15/09/2022 – Laura Lewin, especialista en educación y crianza, se refirió a cómo ayudar a los niños a ser resilientes. “Una cosa es fracasar y otra pensar que no servís. La resiliencia consiste en desarrollar habilidades socio emocionales. Es una especie de resorte, es capitalizar la experiencia no tan grata”, manifestó Lewin. “El niño tiene que saber que el foco tiene que estar en el esfuerzo, hay que amar a los niños como son”, añadió.
“La resiliencia emocional es una de las habilidades más importantes que deben desarrollar los niños. Es la capacidad que tiene una persona de recuperarse frente a la adversidad y seguir adelante. Cada niño y cada niña tienen un camino a recorrer; y, como adultos responsables de su formación, no podemos quitar todas las piedras que encontrarán en el sendero. Pero sí podemos mostrarles qué piedras vale la pena pisar, cuáles esquivar y cómo levantarse fortalecidos ante un tropiezo. Crecer implica cometer errores. Pero equivocarse puede ser una experiencia en la cual nuestros hijos ensayen la resiliencia emocional. Esto implica capitalizar los desafíos y los obstáculos para volverse más fuerte y estar mejor preparado para una vida llena de sorpresas. Si como adultos nos enojamos con los chicos por cometer errores, ¿cómo harán para no tener miedo de arriesgarse más adelante y tomar riesgos?”, reflexionó Lewin.
“Todos los chicos desafían, en algún momento, a sus padres. Es lógico y natural. Lo que no es lógico ni natural es que el desafío sea constante, que se ponga a prueba la autoridad de los adultos o que sea el niño quien mande en casa. De la misma manera, tampoco es lógico ni justo que el mal humor, los caprichos y la falta de respeto reinen en un hogar, por falta de límites o expectativas claras. Y muchas veces esto sucede a pesar de que los padres intentan diariamente lo contrario. Sin dudas, ante este cuadro de situación, nos llenamos de angustias, frustraciones y de un gran agotamiento físico y mental Lo primero que debemos entender es que la actitud desafiante de un niño no tiene una intención determinada. Esperar a que nuestros hijos mejoren su conducta desafiante por sí solos es no comprender que debemos ayudarlos a desarrollar las habilidades necesarias para relacionarse con ellos mismos y con los demás. Los niños no desafían porque quieran hacerlo ni porque sean malos; lo hacen porque no conocen otra manera de manejar sus emociones. La clave no está en querer controlarlos, sino en enseñarles a controlar su conducta”, resaltó la especialista.