Aparecida, último documento de la Conferencia Episcopal Latinoamericana

viernes, 26 de octubre de 2007
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Gabriela Lasanta: Está con nosotros el Padre Víctor Manuel Fernández.

Bienvenido Padre, una alegría tenerte y un privilegio además. Te has vuelto una persona difícil de encontrar.

 

Padre Víctor Manuel Fernández: Pero me encontraste, buen día y una alegría estar en Radio María.

 

GL: Está con nosotros para hablarnos de Aparecida, el último documento de la Conferencia Episcopal Latinoamericana que ha transcurrido hace tan poquito tiempo. El Padre es presidente de la Sociedad Argentina de Teología, vice decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Buenos Aires y en la conferencia latinoamericana ha sido perito y ha formado parte de la comisión redactora.

 

Yo no se si ustedes ha podido leer las conclusiones, el documento final de Aparecida. Este encuentro de todos los obispos de América Latina, encuentro que se hace periódicamente, que ha marcado hitos importantísimos en el recorrido y en el caminar de la Iglesia en América Latina, que ha marcado rumbos sumamente propios de una marcada identidad de la Iglesia en América Latina, en Puebla, en Medellín, en Santo Domingo, que han sido motivos muy populares.

Han sido motivos de comentarios y de una larga y profunda travesía en la Iglesia latinoamericana.

 

Vamos a hablar de Aparecida, con toda la expectativa que estuvo puesta en este encuentro con alguien que lo ha vivido de cerca.

Padre, ¿cómo era el clima en Aparecida?

 

PVMF: El clima humano y espiritual era realmente precioso. Yo confieso que iba con pocas ganas porque entiendo que en este época los documentos interesan menos que en otras épocas donde salía un documento y todos estaban a la expectativa.

Hoy en día no tanto, entonces ya decía ¿qué vamos a hacer un mes allá? Yo tenía tantos planes.

Pero evidentemente esto era una apreciación muy humana porque desde la fe entendía que el Espíritu Santo algo quería hacer y que también el espera que uno se ofrezca y se entregue con confianza.

Entonces, cuando la fe se me despertaba un poquito más, también se despertaba más el entusiasmo.

 

Pero cuando llegué allá, debo decir que ese escepticismo se apagó pronto porque me encontré con cosas preciosas.

Primero me encontré con que los obispos que iban, realmente tenía ganas de buscar rumbos nuevos, los veía dolidos por muchas cosas, preocupados por muchos asuntos, me di cuenta que los obispos hoy en día tienen más trato con la gente, mucha gente va y les dicen que opinan, a veces hasta agresivamente, escuchan muchas cosas y tienen una conciencia, creo, bastante clara de muchos problemas que tenemos hoy en el mundo y en la Iglesia.

 

Entonces, verlos como pastores sensibles a mí me alentó mucho de entrada, después teníamos también mucha oración, había varios momentos de oración y teníamos un santuario allí, en el mismo santuario, una parte y cada vez que salíamos teníamos que atravesar el santuario que es inmenso y es un lugar donde todos los fines de semana llegan 150.000 personas, pero también durante la semana hay un movimiento interesante.

 

Lo que a mi me llamaba la atención era el silencio que había en ese santuario, uno salía y había un barullo impresionante, pero dentro un silencio sagrado y la gente con los brazos en alto o con actitudes de profunda oración.

Entonces uno cruzaba ahí varias veces por día y verdaderamente recibía un estímulo creyente muy fuerte.

 

GL: Como debe ser, del pueblo hacia los pastores.

 

PVMF: Del pueblo hacia los pastores y ninguna de las conferencias anteriores se había vivido en un ambiente de este tipo, de manera que eso le dio a Aparecida un tono marcadamente existencial, espiritual y creyente que se nota en general.

 

GL: Que hermoso. Padre, me habían comentado que el clima previo al encuentro estaba un poquito dolido por la sanción que se le aplicó al sacerdote John Sobrino, ¿eso no alteró, al menos en el comienzo, el encuentro?

 

PVMF: No, algunos pensaban que esta sanción era a propósito para condicionar a Aparecida, para que no se resaltaran los temas sociales. Evidentemente no es así, era un tema que estaba siendo tratado hacía años y maduró en ese momento.

Pero si alguien tenía esos temores, en realidad el tema de la opción por los pobres, en Aparecida, está más fuerte que nunca.

Si uno lee y compara los textos de las conferencias anteriores y ésta, se van a encontrar que lo que hace Aparecida es remarcar, reafirmar, afianzar y es más, dice algo que no decían las anteriores que es una explicación de lo que significa preferencial y explica que opción preferencial significa que es una opción que tiene que atravesar todas las demás actividades, prioridades y estructuras pastorales y eso le da, entonces a la opción por los pobres, mucha más fuerza.

 

Quiere decir que si vos trabajas en familia, tenés que dejar atravesar tu tarea por esa opción y optar por las familias pobres, que si trabajas con jóvenes, tenés que optar, sobre todo, por los más marginados y periféricos.

Osea, es una opción que se reafirmó y se concretó.

 

Por otro lado, hoy una cosa muy linda que es tomar conciencia que podemos hablar de los pobres pero no estar cerca de ellos, puede ser una ideología, un snobismo, una categoría sociológica. Uno puede entretenerse hablando de los pobres, pero nunca ver un pobre en su vida.

 

Me acuerdo una vez, escuché a Enrique Pinti que decía que los socialistas argentinos salen a la calle y llegan a ver a un obrero en la calle se desmayan porque dicen ¿qué es este bicho?

 

A veces nos pasa lo mismo a nosotros, decimos opción por los pobres pero nunca estamos al lado de uno, nunca conversamos un largo rato con uno de ellos.

 

GL: Nunca embarramos nuestros zapatos por la villa.

 

PVMF: Exacto. Aparecida dice pasemos de las ideas a la realidad y estemos cerca de los pobres. La opción tiene que ser hoy en día compartir el tiempo con ellos y compartir el tiempo sabemos que hoy en día es lo que más cuesta.

Uno cuida su privacidad, cuida sus tiempos tanto que decir voy a pasar horas conversando con una familia pobre es significativo.

 

GL: Esto tiene categoría de mandato, lineamiento, ¿cómo gravita esta conclusión de opción preferencial por los pobres de Aparecida sobre todas y cada una de las Iglesias y comunidades?

 

PVMF: En realidad hay que tener en cuenta que categoría tiene un documento como este, porque una cosa es una reflexión que puede hacer el Papa o un grupo de obispos que se reúnen y dicen vamos a dar un mensaje, eso uno le puede dar más o menos importancia.

En este caso no, porque hay todo un procedimiento antes de una conferencia como ésta, donde los miembros son votados en cada país, el Papa los tiene que aprobar uno por uno, los peritos que van también, se les pide una currículo muy detallado, se hace todo un proceso de consulta y después se los nombra.

 

Finalmente, el documento, una vez que está hecho, necesita una aprobación del Papa para ser difundido. Algunos discuten que es demasiado centralizado pero ayuda a ver que al documento se le da un peso importante porque sino no habría un procedimiento de este tipo para su redacción y aprobación.

Eso significa que las orientaciones que de Aparecida no son un simple consejo que un obispo puede ignorar alegremente, sino que tiene un peso para la Iglesia en América Latina.

 

GL: No ha decepcionado Aparecida al menos en sus opciones sociales.

 

Padre, ¿autor de cuántos libros sos?

 

PVMF: De unos 96.

 

GL: Uno va a la librería y dice ¿cómo hace este hombre para escribir? Nos preguntamos también con otros sacerdotes.

 

PVMF: Es un vicio incontenible, si voy a tomar un café tengo papeles en el bolsillo, escucho cosas que me interesan o me motivan y entonces redacto una frase o algo, lo guardo en el bolsillo, voy al baño con papeles, de noche, en las vacaciones ni hablar.

 

GL: No parás nunca.

 

PVMF: Si, es una cosa que hago con mucho placer.

 

GL: Que fuego pastoral, también. Hablando de fuego ¿qué fuego espiritual ardió en Aparecida?¿qué lineamiento de espiritualidad atraviesa el documento?

 

PVMF: En Aparecida, el acento espiritual es muy fuerte, marca todo el documento, de hecho tiene tres ejes: discípulos, misioneros y la vida que Jesús ofrece.

Discípulos es lo que le da el tono más espiritual. Es expresar que nadie va a ser misionero ardiente si no tiene un encuentro personal con Cristo, si no reconoce que Cristo lo ama, si no goza sabiendo que Jesús está con el a su lado y que El se entregó hasta el final por él.

Si uno no vive eso y no lo renueva todos los días, el fuego misionero se apaga.

 

Entonces, digamos que esta palabra “discípulos” que marca todo el documento, es también lo que le da un fuerte tono espiritual.

Pero hay varias partes, sobre todo los capítulos 3, 4 y 5 donde están más concentrados los temas de espiritualidad, sobre todo en el capítulo 6 hay una parte que habla sobre el encuentro con Cristo en sus diferentes presencias.

Es donde encontramos a Jesús y entonces se desarrollan allí los diferentes lugares donde uno puede descubrir la presencia del Señor.

Esa parte me llamó la atención a mi, como se discutió en Aparecida, porque había una primera redacción breve, lo encontramos a Jesús aquí, aquí y aquí, y había una gran cantidad de obispos que opinaban sobre ese tema y aportaban de lo que hay que agregar, no olvidarse de tal cosa, acentuar la otra y esa es una de las partes del documento donde más pusieron pasión los obispos.

Hay textos que los redacta alguien y todos dicen que está bien y listo, pero otros donde todos quieren opinar.

Este es uno de esos textos, las presencias de Jesús.

Entonces es un texto lindo para leer y darse cuenta lo que los obispos quieren expresar.

 

GL: Me remite a aquella parte de Puebla, descubrimos el rostro de Jesús, hermosísimo, es ese texto.

¿Cuáles son los lugares donde los obispos encuentran la presencia de Jesús hoy para su pueblo en Aparecida?

 

PVMF: No se quiso dejar afuera ningún lugar, por supuesto se destaca la Eucaristía, el sacramento de la Reconciliación expresando de cada uno de estos lugares alguna motivación bella como para estimular al creyente a buscarlo a Jesús ahí, a tener realmente el deseo de encontrarse personalmente con el Señor, ahí en la Eucaristía, en la Reconciliación, en la Palabra particularmente destacada como nunca en América Latina, el lugar de la Palabra como centro de la vida cotidiana.

 

La oración personal, por supuesto, el encuentro en la comunidad de hermanos, el encuentro en cualquier ser humano donde el Señor vive y nos interpela, particularmente con el pobre y sufriente donde uno reconoce al Cristo crucificado sufriendo con él, y el documento se explaya más todavía.

 

GL: En otros ámbitos y lugares.

 

PVMF: Si, es un texto rico que estimula a la búsqueda del Señor.

 

GL: Nos cuesta ir al encuentro del pobre, no sólo como Iglesia, nos cuesta a todas las personas ir al encuentro del sufriente. Obviamente nos remite a nuestros temores, a nuestros fantasmas, aquellos que no queremos ver, a lo que hacemos mal, a nuestras culpas, nos supone un trabajo interior.

¿Qué es el pobre para la Iglesia?

 

PVMF: En realidad, cuando se habla de opción preferencial por el pobre, se entiende el pobre a secas. El pobre que tiene lo mínimo para vivir o está todos los días luchando para poder poner el pan sobre la mesa, el que está enfermo y no tiene quien lo atienda, o tiene una mutual que le dice tienen que operarte de urgencia pero no hay turno hasta dentro de 4 meses, el que no puede comprar los útiles para el chico para la escuela. Esa gente que realmente está luchando para sobrevivir.

 

Pero en Aparecida se habló sobre las periferias humanas, entonces, lo que se planteó es que hay que estar cerca de esos que están en la periferia, abandonados y entonces aquí entran muchos tipos de personas a las que nadie les lleva el apunte. Personas que la mayoría ignora o que prefieren desviar la mirada para no verlos.

Todos esos son los que están englobados en la categoría de pobres y el Papa mismo, en su discurso a los obispos de Brasil, les dijo que quería que pongan todas las fuerzas vivas para ir a las periferias. Periferias que a veces son geográficas, son los lugares de las ciudades donde nadie va, lugares alejados que están olvidados y a veces hay periferias en el centro de la ciudad y muy cerca nuestro.

 

GL: A veces las hay en las mismas familias.

 

PVMF: Exacto, esas periferias humanas, dice el Papa que pongamos nuestras fuerzas para llegar ahí, ahí Cristo nos envía, ahí Cristo nos espera.

 

GL: ¿Seremos coherentes? De hecho ese envío es fuerte. Poner todas las fuerzas en la periferia es perder centros de poder, es perder centros de influencia, es perder centros de recaudación económica, porque poner todas las fuerzas vivas implica descuidar otras, es dejar la 99 e irse a buscar la número 100.

 

PVMF: Y es una cuestión de fe, porque si vos medís la actividad de la Iglesia en criterios muy humanos, vas a optar por esos lugares donde vas a tener más lumbre, más seguridad económica, donde son gente como vos con los cuales hablás el mismo lenguaje, pero si vos lo planteás desde la fe, Cristo me envía allí, El me quiere bendecir allí y yo le creo a El, entonces voy allí, más allá de mis cálculos.

 

GL: El tema de la misión es muy fuerte en Aparecida. Discipular, misión preferencial por los pobres, una bella espiritualidad y muy amplia para encontrar al Señor en todos lados y también una autocrítica interesantísima, creo que hay aspectos de autocrítica muy sabia.

Volvemos igual que en otros documentos a atender los aspectos negativos y positivos, una cosa muy linda.

¿Cómo concibe la misión la Iglesia latinoamericana?

 

PVMF: La misión, digamos que es el acento más fuerte en el documento. Respondiendo al pedido del Papa, queremos despertar un nuevo ardor misionero y poner toda la Iglesia en estado de misión.

Podemos o no escuchar este llamado, pero el llamado es muy fuerte.

Aparecida dice reformemos las estructuras que tenemos para que sean realmente misioneras, porque a veces uno tiene una organización en una parroquia, en un movimiento, una organización vieja que hace que estemos encerrados, que estemos pendientes de pequeñeces, que estemos compitiendo unos con otros, gastamos energías inútilmente y son energías para evangelizar.

Entonces dice, revisemos y reformemos y lo que no sirve para llevar a Jesús a los otros, lo que no sirve para darle vida a los otros, abandonémoslo.

Abandonemos cualquier estructura que no sirve para esta finalidad. Es muy fuerte el documento.

 

¿Escucharemos esta invitación, no la escucharemos? Es un llamado fuerte del Espíritu, porque el Espíritu fecunda, regala, pero también, si hay que destruir, el Espíritu quema y destruye.

Entonces hay que ser dóciles al Espíritu y hacer ese análisis, en mi vida, en mi comunidad, en mi parroquia, en esta estructura, en este grupo ¿qué es lo que alienta a llevar a Jesús al otro?, ¿y que es lo que no alienta, que es lo que distrae, que es lo que hay que destruir?

Este es un llamado fuerte y cada uno sabrá si lo escucha o no lo escucha.

Pero yo creo que el mundo de hoy nos tienta mucho al encierro, nos lleva a cuidar nuestra privacidad, nuestro pequeño mundito, nuestra comodidad y para colmo ofrece tantas cosas para disfrutar en tu departamentito sola o solo, en tu pequeño mucho, te ofrece un montón de aparatos y cosas lindas que uno se puede pasar la vida jugando.

 

GL: Navegando por el mundo virtual.

 

PVMF: Pero no nos confundamos, eso nos chupa la vitalidad, nos debilita, nos enferma, cierra horizontes, no nos engañemos. La vida si no se da, si no se comparte, si no nos metemos en el mundo a llevar la vida de Cristo, nos volvemos seres pequeños, enfermos, débiles. De eso hay que convencerse y eso dice Aparecida con mucha claridad.

La vida crece cuando uno la da, sino se debilita y se enferma.

 

GL: Padre, ¿cómo se purifica el concepto de misión para que no caiga en cuestión expansionista, combate contra sectas, defensa violenta de la fe, pugnas o luchas en torno al poder para la promulgación o no de determinadas leyes? Digo ideas con las que a veces la misión se confunde mucho.

 

PVMF: En realidad, este no es el tono de Aparecida. El Papa antes de Aparecida, en su discurso, nos dijo que la Iglesia crece por atracción, no por proselitismo.

Presentar algo que es tan bello, claro que hay que saber presentarlo, tratar de mostrarlo de tal manera que el otro se sienta invitado a un banquete, a una fiesta, invitado a percibir un perfume.

De ningún modo es una imposición sino es la presentación de algo bello que vale la pena tener.

 

GL: Que hermosa distinción. Está para pensar la militancia de seducción, por la atracción.

Muchas gracias Padre por la visita.

 

PVMF: Gracias a ustedes.