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Celebrar la Navidad como María y José
martes, 19 de diciembre de 2006
Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo.
Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno quiso actuar discretamente para no difamarla.
Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros.
Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa. Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús”
Mateo 1, 18-25
La escena es conmovedora, el Señor le muestra a José el camino que le toca recorrer de aquí en adelante, este del que él pensaba no tenía parte y por eso en silencio decide apartarse del rumbo que la vida de su prometida había comenzado a tomar a partir de esta percepción, de esto que ella le compartió, de que ella sería madre, no lo sabemos cómo José toma conciencia de lo que está pasando pero sí que es claro para él que el camino que Dios tiene para su mujer, para su prometida con la que está desposada y todavía no vive en común es un camino del todo particular y del cual él debe dar un paso al costado. Mientras José está en este pensamiento de cómo vincularse a esta realidad que lo sorprende el Señor se manifiesta en sueños para decirle que aquel que va a nacer de María es el Hijo de Dios, el Mesías, y que él es elegido para acompañarla en el camino a ella y a él como Padre adoptivo de aquel al que le pondrá el nombre, al que lo marcará con su propia identidad, la que Dios le da y que le participa a José, “Se llamará Jesús, el Emmanuel, el Dios con nosotros”,. José tiene, como María, una actitud de confianza, una confianza que se hace obediencia y una obediencia que termina por llenar de alegría el corazón de José y de poner en esa misma clave educativa en poco tiempo al que deberá aprender por el camino de la obediencia y del sufrimiento lo que significa vivir según la voluntad del Padre, el que nació de María sin pecado debe recorrer este particular camino que el Señor le invita a recorrer, en espíritu de fe, de confianza, de obediencia, como lo han vivido desde el comienzo de esta historia nueva que se abre, María, su madre, y José, su padre. Esta fe vivida por los padres de Jesús es todo una invitación que se nos pide en este tiempo, espíritu de fe, de confianza, certeza de que Dios guía nuestro camino y por eso obediencia sencilla y de corazón a lo que Dios nos pide, mucho mas allá de cuáles sean las circunstancias que rodean nuestra vida, tenemos que entresacar de la historia que estamos recorriendo en estos días de nacimiento y de vida en plenitud, la de Dios en medio de nosotros, las circunstancias precarias, limitadas, humanas, frágiles como son las nuestras, como son nuestras situaciones frente a la vida, de precariedad, de limitación, de fragilidad, y también de negación, de rebeldía al proyecto de Dios en aquello que llamamos pecado, que es este no reconocer que Dios es Dios y que nosotros somos sus criaturas, en medio de todo esto Dios viene a instalarse. El espíritu de María como de José nos ofrecen toda una posibilidad de celebrar en plenitud la navidad mucho mas allá de las circunstancias como las acabamos de describir. Vos podrás decir, navidad en mi casa… y la lista que vos podes hacer de tu pesebre real y concreto, de tu pobreza, de tus limitaciones, de tus fragilidades, de tus incoherencias, de tus desaciertos, de tus fracasos, de tus preguntas, sin embargo en ese concierto de oscuridades aparece esta luz de vida que realmente se manifiesta solo cuando hay un corazón como el de María y el de José que dice AMÉN al plan de Dios, amén a su proyecto, realmente creo que Dios nace para nosotros y trae un mensaje de salvación. Abrí el horizonte, ponele nombre a los desconciertos, a las contradicciones, a las sombras que rodean tu vida, nombre propio por lo que pasa dentro tuyo, nombre común por lo compartido con otros, nombre ajeno por lo que le ocurre a otro y que te suena como propio, ponele nombre a tus sombras, a tus oscuridades, a tus pobrezas, fragilidades, incertidumbres y deja que en el momento mismo de ir poniéndole nombre a todo lo que rodea un ambiente que no merece ser celebrado algo dentro tuyo comience como a despertarte de eso que viene en la Navidad y que es el regalo mas grande que Dios nos hace, que en todo esto Dios tomó la decisión y la determinación de instalarse en tu casa, de venir a compartir tu mesa, de abrazarte en el encuentro con los que queres, vos dirás y todo lo que me falta, lo que fui o lo que soy, yo navidad con Dios, en todo caso mi navidad puede ser una buena comida, un buen encuentro familiar; no alcanza, se te va a pasar y no te va a dejar nada en el corazón sino lo que deja una noche pasada a lo largo después de un día de trabajo que es mas cansancio que el que uno tenía cuando comenzó la fiesta, la Navidad es verdaderamente un mensaje de paz, de armonía, de luz, es un mensaje de reconciliación que no está en vos, está en Dios que te lo regala, pedícelo, pedí la Navidad para vos y los tuyos. Describí lo que te pasa, ponele nombre a lo que te ocurre, hacelo conciente, sacate el peso de vivir bajo la sombra de lo que no terminas de entender y ponele nombre para comenzar a decir que lo que te pasa es esto y que por eso tenes la cara que tenes en el día de hoy y no te animás a decir que va a ser Navidad, ponele nombre y dejá que Dios te diga en medio de todo esto creeme que yo quiero nacer en tu historia, quiero devolverte la alegría y traerte la paz y la reconciliación, creele a Dios que viene.
Por qué no celebrar la navidad, vos te has puesto a pensar que posiblemente no de para celebrar la navidad, si te dejó tu novio o tu novia posiblemente tu navidad sea de mucha melancolía si la anterior la pasaron juntos y celebrarla va a ser estar allí pero sin estar; si te separaste de tu marido o de tu mujer posiblemente no encuentres motivo para celebrar la navidad posiblemente para vos es juntarte con la familia y poner cara de que todo está bien cuando todo está mal; perdiste el trabajo, para vos no hay Navidad, no hay motivo para celebrar; te peleaste con un hermano de tu comunidad, qué vas a celebrar; hay una dificultad seria en el ámbito de la familia, hay diferencias, hay envidias; hay un montón de motivos por lo cuales tal ves vos y yo no tengamos motivos para celebrar la Navidad, si nos quedamos en ese plano, mas bien cada uno en su casa y nos dediquemos a lo nuestro que es lo que ya conocemos, este mundo donde se mueve nuestra vida, donde en realidad lo que termina por explicar lo que nos pasa es que se nos están yendo los motivos por los cuales jugarnos realmente en la vida y nos van robando en el fondo del corazón la esperanza de vivir, todo parece demasiado duro, si nosotros nos quedamos en nuestros motivos celebrativos seguramente no hay motivos, o nos ubicamos en un lugar distinto como lo hacen María y José o no vamos a tener la razón para celebrar.
María está embarazada sin entender cómo puede ser esto, José decide apartarse porque no entiende cómo puede seguir un camino que Dios marca para María y qué participación puede tener él, las circunstancias se van a complicar después también, porque van a ir a Belén y allí no van a encontrar lugar para que el niño nazca, cuado nace y todos van a saludarlo, los reyes, los que vienen de oriente le dicen váyanse porque Herodes anda buscando el Niño para matarlo y el exilio se hace sin vuelta a casa, las circunstancias para ellos eran celebrativas, había qué celebrar, es un drama, como posiblemente sea el tuyo pero había algo que hacía que todo esto se sumiera con alegría, con gozo, con paz, con decisión y con determinación, que nadie podía robar la fiesta, ni Herodes ni la ausencia de un lugar donde el niño naciera, ni la comprensión o la incomprensión de los padres, nada podía robar la fiesta de lo nuevo que Dios estaba haciendo.
Por qué si celebrar, sencillamente porque la historia empieza a tener un rumbo distinto a partir de la presencia de Jesús en la historia de ellos y en la historia nuestra, para eso hay que creer que Dios ha venido a instalarse en medio nuestro, en medio de todas estas historias de ellos, difíciles de entender que Dios este en cosas tan complicadas y en medio de tu historia difícil de entender en medio de todo el embrollo que tenes, el de adentro y el que te rodea, porque sí, porque Dios viene. Si la paz que vamos a buscar en la Noche Buena va a ser equilibrar las fuerzas que están en tensión, la paz no es ordenar ese equilibrio, la paz de la Navidad es la certeza de que en medio de todos nuestros líos Dios está, creer que Dios está, ha nacido, como nació en Belén ha nacido en tu casa, en tu mesa, anota porqué no podes celebrar la Navidad que es un buen motivo para decir porqué si hay que celebrar la Navidad, en los motivos donde no hay motivos están los motivos de la Navidad, ahí donde vos ves oscuridad ahí hay Navidad, donde vos ves sombra, conflicto, dificultad, donde la cosa no esta resuelta, donde hay preguntas ahí hay Navidad si le crees a Jesús que vino a nacer en circunstancias familiares también difíciles, para sus padres no fueron fáciles las cosas sin embargo él hizo presente el nuevo nacimiento de la humanidad, también tu nuevo nacimiento, creele, ahí donde vos no encontras motivo Dios encontró el gran motivo decirte que ha venido para acompañarte en todo lo que te pasa y a sacarte de los lugares de donde no podes salir porque ha nacido el que te trae la paz.
Tenemos que ubicarnos frente a la desmotivación de la Navidad, por todo lo que nos ocurre, como María y como José, preguntando qué es lo que pasa Señor, cómo puede ser esto y al mismo tiempo creyendo, sabemos que vos estas, en esta enfermedad vos estas, en esta lucha mía vos estas, en esta tristeza de mi corazón vos estás, en esta búsqueda vos estas, en medio de esta dificultad donde nosotros no nos encontramos, donde históricamente nos hemos enfrentado vos estas Señor, decirlo sencillamente. Una respuesta a ese acto de confianza donde Dios está y que verdaderamente cambie el rumbo de la historia, ni en el tiempo ni en el modo tenemos que aferrarnos a un esquema de cómo nosotros quisiéramos que fueran las cosas, hay que decirle vos estas en medio de todo esto y vos vas a dar respuesta por tu nacimiento, por tu presencia que va a ser seguramente mas de lo que yo me espero o imagino, abrirnos a la sorpresa de Dios, no a lo que yo entiendo, a lo que mi expectativa afectiva guarda en el corazón de que lo que me pasa deje de ser como me pasa y comience a ser como yo quiero, deseo o espero, decite y decile, el Señor está, vos estas y a partir de allí abrite a todo lo que Dios es capaz de hacer cuando se hace presente, mas de lo que vos te imaginas, soltate en las manos de Dios y celebra desde allí, en la oscuridad de la fe, en medio de las dificultades, cuando no todo está puesto en orden, celebra la Navidad como la celebraron ellos que en el momento mismo en el que el Niño había nacido recibieron otra noticia, Herodeas anda buscando el Niño para matarlo y partieron con Navidad, qué les esperaba, algo mas grande de lo que ellos hubieran recibido si volvían a Nazaret, Dios tiene sus caminos, para vos también. Cuando te pares frente a los no motivos y a tu lista de porqué no celebrar la Navidad ahí mismo deci aquí Dios está, en esta mesa, en este encuentro, en esta ausencia, en esta dificultad, en esta crisis, en esta búsqueda, en lo que me pasa, Dios esta y si eso es así cómo no celebrar la Navidad, no hay un no motivo que pueda con la presencia de Dios que está y viene para nacer en esta Navidad.
Padre Javier Soteras
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