30/01/2017 – El hogar y la vida en familia son la primera escuela de virtudes donde se trasmiten de forma natural a través de la vida cotidiana. Virtud viene del latín vir que significa fuerza, e incluye todo aquello que perfecciona a la persona.
En diálogo con Radio María, María Cecilia Buschittari, licenciada en psicología y profesora en psicopedagogía comentó en relación a los niños y el sentimiento de culpa, que “la culpa tiene que ser autónoma y saludable. “reparé y listo”. Todos metemos la pata, todos nos equivocamos y todos tenemos que reparar algo”. Además agregó que “más que culpa me gusta hablar de responsabilidad, yo respondo por lo que hago. Este es otro valor que hay que educar en los niños”.
“Cuando uno siente culpa, uno se siente triste, es decir, si es una culpa sana, lleva una tristeza que mueve a la reparación y también mueve a una resiliencia, es decir, a salir fortalecidos de la experiencia”.
La Lic. María Cecilia Buschittari comentó sobre la importancia de las terapias narrativas, que son aquellas que permiten al niño “ponerle el nombre a la emoción y dibujar las emociones”. Eso permite aprender a poner las emociones fuera del ejido del niño.
A modo de ejemplo, tomó la figura del corazón elástico para los celos. “El corazón de los papás es elástico, cuanto más hijitos hay, más personas en la familia hay, más amor tienen para dar, a cada uno le dan lo que necesita.
“Si nosotros desmerecemos, cuestionamos, nos reímos, minimizamos las emociones y las necesidades de los niños, el niño empieza a desoír ese valor, como un mecanismo de defensa. Hay un mecanismo que es el de la identificación con el agresor, que el niño se vuelve agresivo, como aquel que está siendo agresivo con él, aprende que así se es fuerte y no es fuerte sino que se hace más débil que nunca”.
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