer desde adentro.
Desde la fe cristiana, este proceso nunca se recorre en soledad. Dios no evita las pruebas, pero sí las llena de sentido. Por eso la resiliencia no es un esfuerzo de autosuperación aislado, sino una apertura para que Dios trabaje en lo más íntimo del corazón. Recordando al fundador, el P. José Kentenich, la hermana citó una de sus frases clave: “El hombre nuevo ha aprendido a vivir desde adentro, desde la libertad interior.”
Esa libertad interior, decía, es la fuente de donde brota la verdadera resiliencia cristiana.
Para comprender este camino, la Hna. Lourdes propuso mirar la vida de María a través de distintas escenas bíblicas donde ella encarna una fuerza interior admirable.
En la Anunciación, María recibe una noticia desconcertante, que puede traerle incertidumbre y dificultades. Sin embargo, su respuesta –“Hágase en mí”– muestra una resiliencia nacida de la confianza. Allí aprende a abrirse a lo inesperado sin perder la paz.
En la Visitación, lejos de quedarse en sus miedos, se pone en camino para ayudar a Isabel. Su resiliencia se transforma en servicio, en amor que se dona aun cuando ella misma atraviesa preguntas y dudas.
La precariedad de Belén, la huida nocturna a Egipto, la angustia de perder a Jesús a los doce años, y el desafío de acompañarlo durante su vida pública, son momentos donde María se adapta, acoge, protege y aprende a soltar, sin renunciar a su misión.
Pero es al pie de la cruz donde su resiliencia alcanza la máxima expresión. María permanece de pie, firme en el amor aun cuando el dolor parece desbordarlo todo. Allí recibe una nueva misión: ser Madre de todos. Es la capacidad de abrirse a la vida incluso desde la herida más profunda.
En el silencio del Sábado Santo, María sostiene la esperanza contra toda esperanza, y en Pentecostés convierte su fortaleza interior en sostén para toda la comunidad naciente.
Cada una de estas escenas revela a una mujer que confía sin comprender del todo, que transforma la dificultad en oportunidad, que sostiene el dolor sin caer en la desesperanza, que sirve y espera incluso cuando todo parece perdido. Por eso, María es modelo de resiliencia para quienes buscan recomenzar desde dentro.
Ella, Estrella de la Esperanza, nos enseña a vivir desde adentro, a descubrir que incluso en las pruebas más duras puede brotar una vida nueva.
Podés ver el programa completo en el video que acompaña esta nota. Si deseás comunicarte con la comunidad de Schoenstatt podés ingresar a la página web del Santuario.