07/02/2019 – “Más allá de educar a nuestros hijos en la inteligencia, tenemos que estar más comprometidos y apostar más a la educación integral de la persona”, comenzó diciendo la licenciada Andrea Irigoyen de Sotz, Orientadora familiar, Lic. en Relaciones Públicas, Máster en “Hacer Familia” de la Universidad de Navarra, España, en torno al tema: Cómo educar los sentimientos y reconocer las emociones.
Continuó indicando que “Tenemos que estar ocupados y preocupados en descubrir los tesoros que hay en cada uno de nuestros hijos y hacérselos potenciar y a ellos hacérselos reconocer, para que puedan crecer más humana y completamente como personas en su integralidad”, señaló la licenciada.
“El problema -agregó- en general es que no nos sabemos comunicar, o no nos podemos comunicar, y en realidad, lo que no sabemos es reconocer muchas veces que es lo que nos pasa a nosotros y que es lo que le pasa a los otros, entonces empieza a haber un ruido en las relaciones interpersonales”.
En este sentido, Andrea resaltó que “Lo importante para conocer a nuestros hijos, es estar con ellos, porque las palabras se las lleva el viento”, previno.
“Porque hay que estar atentos a los que les pasa, a través de sus gestos, miradas”, completó Andrea.
Sostuvo además que “Es fundamental el intercambio de opiniones entre aquellos que participan en la educación de los niños, padres, abuelos, escuela…”. Y destacó que “Es un tema clave que los padres en las primeras etapas, cuando los chicos están creciendo, charlen acerca de cómo ven a sus hijos y de las distintas posibilidades para solucionar los problemas que se presentan en este tema”.
“Es importante que los padres lleven una agenda donde puedan plasmar lo que les pasa – propuso Andrea- porque si no saben reconocer sus propios sentimientos, tampoco van a poder ayudar a sus hijos en este tema”.
“Cuando vuelven del colegio los chicos vienen cargados de cosas por contar, de sentimientos que no saben reconocer”, indicó la profesional. Por eso, “este es el momento para pedirles que nos cuenten cómo vivieron su día, hacerle preguntas -propuso- ¿Y qué te pasó? ¿Cómo te pasó? ¿Cómo te fue con la maestra? ¿con tus compañeros?”.
Por otra parte, destacó que “Si queremos que nuestros hijos nos cuenten las cosas, tenemos que ganarnos su confianza, esto es el pie al diálogo, es el pie a tener una buena relación”, indicó.
Propuso además hacer un listado de algunos sentimientos y pensar en ellos, para reconocer cómo estamos en esta área:
“Tristeza; alegría; angustia; incertidumbre; si estás irritada; si te sentís violenta; si sentís admiración por los demás; si perdiste la confianza o no; si sentís envidia”. “Hay que hacer una autoreflexión que nos ayude y de esta manera podamos ayudar a nuestros hijos”, acertó la licenciada.
Finalmente, Andrea Irigoyen de Sotz, Orientadora familiar, señaló que “Poner el corazón en todo, si lo hacemos con el corazón vamos a tener sentimientos más profundos y esto se reflejará en la sociedad toda”, concluyó.
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