23/01/2020 – “En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.”
San Marcos 3, 7-12
El texto del Evangelio de hoy dice: “Jesús con sus discípulos se retiro al mar”. Jesús vuelve al mar de Galilea pero ya no va solo, va con sus discípulos, con aquellos que fue eligiendo, con aquellos que fue convocando.
Así comienza a caminar esta primera comunidad de discípulos de Jesús que después será también misionera. Por ese Jesús va caminando con otros.
Hemos escuchado a lo largo de todo el Evangelio esta frase “Jesús con sus discípulos”, es una de las frases más comunes del Evangelio que nos lleva ha hacernos la pregunta de ¿quién es Jesús?. Jesús es el que está con sus discípulos, es aquel que nos reúne y si yo quiero conocer a Jesús, una de las maneras de hacerlo es observando a sus discípulos.
Es en este punto en el cual radica la responsabilidad que muchas veces recae en notros. Esto es así porque, muchas veces, los que visibilizamos a Jesús somos los que decimos que caminamos con Él.
La comunidad es en donde podemos abrir nuestros corazones, son esos hermanos que nos escuchan, es ese espacio en donde podemos ser nosotros mismos.
No puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las parroquias, las comunidades de vida consagrada, las comunidades de base, otras pequeñas comunidades y movimientos. Como los primeros cristianos, que se reunían en comunidad, el discípulo participa en la vida de la Iglesia y en el encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria. También es acompañado y estimulado por la comunidad y sus pastores para madurar en la vida del Espíritu.
Estos espacios son guiados por el Espíritu Santo, Jesús eligió vivir su ministerio en comunidad, esto demuestra la importancia de contar con ella, con una comunidad de vida, una comunidad de fe.
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