Basilio Givavicius: “Cuando toco el clarinete es como volver a ver”

domingo, 20 de noviembre de 2011
image_pdfimage_print
Basilio Givavicius, de familia lituana, nació el 5 de octubre de 1929 en Buenos Aires. Tiene 83 años. Ciego desde los 11, aunque su problema de visión comenzó a los 9, es el último de los miembros fundadores de la Banda Nacional Sinfónica de Ciegos Pascual Grisolía que sigue vinculado a ella.

El 25 de mayo 1939, ya sin poder ver el pizarrón en la Escuela N° 1 (República de España), no pudo ocultarle más a su familia su problema de visión y recurrieron a la medicina para intentar revertir su situación. Se sometió a una complicada cirugía ocultar en el Hospital Luisa Gandulfo, pero producto de una mala recuperación perdió la vista para siempre. "Fue un momento difícil para mi familia, tuvimos que quedarnos en la Argentina por mi enfermedad. La ceguera me hizo madurar de golpe."

Siendo un joven de 11 años escuchó la magnífica versión de la 9ª Sinfonía de Beethoven interpretada por la Orquesta Estable del Colón y dirigida por el mítico Arturo Toscanini. "La forma en que tocaron esos músicos, todos bien ajustados por el director, es el día de hoy que me emociona Se harán grandes cosas en el mundo, pero nosotros también podemos."

En 1938, en el Patronato de la Infancia fue donde se comenzó a gestar la que sería la primera orquesta sinfónica del mundo compuesta exclusivamente por jóvenes no videntes. Durante décadas, once chicos de entre once y catorce años le dieron sus vidas a la disciplina de la música, mostrando al mundo y a ellos mismos lo que eran capaces de lograr.

"Realmente fue salvador para muchos, tanto el coro como la banda permitieron a muchos ciegos, entre ellos yo, trabajar dignamente. “

La historia de la Banda Sinfonica a traves de la historia personal de Basilio valió la grabación de la película “ El último hombre”, estrenada en 2010. La misma versa sobre la banda  – desde cómo se construyen y se leen las partituras en Braille hasta cómo se ejecutan los instrumentos – y su título está inspirado obviamente en Basilio.

"Cuando toco el clarinete, por mi cabeza desfilan todos los colores, es como volver a ver. Cuando perdés la vista, el sonido se transforma en tu sentido principal y cada nota tiene su propio color. “

La pasión con la que brotan las palabras de la boca de Basilio contagia, casi se puede percibir la música como la percibe él, y es imposible no entender a la banda sinfónica como algo fundamental en su vida.

Por motivos personales,  recientemente abandonó su posición como músico en la banda, aunque sigue vinculado a ella como corrector de partituras, una posición fundamental para las nuevas generaciones de músicos no videntes.

 

Foto: Oliver Kornblihtt / AFV

 

Escuchá Viejos son los Trapos, todos los sabados de 16,30 a 18,30 hs por Radio Maria