Autoestima y verdad

lunes, 26 de julio de 2021
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26/07/2021 – En el espacio “Familia, caminos de esperanza”, la licenciada Carla Gerbino y el doctor Gastón del Río hablaron sobre la autoestima. Del Río comenzó hablando de que “tiene que ver con la ponderación que tiene la persona de sí misma, la valoración que tiene de sí. Para ello es fundamental poder conocerse a uno mismo. No tiene que ver con asumir las etiquetas que otros nos ponen o nosotros nos ponemos”. Gerbino aportó que “la autoestima va más allá de quererse a uno mismo, tiene que ver con conocer y aceptar la verdad de quien soy, para poder movernos, decidirnos y también cambiar cuando es necesario, saber cuándo y cómo pedir ayuda. La sana autoestima no implica tener todo bien, sino un maduro reconocimiento y aceptación de los recursos, talentos, fortalezas y las debilidades para ir construyendo progresivamente el ser siendo. Esto implica un trabajo de autoconocimiento, que nos posibilita el poder crecer en autodominio y libertad, ser autónomos, y poder gestionarnos a nosotros mismos. Por ese motivo, no nos referiremos a alta o baja autoestima, sino, a si es positiva o negativa, acertada o distorsionada”.

Gastón argumentó que “no es lo mismo en la infancia que en la adolescencia, según la etapa evolutiva se requerirían modos primordiales de fomentar la conformación del autoestima positivo. En los niños, reconociendo que es un momento en el cual están explorando, la curiosidad y el conocer el mundo son un aspecto fundamental. Por eso la poder observar los logros y las conductas de los niños es clave. El mirarlos, estar presentes, y permitirles que exploren tienen un lugar fundamental. En un segundo momento, ya entra en consideración el cómo se hacen las cosas, en poder hacerlo bien, respectando los límites correspondientes. Los adultos deben poder ayudarlos a reconocer sus capacidades y limitaciones, y potenciales aquellas que lo requieran. En el tercer momento, que sería a partir de la adolescencia, está el desafío de reconocer el lugar de los otros significativos, y como adultos poder acompañarlos desde la distancia óptima”.

La especialista indicó que “santa Teresa de Jesús decía que la humildad es ver en la verdad. Es importante este autoconocimiento, profundo: quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos, para poder elegir como ser y como vivir, como relacionarnos con los demás.  En el libro del Génesis se dice que “Dios hizo todo bien, y que al crear al hombre lo hizo muy bien”. Mirarnos como Dios nos ve es fundamental para la sanación de la autoestima. Rezar con la Palabra de Dios y la Adoración son vitales en los procesos de restauración, más aún cuando la autoimagen está distorsionada, dañada. La palabra es importante Conocimiento, confianza y amor se unen y entrelazan, sino entramos en el terreno de la ilusión y ladesilusión donde construimos espejimos y falsas utopías. Cómo hablamos, como miramos, como percibimos la realidad de nosotros mismos, del mundo y los demás. Que el “si” sea si y el no, sea no, lo que comúnmente se dice: ser una mujer u hombre de palabra, en ella se puede confiar. Fuimos creados por amor, y bien, y Dios nos sigue recreando. Y al terminar su obra, descansó. Las sobreexigencias, los “debería”, otros rótulos, etiquetas, generalizaciones, maltratos y distintos traumas pueden deteriorar la autoestima, como en el juego de los espejos del parque de diversiones, y te empezás a ver mal, distorsionadamente”.

A la hora de buscar estrategias para promover el autoestima positiva, Del Río compartió: “Es bueno poder identificar cómo nos reconocemos las personas.  Coexisten 4 personas al mismo tiempo: la que dicen que eres, que quieres ser, quien crees ser, la persona que eres. Es clave partir de la persona que eres, para ver cómo alcanzar la que querés ser. Es desde allí que el autoconcepto, y por lo tanto el autoestima, se va modificando. Pudiendo reconocer quienes somos y hacia donde nos dirigimos”. También explicó la teoría del mindset, la cual se basa en “transformar las percepciones negativas en metas que puedan cumplirse a corto plazo. En vez de decir “esto no me sale” o “nunca podré alcanzar esa meta”, se propone incluir la palabra: todavía. Es decir,“todavía esto no me sale” o “todavía no podré alcanzar esa meta””. Para cerrar, Gastón y Carla invitaron a las familias a que se animen a dar confianza y motivación a sus hijos, dando posibilidades que busquen por ellos mismos, con el acompañamiento de los adultos.