“A la cárcel se llega tras una gran cadena de conflictos”, indicó monseñor Jorge García Cuerva

jueves, 3 de junio de 2021
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03/06/2021 – En el ciclo “Pastoral carcelaria sin fronteras”monseñor Jorge García Cuerva, obispo de Río Gallegos, habló de la presencia eclesial que hay en las cárceles. García Cuerva es abogado, licenciado en historia e integra la comisión episcopal argentina del sector. También es vice presidente de la comisión internacional de Pastoral Carcelaria. “La realidad entre rejas excede la prisión, es una problemática de todos, ocurre también fuera de los penales. La pastoral carcelaria es la presencia de la Iglesia en el mundo de la carcelación.  La llamamos carcelaria porque en el evangelio se habla de presos y de cárcel. Esto muestra una situación difícil y muchas veces maquillada socialmente”, destacó el obispo patagónico.

Acompañamos la vida de quienes están en los penales, pero también a sus familias, a las víctimas y al personal carcelario. Todos estos grupos están atravesados por el mismo dolor. El perdón es el único camino que sana y debería ser una política pública, el estado debería asumir esto.  No olvidemos a los jueces y abogados que trabajan en la realidad carcelaria, también a ellos intentamos acompañar”, dijo el padre Jorge.

Calle, cárcel o cementerio son palabras que lamentablemente viven muchos de nuestros jóvenes. Y muchos de ellos terminan en la cárcel. En esa realidad hacemos talleres y deportes, sumado a la vida sacramental. Yo siempre digo que quien llega a estar preso es una persona que pasó antes por una gran cadena de conflictos”, sostuvo monseñor García Cuerva. “Hemos reducido al perdón a instancias privadas, y creo que debemos buscar una dimensión pública que nos ayudaría a sanar muchas cosas desde lo social”, añadió.

“Frente a la pandemia se planteó qué hacer con los presos, las villas de emergencia y los geriátricos, que son los lugares de encierro habitual. Queremos encerrar al mal y a los malos, esto es lo que suele expresarse desde la sociedad, pero es una falacia. Desde el siglo 18 tenemos cárceles como las actuales, la sociedad no ha generado nada nuevo en este sentido desde hace dos o tres siglos. La libertad de movimiento, la afectiva, la de estudiar o no, la religiosa, son algunas de las cosas que se pierden en una cárcel. Tenemos más de 100 mil presos en todo el país, hay hacinamientos, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. El nivel de carcelación actualmente en nuestro país es altísimo. A nivel latinoamericano se está trabajando muy bien en cuanto a pastoral carcelaria. Un ejemplo es la hermana Nelly León, que vive dentro de una cárcel de mujeres en Santiago de Chile”, planteó el obispo de Río Gallegos.