María Cecilia Jaurrieta: la baja tolerancia a la frustración y la perfecta alegría de San Francisco de Asís

lunes, 17 de diciembre de 2018
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17/12/2018 – María Cecilia Jaurrieta, integrante de la Orden Franciscana Seglar, reflexionó sobre la perfecta alegría de la que habla San Francisco de Asís y la baja tolerancia a la frustración de nuestra cultura.

En este sentido, dijo que “no se educa en la tolerancia, no se educa en aceptar que no se puede todo siempre. Hay que trabajar las frustraciones, porque no tolerar las frustraciones tiene que ver con la baja autoestima”.

En busca de más profundidad, María Cecilia citó lo que decía Rudyard Kipling, al respecto: “Al éxito y al fracaso, esos dos impostores, trátalos siempre con la misma indiferencia”, porque nosotros somos lo que somos -agregó-, y hay que enfrentar con la misma dignidad y con la misma paz, como dice el poema, tanto al éxito como al fracaso”, resaltó.

Las personas con baja tolerancia a la frustración se caracterizan por:

No poder aceptar que las situaciones y las personas no se ajusten a las expectativas que se tienen. Y dijo: “Por ejemplo uno hace un rico plato de comida, estuvo toda la tarde trabajando y los familiares se lo engullen rápidamente y no dicen ni siquiera ¡qué rico! Es algo habitual y puede generar un pequeño disgusto y enojo en esa persona”.

No poder soportar molestias, demoras, o circunstancias poco agradables. En las grandes ciudades suelen cambiarse los horarios de atención, o una información que figura en una página web está desactualizada, o tenemos que esperar el ascensor unos minutos más.

Hay una mezcla de sentimientos de ansiedad, tristeza, agitación, resentimiento y sobre todo enojo. Y si no nos esforzamos por manejar nuestras emociones ellas nos dominarán con la secuela probable de trastornos físicos. Porque el espíritu siempre enferma el cuerpo, porque somos una unidad”.

Cuento de la Verdadera Alegría

“Por eso el relato de la ‘Verdadera alegría’ muestra que una tarea siempre pendiente es el dominio de uno mismo. San Francisco se lo dictó a fray León y hay una versión en las Florecillas, la nº 8”, indicó María Cecilia.

“Lo que nos quiere enseñar San Francisco en esta anécdota -indicó- es que lo más importante en la vida es vencerse a uno mismo, no dejarse dominar por las emociones, por las pasiones ni todo lo que nos altera”. “Lo cual no quiere decir ser insensible, sino dominar la emoción”, destacó.

“Tendríamos que enojarnos por las cosas justas y tener actitudes racionales; que la cabeza domine al corazón, a las emociones y no al revés. Las emociones no deben dominar lo que pensamos”, finalizó María Cecilia Jaurrieta, de la orden franciscana seglar.