Cómo estar en armonía consigo mismo

viernes, 9 de abril de 2010
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En esta segunda visita a la Argentina quiero señalar un detalle anecdótico de delicadeza: es la segunda vez que Anselm Grün cruza el Atlántico, las dos veces que lo hizo vino a Argentina y en esta segunda oportunidad lo hace acá en Córdoba. Le espera en junio una visita a Méjico y otra a Estados Unidos… pero después de Córdoba.

 
El Padre Anselm Grün nació en 1945, en enero. Es Doctor en Teología. Pertenece a la Orden Benedictina de la Abadía de Münsterschwarzach. Es en Alemania uno de los escritores de espiritualidad más leídos y más seguidos. Anselm Grün ha editado más de 200 títulos, muchos de los cuáles han sido traducidos a 28 idiomas. Lituania, Praga, su último viaje fue a Taiwán en donde son conocidas sus obras. En Argentina se han editado más de 60 títulos. Con ocasión de la primera visita del Padre Grün a la Argentina hace dos años se presentó el libro: “¿Por qué a mí?, desde entonces a la fecha se han vendido más de 25.000 ejemplares. En esta oportunidad su visita se encuadra en la presentación del libro “Una espiritualidad para que mi vida tenga sentido”. Una de sus últimas obras en Alemania, sobre “El arte de envejecer” que todavía no ha sido traducido, en los últimos dos meses se han vendido más de 25.000 ejemplares. El padre Anselm Grün es profeta en su propia tierra y es profeta en todo el mundo, es por eso que le pido a la directora de Editorial Bonum que haga una presentación de esta conferencia.

 

Directora Editorial Bonum: Buenos días. De mi parte y de parte de la Editorial Bonum es un gran placer, otra vez, disfrutar su visita y llenarnos de mucha espiritualidad. En este caso el libro que bien va a explicar el Padre Anselm Grün es “Como estar en armonía consigo mismo”, son los caminos espirituales hacia el espacio interior, Editorial Guadalupe y El verbo divino. En este libro presenta las causas y formas del rigorismo de la piedad tradicional y de la vida de cada día, pero al mismo tiempo nos muestra los caminos para llegar a una armonía consigo mismo y con los demás al crearse un mejor sentimiento del propio valor y así poder afrontar consecutivamente los sentimientos de impotencia. Bien  breve, como dijimos, porque ahora  lo vamos a disfrutar al Padre Anselm Grün, con un gran aplauso.

 

-Padre Anselm Grün: Queridas hermanas, queridos hermanos, hay distintas razones para no estar en armonía con nosotros mismos. Por un lado está el temor a nosotros mismos. Hay una historia que nos habla de un hombre que va caminando y ve detrás de él su sombra. Esto lo molestaba mucho y por esa razón caminaba cada vez más rápido. Cada vez que miraba hacia atrás seguía viendo la sombra que lo seguía, entonces el hombre caminó y caminó hasta que cae muerto. La historia finaliza con la frase: “Hubiera bastado que se sentara a la sombra de un árbol para poder superar su propia sombra”. Para nosotros, los cristianos, esta imagen de la sombra del árbol es una imagen de la cruz que es una imagen de la unidad de todas las cosas contrapuestas. Si nos ponemos o nos sentamos a la sombra de la cruz nos podemos decir que sí a nosotros mismos aún con todas nuestras contradicciones.

            En el pasado yo dicté muchos cursos para la juventud y a veces también para un curso de familias donde hicimos una caminata por el bosque y con los jóvenes siempre tenía una hora de silencio al caminar, cosa que gustaba mucho a los jóvenes, pero luego, en el círculo de familias, yo pregunté si también querían hacer silencio y la mayoría estaba a favor, pero había dos mujeres que se oponían. Decían “los niños no lo pueden hacer” y yo les dije “no tienen por qué temer, los niños pueden hacer silencio muy bien”, los chicos estuvieron entusiasmados, volvieron al día siguiente y me preguntaron si podíamos volver a hacerlo con los lindos pensamientos, porque hacer silencio significa lindos pensamientos, y otra mujer me dijo “no puedo hacerlo” y entró en pánico, ¿por qué?, evidentemente tenía temor que la propia verdad le surgiera y la verdad no es tan ideal como a ella le hubiera gustado, pueden surgir desilusiones, de que la vida no es como la había vivido, el temor a sus propios errores y debilidades o podrían surgir sentimientos de culpa y puesto que tiene temor de enfrentarse a su verdad siempre se tiene que encontrar en movimiento y se sobre exige a si misma con su propia rapidez interna. Jesús nos dice: “Sólo la verdad los va a liberar”, sólo si nos enfrentamos a la verdad podemos llegar a la armonía con nosotros mismos, pero con esta verdad es importante, la debo mirar porque es aceptada totalmente por Dios, es importante que yo confíe en que todo lo que tengo es aceptado por Dios. Este es el primer aspecto de la armonía con uno mismo, y hay distintas causas por las cuales no estamos en armonía. Una de las causas son los sentimientos de culpa.

            Con frecuencia encuentro personas que no se pueden tranquilizar porque en cuanto encuentran tranquilidad, de pronto empiezan a desgarrarse a sí mismos con sentimientos de culpa. Una mujer me relataba que no estuvo presente al fallecer su madre si bien la había cuidado mucho, pero justo a la hora en que salió a hacer unas compras falleció la madre y ella misma no se podía perdonar el hecho de no haber estado presente. Durante todo un año estuvo dando vueltas a esta idea del porqué no había estado presente, no encontraba tranquilidad y se desgarraba con sentimientos de culpa. Yo le dije que en primer lugar su madre no le va a hacer reproches, no es una culpa que debe cargar, seguramente usted quería lo mejor, y hay personas que esperan a que el hijo esté junto al lecho de muerte para morir pero también hay personas que mueren exactamente en el momento cuando no hay nadie presente porque tal vez tienen temor de que los otros no lo dejen ir. No había una culpa pero ella se mantenía siempre con sentimientos de culpa y nunca era ella misma. Por eso es importante disminuir los sentimientos de culpa, presentárselos a Dios y confiar en que Dios nos perdonará, pero también me tengo que perdonar yo mismo, y la pregunta de por qué las personas no se perdonan es porque no han satisfecho su propia imagen ideal. Esa mujer no cumplía con su imagen ideal de estar presente en la muerte de la madre. La pregunta es ¿cuál es la voluntad de Dios? Esa evidentemente no fue la voluntad de Dios porque seguramente ella hubiera estado presente pero ella absolutizó sus propias ideas y no pudo confraternizar consigo misma.

            Un área importante por la cual a veces no estamos en armonía con nosotros mismos es la falta de autoestima. Conozco muchas personas con falta de autoestima. Tienen temor, no pueden hablar tan bien como otros, son tímidos, inhibidos, se bloquean, y también se hacen una imagen ideal de que deberían ser seguros, y puesto que no son seguros no se atreven a mezclarse con la gente.

            Desde algunos pensamientos de la psicología y luego desde la Biblia quisiera relatarles como podemos desarrollar una buena y sana autoestima. Ante todo la madre tiene la tarea de transferirle a su hijo la confianza primigenia de que el hijo se sienta bienvenido en este mundo, que se sienta protegido y aceptado. Esto es una función muy importante de la madre. Claro que esto no siempre se logra como debiera ser, pero es importante que la madre no se reproche luego, y que el hijo o la hija no le hagan reproches a la madre sino que simplemente se diga que “si ella me dio lo que me pudo dar, tal vez fue porque ella misma no tuvo la confianza que yo esperaba pero yo debo manejarme con lo que si he recibido”, esta es mi responsabilidad el desarrollar autoestima o no. El padre desarrolla otro tipo de autoestima, el fortalece las espaldas, el dorso, la columna, es decir que le da valor al hijo para salir al mundo, de arriesgarse. Un psicólogo dijo cierta vez que la adicción es reemplazo de la madre y que la ideología es el reemplazo del padre, es decir que no es que la madre o el padre sean culpables. Si no tengo la protección en mi niñez o si no la viví tan bella o atractiva como para querer salir del nido, entonces me quedo sentado, la adicción es el sustituto de la madre, me quedo siempre en el nido y nunca tengo mi propia fuerza. La ideología es el sustituto del padre, es decir que si alguien no tiene columna vertebral necesita un sustituto externo, es decir que hacia afuera las personas parecen ser muy seguras pero en realidad no es seguridad ni autoestima sino que es una rigidez interna de las personas que no les hace bien en última instancia. Con estas personas no se puede discutir, muchas veces tienen temor a hundirse, de no poder plantarse bien en esta vida. Si una persona, o un niño no ha recibido de sus padres esta autoestima entonces nos preguntamos ¿tendrá desventajas durante toda su vida? y yo creo que no porque no se trata de ser seguros y presentarnos con seguridad sino de arreglarnos con nosotros mismos tal como somos, también con nuestra timidez y nuestros miedos. Pueden existir pero lo importante es decirnos si a nosotros mismos con nuestras limitaciones y esto exige despedirse de las ilusiones que nos hemos hecho de nosotros mismos, ilusiones de que siempre debemos ser fríos, tranquilos, seguros; estas son exigencias desmedidas a nosotros mismos que nos impiden decir que si o estar en armonía con nosotros mismos. La Psicología de hoy dice que debemos dolernos de la mediocridad y vanalidad de nuestra vida para llegar a nuestro potencial y para llegar a nuestras propias fuerzas. Existen experiencias, también experiencias con Dios que nos dan una autoestima más profunda. Por el Bautismo experimentamos que somos hijos e hijas de Dios, Jesucristo “Tu eres mi hijo amado, mi hija amada y a ti te aprecio”. Hay un libro de Karl Frielendorf que  habla del sobrevivir al vivir, considera que muchos niños en su infancia solo tienen un derecho a vivir muy limitado, sólo puedes existir si logras algo, si te portas bien, si no causas problemas, si tienes éxito, y considera que el chico que trasmite que si sólo si es bueno cumple con las expectativas, se esfuerza por lograr algo para ser visto, nunca dará su propia opinión por temor a no ser apreciado tanto pero Frilendorf dice que estas son estrategias de sobre vivencia pero no es vida. Sólo podemos vivir si experimentamos el derecho a existir sin condiciones. Esto suena muy bien pero yo conozco a muchas personas a quienes les cito estas palabras del bautismo “Tú eres mi hijo amado y te amo”, ellos escuchan pero no lo pueden sentir, es demasiado teórico para ellos. Una mujer que sufría por su autoestima me dijo cierta vez: “si, lo escucho”, pero solo cuando escuchó estas palabras en sueños realmente las pudo creer y fue una realidad interior. Creo que necesitamos esta experiencia del bautismo, tenemos que dejar que estas palabras penetren cada vez más en nosotros para saber que somos aceptados, que no tenemos que demostrarlo sino que soy aceptado tal como soy. Frielendorf habla de Martin Luter que también sufría de falta de autoestima y de situaciones depresivas, y el talló en su escritorio: “Soy bautizado” es decir, estoy aceptado, y este conocimiento nos puede ayudar a desarrollar una autoestima sana. Y hay experiencias de Dios como por ejemplo la de la mujer que me relató que de pronto en las vacaciones, en una zona muy bella, estaba plena de armonía, se podía decir sí a si misma y yo creo que estas experiencias de Dios que recibimos de misericordia pueden compensar lo que tal vez no hemos recibido en nuestra educación, lo importante es que nunca culpemos a nuestros padres de haber recibido muy poco sino que sepamos manejar lo que hemos recibido.

Hay dos vías más de la psicología hacia la autoestima que quiero mencionar, una es la psicología de Young que diferencia entre el ego y el sí mismo. El ego, el yo, es la parte conciente de la persona, quiero causar una buena impresión, quiero plantarme bien, quiero dar una buena imagen. Este es el ego que tiene una importancia y el sí mismo es el centro de la persona en armonía con sí mismo y sólo llega a sí mismo si también admite la imagen de Dios en si misma, y quien está en contacto con el si mismo ya no necesita presentarse bien hacia afuera, no tiene que demostrar seguridad sino que está en armonía con su verdadero yo. Joung considera que a esta armonía se llega solamente si uno acepta también sus propios lados oscuros, los lados de sombra. Joung considera que todas las personas son polares, el amor y la agresión, la razón y los sentimientos, la disciplina y la indisciplina. Si yo vivo concientemente uno de los polos el otro queda en la oscuridad y tiene un efecto destructivo pero la sombra no es mala en sí misma sino que si la acepto también es una fuente de vida donde desarrollo nueva fuerza en mi mismo. Este es el concepto de Young que nos libera de esa presión que tenemos que presentarnos bien ante todos los otros. Ustedes conocen seguramente a personas que se presentan muy seguras pero que por detrás muchas veces hay temor. Yo acompañé a un político que cuando daba discursos todos los demás tenían temor porque manejaba muy bien el arte de la palabra pero que cuando se sentaba entraba en pánico porque tenía miedo porque detrás de su fachada de seguridad encontraran todas sus flaquezas. La autoestima, en consonancia con uno mismo, solo la encuentra quien está de acuerdo con sus fortalezas y sus debilidades, caso contrario se vive siempre pensando que los otros podrían descubrir sus debilidades.

El otro concepto en la psicología es el concepto de la psicología transpersonal , es decir, el sí mismo verdadero no es el resultado de nuestra historia de vida sino que hay un espacio interior en nosotros donde vive Dios y donde vive Cristo, y donde vive Cristo dentro mío ahí entro en contacto con la imagen original que se hizo Dios de mí mismo. A esto muchas veces no lo puedo describir pero es una percepción de que hay algo en mi interior que me supera, que no tiene que ser muy seguro hacia afuera, pero yo siento que soy un secreto. La filosofía estoica lo llama “ser auténtico” donde la persona es uno mismo, pero Romano Gordini un teólogo de la década del cincuenta dijo cierta vez: “Dios expresa una palabra original sobre cada persona en su nacimiento que solo se adecua a cada persona y esta palabra de Dios en mi debe ser transmitida en este mundo, ya no se trata de ser seguro sino de ser auténtico. Ahora la pregunta es ¿cómo reconozco esta palabra? Esto muchas veces no se puede describir pero hay una sensación de que para uno es la alegría, para otros la belleza o el corazón amplio, o el amor, el ayudar al prójimo, el coraje, una palabra que sea visible, y desarrollar la autoestima significa ser auténtico, significa entrar en contacto con esta imagen original, entonces mi vida está en armonía y ya no es tan importante cómo me presento hacia afuera. Muchos hacen depender la autoestima de su presentación hacia afuera, si se sienten seguros o si se aprecian sus inhibiciones o no. Joung nos dice que Cristo no sólo es la persona que vivió en aquel entonces sino que es un arquetipo del sí mismo, ahí entramos en contacto con nuestro yo interno y ese sí mismo ya no se puede describir. A veces a las personas yo les doy la tarea de así como después de la resurrección Jesús les dijo “no soy yo mismo” les doy la tarea a las personas que manejen la palabra “no soy yo mismo” y se van a dar cuenta que muchas veces no soy yo mismo sino que me comporto de acuerdo a las expectativas de los otros, me adecuo en el trabajo, me adapto a la familia, a mi círculo de amigos, estoy determinado desde afuera, no soy yo mismo, es decir, debo cumplir expectativas. No tengo que “actuar” bien sino estar en armonía conmigo mismo y esto nos da una sensación de libertad interior.

Otro ejemplo: yo acompañé a un sacerdote que trató de meditar, hizo un curso de meditación, le resultaba importante meditar todos los días, pero de pronto hubo una gran resistencia, durante medio año ya no meditó, tenía sentimientos de culpa, conciencia sucia de que si no estaba viviendo bien su sacerdocio, yo dije: la resistencia a la meditación tiene un sentido, ¿por qué no meditas?, ¿cuál es la resistencia?, y ahí quedó en claro que la resistencia que pensaba que sólo meditando todos los días el sería un buen sacerdote. El quería demostrarle a su padre o a su propia imagen de sí mismo que era una buena persona y que tenía que ejercitar la disciplina pero en la conversación quedó en claro que era algo impuesto, no era algo pensado por el mismo sino que era como el gran maestro que le está imponiendo algo, entonces yo le di la tarea de que meditara durante una semana las palabras “no soy yo mismo” aunque estuviera sentado frente a Dios o ante el Santísimo en la Iglesia meditando. Yo estoy frente a Dios y no tengo que demostrar que estoy orando todos los días o meditando sino que la meditación es el lugar donde entro en contacto con el si mismo.

Bien, ahora quiero mirar una historia bíblica, que para mi es maravillosa, donde se describen varios tipos de falta de autoestima y al mismo tiempo la sanación. Cómo reacciona Jesús, cómo nos sana y cómo nos lleva a una buena autoestima. Es la historia en Juan 5, en el lago de Bethesda, donde muchos esperaban que el agua surgiera, que si entraban primero al agua se iban a sanar, y se relata que hay muchos enfermos y se enumeran cuatro tipos de enfermedades y se podría decir que son cuatro tipos de falta de autoestima.

 Unos son los paralíticos, nosotros también decimos que el temor nos paraliza, no me animo a salir de mi mismo, podría hacer un papelón y no me podría perdonar yo mismo el estar tartamudeando, sentirme inseguro, ruborizarme, yo no me podría perdonar esto por eso estoy como paralizado, no me animo a acercarme a las personas. Esa es una de las formas de autoestima, el paralizarse, el temor a las propias inhibiciones, inseguridades, esa es la reacción.

Los segundos son los ciegos representan las manchas, partes ciegas que nosotros mismos no queremos mirar. El ser ciego muchas veces está relacionado con que tenemos de nosotros mismos un ideal muy elevado pero nos negamos a mirar nuestra propia realidad, nuestra propia realidad es banal y no es tan maravillosa como nosotros la imaginamos. Ustedes conocen la historia de salvación en donde Jesús sana al ciego. Primero escupe al piso, es decir que hace barro y se lo pone en los ojos al ciego diciéndole que su ceguera está relacionada con el hecho de que te sobre exigiste, que tus imágenes son demasiada elevadas, tienes que volverte a la tierra, humildad tiene que ver con humus, con tierra, es decir, tener el coraje para bajar a su propia humanidad, al terreno, tienes que amigarte con la tierra en ti mismo, no sos solamente puro y completo. Solo si te reconcilias contigo mismo. Y luego le indica que se lave y esto implica que Cristo mismo me acepta y a sus ojos soy puro, entonces yo también puedo abrir mis ojos y mirar mis lugares oscuros, ciegos. Una conocida mía es médica oftalmóloga y me relata que en algunos casos, y lo digo con mucho cuidado, algunos pacientes no quieren ver, no quieren mirar su propia realidad. En la asistencia espiritual a veces experimenté que las personas miopes de pronto comenzaron a ver mejor porque tuvieron el coraje de mirar su propia verdad. Si nosotros miramos nuestra propia verdad esto también se puede expresar corporalmente y nos miremos mejor a nosotros mismos, pero se trata también de la ceguera interior y esto siempre tiene que ver con las imágenes demasiado elevadas de nosotros mismos y de la negación de aceptar nuestra humanidad.

Los terceros son los tullidos, son las personas que no han crecido tal como lo quisieran, se puede entender corporalmente, que no aceptan su cuerpo, o que no cumplan con la imagen ideal de la moda de hoy, de la belleza y por eso se ocultan permanentemente, se avergüenzan. Esto es un aspecto. También son tullidos aquellos cuya psique no es la ideal, que también tienen sus modelos eróticos que influyen en ellos; este también es un obstáculo para aceptarse a uno mismo y entrar en armonía.

El cuarto tipo de enfermedad relata que había una persona que venía enferma desde hacía 38 años. Cuando el Evangelio de Juan trae números siempre estos tienen un significado más profundo. ¿Qué significa el 38? Los judíos emigraron de Egipto a la tierra prometida desde la esclavitud y la dependencia a la tierra prometida donde eran libres, donde podrían ser ellos mismos y vivir.  En realidad ya habían llegado a la meta después de dos años, pero puesto que se habían revelado contra Dios, Dios les ordenó migrar otros 38 años por el desierto hasta que hubieran fallecido todos los hombres capaces de portar armas, es decir,  el arma está para delimitar. Este hombre de 38 años ya no se puede limitar frente a otros, refiere todo a sí mismo, ustedes lo han podido experimentar en el ómnibus por ejemplo, si hay dos personas hablando entre ellas de inmediato tenemos temor que estén hablando de mi. O dos se ríen y enseguida pensamos que se ríen de nosotros. Si uno mira con tristeza de inmediato nosotros tenemos sentimientos de culpa y preguntamos qué hicimos mal. Se refieren todo a sí mismo, no saben delimitar estas percepciones. En la psicología se habla de personas confluentes que en el grupo familiar siempre tienen sentimientos de culpa, todo lo que sale mal en la familia lo refieren a ellos y eso conduce a un conflicto. Yo conocí a una mujer, y esta es a veces una característica típica de una persona depresiva el sentirse culpable de todo, el esposo sufría de cáncer y ella penaba que era culpable del cáncer de su marido, se sobre exige, se siente culpable de todo, ahí uno ya no se puede delimitar de lo demás, ahí uno pierde su propio centro. Ahora la pregunta es ¿cómo sana Jesús esta falta de autoestima? Son cuatro pasos.

 El primer paso es que Jesús lo mira. En alemán decimos que si miro a alguien entonces le doy reconocimiento, le doy aprecio, le demuestro que tú vales algo para mí. Es decir, mirándolo lo veo como a un ser único, miro a través de el y digo entonces eres único y digo está bien como eres, entonces el también se puede reconocer.

El segundo paso es que Jesús lo comprende, y yo creo que también es una palabra importante. En la terapia necesitamos tener esta experiencia de que alguien nos comprenda, nos entienda sin juzgarnos. No sé como se dirá en castellano pero la palabra en alemán de comprender tiene que ver con plantarse, con estar parado, con enfrentarse a sí mismo, y este prefijo pre   implica que alguien se planta o se para frente a mi entonces yo también a su sombra puedo estar parado frente a mi mismo. El prefijo significa para y si alguien se pone en mi lugar esta experiencia también es una ayuda. De Jesús decimos que su ser era pro existencia, el tiempo de pasión y de la muerte en la cruz que acabamos de celebrar es sobretodo la experiencia del para, El se entregó no tanto en relación a la culpa, que no tiene mucho que ver con la Biblia sino que El se puso en tu lugar, tu eres importante para El, El se entregó para ti y Juan dice que no hay un amor mayor que cuando alguien entrega su vida por los amigos. El que nosotros seamos sus amigos, que el nos considera sus amigos y se entrega, esto puede ser una razón para nosotros para poder desarrollar nuestra propia personalidad. El tercer prefijo es persistir, yo acompañé a una mujer joven que había sido abusada de niña, que había hecho muchas terapias y muchas veces en la terapia quedaba totalmente rígida de manera que el terapeuta llamaba a la emergencia y ahí volvían las viejas heridas hasta que encontró a un terapeuta que no tenía miedo aún cuando ella se ponía rígida, y una vez que lo superó también pudo superar su debilidad y de pronto sanó. Yo creo que es importante, veo a muchos padres que entran en pánico si sus hijos no se desarrollan normalmente cuando tienen problemas psíquicos, entonces les transmiten pánico, “eres un hijo difícil y tienes que ir al terapeuta”. Lo importante es que los padres se pongan a su lado, no tengan miedo y no tengan sentimientos de culpa “¿qué hice yo mal con mi hijo para que esté tan inseguro?” Si reacciono con sentimientos de culpa a los problemas de mis hijos seguramente no los voy a ayudar porque los sentimientos de culpa me debilitan a mi mismo. Pararse sin evaluar, preguntar a qué le tienes miedo, por qué tienes miedo, por qué no vas a la escuela, y esto al niño le da presencia y seguridad. Este es el segundo paso de la terapia, Jesús nos comprende, se para frente a nosotros, nos protege, se coloca en nuestro lugar y sufre nuestros problemas y nuestras inseguridades.

El tercer paso de la sanación consiste en que Jesús le pregunta ¿quieres sanar? Tal vez nosotros pensamos que naturalmente cualquier persona quiere sanar, pero en psicología hablamos de la enfermedad como gozo secundario. Por un lado queremos sanar pero a veces la enfermedad nos protege de asumir responsabilidades, entonces preferimos quedar enfermos y siempre tenemos una excusa. A veces en la asistencia espiritual uno piensa que todo el mundo quiere sanar pero muchas veces esperan que nosotros los sanemos, que nosotros resolvamos todos sus problemas, los terapeutas o los asistentes espirituales. Jesús no cae en esa trampa, yo no debo resolver tu problema sino que lo confronta con su propio problema, tú tienes voluntad, no sólo eres débil, no sólo eres limitado sino que también tienes una voluntad. Es interesante también que la psicología, sobre todo la de Freud, haya descuidado por completo la voluntad, la voluntad era algo negativo, se pensaba que reprimía todo. Un psiquiatra italiano también basó su psicología transpersonal sobre la voluntad. Toda persona tiene una voluntad, para subsistir, para atravesar problemas, para superarlos, para no abandonarse uno mismo. Es decir, Jesús toca esa voluntad, y de este desafío este enfermo reacciona con una excusa, se lamenta, “no tengo nadie con quien hablar, nadie me comprende, nadie tiene tiempo para mi, los demás tienen alguien que los lleve al lago, a mi nadie me lleva, siempre llego tarde, nunca recibí lo suficiente”, ustedes conocen todos   estos lamentos para justificar porque mi vida no es como debiera ser y culpamos a nuestra educación, y de todas estas novelas, de todas estas excusas del enfermo Jesús  no le dice “sos un pobre diablo, tené paciencia, yo te voy a quitar la enfermedad”, sino que lo desafía más, le dice: “levántate, toma tu camilla y anda” y esto es muy importante para mí. En un grupo de terapeutas una persona dijo cierta vez que estaba fascinado por la confrontación, la terapia desilusionante de Jesús, le dice: “te puedes levantar y le quita la ilusión de que los demás son los culpables de tu falta de autoestima. Para mí esta frase está llena de fuerza y de simbolismo porque todos nosotros desearíamos realmente levantarnos si supiéramos que desde ese momento vamos a ser seguros, vamos a presentarnos con seguridad y no nos vamos a poner inseguros por la crítica, no vamos a tartamudear, entonces todos quisiéramos levantarnos si ya no tuviéramos inseguridades ni inhibiciones. Jesús le dice: “levántate, toma tu camilla y camina”, el no sabe si realmente está sano, le dice “levántate” y la camilla es un símbolo de su parálisis, de su enfermedad, entonces le dice “toma tu parálisis debajo del brazo, llévala de paseo, puedes levantarte con tus inhibiciones y presentarte así a la gente, no debes ser seguro de ti mismo como aquel al que ya nada le importa y está a la moda, simplemente toma tu camilla y camina. A mi mismo personalmente me ayudó esta frase porque cuando yo hace 30 años comencé a dar cursos en nuestra casa de huéspedes estaba lleno de ambición y deseaba que la gente que viniera y nos escuchara le gustara y durante horas me rompía la cabeza pensando que ejercicios hacer y todavía pensaba durante mucho tiempo que hago, esto o lo otro, que sería más ingenioso o más sensato, o cómo lo hago mejor y realmente me robaba tanta energía porque yo quería ser perfecto, yo quería darme en forma perfecta. No era ser permeable, yo quería que la gente estuviera fascinada de mí y de mi método entonces la frase me ayudó, me ayudó decir levántate, toma tu camilla bajo el brazo y camina, muévete entre la gente, y si estaba en el salón en realidad no sabía que era lo que iba a hacer pero simplemente confié en que lo que haría funcionaría y que en realidad no importaba si lo que hacía no era lo correcto para ese momento sino que lo importante era el hecho de levantarse, de tomar la camilla bajo el brazo y de caminar. Si fallaba, fallaba, y eso también era posible y entonces la gente también podía ver mis inseguridades, también podían ver que de repente no estaba tan bien preparado y todo eso realmente confiere mucha libertad. Eso de poder levantarse, de tomar la camilla bajo el brazo y de caminar. La sanación no significa que a partir de hoy no vamos a tener problemas y vamos a tener una buena autoestima y ser seguros de nosotros mismos, sino eso significa tomar nuestra camilla bajo el brazo y caminar, y permitirnos ser como realmente somos, esa es la libertad bíblica que nos regala Jesús. Esta historia, sin embargo tiene lugar en el lago de Bethesda y San Juan solamente conoce tres historias de sanación, la sanación del hijo del empleado del rey, la historia del lago Bethesda y la historia del lago Chiló.

Todo evangelista entiende en realidad la sanación en forma diferente y la enfermedad en forma diferente.

San Marcos se vincula con los demonios, con los complejos, con las obsesiones, con los espíritus sucios que enturbian mi pensamiento y el Espíritu Santo nos libera de esos patrones de vida.

En San Lucas la enfermedad es un impedimento para el ser humano. Así como fue creado por Dios se ve impedido por el mundo, es decir que la sanación es lograr el estado puro, καθαρ?ς,?,?ν en griego, hacer al hombre bello y hermoso como fue originalmente.

 En San Juan la enfermedad siempre tiene que ver con estar escindido de la fuente divina y la sanación se da logrando volver a conectarse con esa fuente de Dios. Lo mismo que se estima como terapia cuando se dice que el hombre solo se sana cuando se vincula con lo luminoso. No conozco ningún paciente mayor de 35 cuyo último problema no fue realmente un problema religioso, y cuando se vuelca a integrar la religión en su vida, es decir lo divino, entonces el hombre se cura, se sana. La pregunta a cerca de, “cuando escuchamos estas historias de ¿cómo entonces esta historia me puede ayudar, si la interpreto, si la entiendo, entonces me puedo sentir de alguna manera identificado pero ¿cómo me puedo sanar yo, cómo puedo lograr yo mismo armonía conmigo mismo? Yo hago la experiencia que cuando presento estas historias a gente que sufre falta de autoestima, entonces la historia genera algo, pone en movimiento algo. Franz Kafka, el editor judío de Praga decía: “estas historias bíblicas son como un hacha para el mar helado de nuestros sentimientos frisados”. En la medida en que leemos estas historias entonces con estos sentimientos nos vinculamos con nosotros y se empieza a producirse algún movimiento, nos descongelamos, es una forma de sanar. La otra manera es, dado que estas historias se leen en la Eucaristía, San Lucas entiende a la Eucaristía como una dramatización, como un teatro y que esta historia es el guión; nosotros llegamos con nuestras inhibiciones, con nuestras parálisis, con nuestras, con nuestras cegueras, con esa imagen que en realidad no responden a nuestra imagen ideal, llegamos a la comunión y experimentamos a través de la hostia la pregunta, la obligación del “levántate, toma tu camilla y camina, conmigo puedes caminar, no hace falta que seas seguro porque yo estoy contigo, entonces camina tu camino y eso que sucede en la Eucaristía una y otra vez, con el mismo ritual, el Evangelio recibe una y otra vez un significado diferente. Y la tercera manera a través de la cuál esta historia bíblica ayuda es que Jesús no es solamente sanador externo que se nos acerca a través de la Palabra y de la Eucaristía sino que Jesús es también el médico interior de cada uno de nosotros, el nos sana en nosotros mismos, a través de nosotros mismos y eso hace que aumente nuestra propia autoestima.

 Podríamos observar en muchas de estas historias bíblicas como Jesús sana a algunas personas con poca autoestima y quiero relatar solamente dos, en San Marcos 3, la historia del hombre de la mano seca y si uno ve esa imagen de la mano seca se trata de un hombre que se adaptó, que teme quemarse la mano, que teme tocar a alguien teme vincularse con los demás porque puede llegar a errar, a fallar, entonces se retira, se margina para no llamar la atención.

El primer paso para la sanación, le dice Jesús: “párate en el centro, no sos marginal, párate en el centro y encuentra tu propio centro”. La sanación significa encontrar su propio centro, ponerse en contacto con el si mismo y sentir allí donde habita Jesús en mi.

Y conocerán todos la historia de los fariseos que lo esperan a Jesús y ven si está sanando y El los mira con ira y con tristeza y se nota que el tiene autoestima y confianza en sí mismo porque rodeado de tantos enemigos y fariseos El se encuentra en su centro, se encuentra vinculado con Dios, su Padre, los mira lleno de tristeza y de ira, de ira porque les dice “vos puedes sentir como quieras pero yo estoy en mi centro y puedo hacer lo que sea, yo no temo vuestra reacción ni tengo que demostrarles que está bien lo que estoy haciendo, tampoco tengo que pedirles permiso de hacer lo que yo siento desde mi centro. Jesús es auténtico, está vinculado en contacto con su Padre y eso le da el coraje para decir estira tu mano, abre tu mano, muestra tu fuerza a través de tu mano, porque tu mano te permite modelar, toma la vida en tu mano, toma la vida en tus manos y haz algo de esa vida y entonces esa historia que muchos de nosotros conocemos también cuando hemos retirado nuestra mano simplemente para no llamar la atención, nos hemos marginado, reducido cada vez más, y Jesús nos da el coraje de estirar la mano, puede ser que eventualmente corramos el riesgo de quemarnos, que seamos criticados o que nos rechacen pero eso también forma parte de la conformación de la autoestima, pero eso solo sucede en tanto y en cuanto yo no me defino a través de la aceptación por los demás humanos sino que hay algo más importante en mi, yo tengo el fondo en Dios y es eso lo que me permite estar parado.

Hay otra historia que todos ustedes conocen y que es la historia de Zaqueo, del que se decía que era pequeño, que trabajaba como tributario en el imperio y eso en realidad son tres características de que tenía complejos de inferioridad, era pequeño y se sabe que cuando uno tiene complejo de inferioridad entonces lo debe compensar, y hay diferentes formas en que una persona compensa su complejo de inferioridad: haciendo a los demás más chicos para compensar la pequeñez. En muchos seminarios de conducción sus gerentes confunden su gestión haciendo a los demás más pequeños para poder crecer ellos en estatura, pero en general son personas que están llenas de complejos de inferioridad que solamente se sienten grandes cuando empequeñecen a los demás. Ese es un aspecto. Por otro lado era rico. La riqueza en la Biblia no es algo equivocado en sí mismo, per se, sino que Young dice que la riqueza puede fortalecer a la máscara, que significa esto: una mujer me contaba que tenía un marido muy exitoso pero de alguna manera no podía hablar ya con el, no se le podía acercar al corazón porque el sólo conocía el éxito y el dinero, se sentía como escindido en su propio interior, que en su propio interior no tiene autoestima entonces a eso lo tiene que compensar y demostrar a través de la posesión externa y eso no le hace bien al ser humano porque se separa de su propio corazón y ya no es humano, ya no es persona, se vacía. Como soy administrador de la abadía también siempre tengo conversaciones con banqueros y hay realmente gente que van por su camino espiritual pero hay otros que solamente donde se nota que ahí solo vale el dinero, donde todo es fachada y en donde no se puede establecer un vínculo porque no hay vínculo que establecer. Es esta la manera de entender la falta de autoestima, y ¿cómo sana Jesús? Ustedes conocen la historia, el se adelanta y como es pequeño se sube al árbol, a la higuera, que en realidad era un árbol sin mayor importancia, pero subiéndose a ese árbol en realidad debe reconocer que es pequeño y este ya es un primer paso hacia la sanación. El segundo paso es que Jesús simplemente lo mira, mira hacia arriba, Jesús eleva su mirada hacia ese pequeño hombre y eso significa algo más profundamente, es decir que en realidad Jesús abre el cielo sobre ese pequeño hombre, le da una oportunidad, no le da a entender que solo es grande o pequeño sino que le da a entender que hay algo más que sólo eso y lo acepta, sólo lo acepta, le dice: “quiero ser huésped contigo” y esa experiencia de que Jesús lo acepta no poniendo condiciones sino simplemente así. Esa experiencia de ser aceptado lo transforma totalmente. Primero le da la mitad de su riqueza a todos aquellos a los que ha engañado, incluso les cuadriplica lo que les da y muchas veces esto es una manera de que cuando uno tiene complejos uno trata de ponerse en el centro y cada vez que se pone más en el centro se va aislando cada vez más, entonces no tiene amigos tampoco y sucedía así también era rechazado, el pecador era considerado aquel que en realidad no formaba parte de la comunidad y se lo rechazaba y Jesús corta ese círculo vicioso simplemente lo acepta entonces esa persona se transforma. Y realmente pienso que debemos confiar, porque cuando hacemos una experiencia así de ser aceptados incondicionalmente lo podemos elaborar, pero en algunos casos simplemente es gracia divina que un párrafo de la Biblia nos toque realmente en lo más profundo de nuestro ser a eso no lo podemos preparar, simplemente nos tenemos que abrir a que nos transforme, nos pare y nos haga caminar, eso es gracia de Dios. Pero tenemos que pensar que esa gracia de Dios es posible, que podemos sentir esa transformación.

Habría muchas otras historias bíblicas más, quizás algunas breves palabras a cerca de como

podemos practicar, ejercitar la autoestima. Por un lado está el reconciliarnos con nosotros mismos. Eso suena sencillo pero en realidad simplemente significa despedirse de todas las ilusiones que me he hecho de mi mismo. Erasmo de Rótterdam, un filósofo humanista del siglo XVI decía en una oportunidad que lo central de la felicidad consiste en querer ser aquél que sos, es decir, no decir “me debo aceptar como soy”, decir así como aceptarme con resignación no, sino ser conciente aquel que uno realmente quiere ser, estar agradecidos por poder ser aquel que soy, y conozco, de mi propia historia, tenía unos 25 años, pasé una severa crisis que me hizo conectarme con todas mi falencias, me volví muy inseguro, muy cohibido, muy inhibido y en realidad siempre había buscado la seguridad, empecé a dar ponencias y discursos, y sudaba terriblemente y me enojaba terriblemente porque  decía “bueno ahora van a pensar que va a hablar de psicología y el mismo tiene un tic” hasta que hablé entonces con un amigo y el me decía “entonces por qué no quieres cambiar, si puedes sentir, puedes sudar, simplemente eso denota que tienes sentimientos”, ¿por qué voy a querer camibar mis sentimientos? si yo me permito ser así, entonces simplemente desaparece. Al principio luchaba a través de libros psicológicos, meditación, trataba de controlarlo, y cuánto más pretendía controlarlo peor era y más me enojaba. Recién en el momento en que me lo permitía ya no tuvo más poder sobre mí, entonces ya no era más problema y creo que ese es el camino cristiano a seguir. Un autor alemán dice que “el arte de vivir consiste en que la heridas se conviertan en perlas, es decir, no decir “bueno, si, estoy disminuido en mi autoestima entonces por eso tengo que trabajar hasta lograr la seguridad de todos los demás”, no, porque quizás la falta de autoestima es la condición que hace que mi vida sea fructífera, para que yo desarrolle mayor sensibilidad por los demás.

            Durante mi estudio tenía que dar seminarios para gente joven, para aprendices que hacían su formación profesional y entonces tenía que darles charlas y en una discusión, eran jóvenes de 15 años, y uno en un momento se ruborizó terriblemente, para mi era evidente, yo realmente estaba inhibido y en absoluto iba a hacer referencia a ello, yo no lo iba a manifestar, pero mi hermano que estaba junto conmigo en el internado lo ridiculizó y le dijo: “¿qué te pasa que te pusiste tan rojo?” y realmente me hirió tanto, porque no el hecho de ser un buen educador hizo que yo no hablara el tema sino que ahí se había transformado la herida en perla, mi inseguridad se transformó en una sensibilidad mayor de ser más cauteloso, más cuidadoso con el otro y también ese sería un camino para ustedes, no sigan las ilusiones engañosas de tener que ser así o asá sino sean el que son, con sus inhibiciones, con sus inseguridades, y confíen justamente en que a través de su ser así van a poder ser una bendición para los demás, a través de su ser así van a poder ser abiertos. Noven, un teólogo holandés, hace 17 años inauguró nuestra Casa Colectia que es una casa que sirve para poder hacer terapia, para sacerdotes y monjas que necesitan recuperarse de síndromes de Burn Out, de agotamiento total, y allí es donde se van eliminando las corazas que armamos alrededor nuestro. Nos abrimos a nuestro si mismo, nos abrimos hacia el ser humano, nos abrimos a Dios y entonces la herida no es algo que nos inhibe y nos impide sino que nos abre hacia Dios, hacia nosotros y a los demás y es eso lo que les deseo a ustedes y es que sientan que sus heridas se transforman en perlas, que ustedes pueden ser como son.

Pero agregaré quizás una definición de felicidad. Walter Benjamin, un filósofo Judío escribía: “La felicidad consiste en poder experimentarse a sí mismo sin atemorizarse, es decir, que todo puede ser, porque todo lo que está en mi está aceptado por Dios”. Me tengo que despedir de todas las imágenes ilusorias que me hice, me tengo que despedir las expectativas de los demás. Simplemente tengo que reconocerme como soy, detenerme, sostenerme, y sentir que está bien ser como soy, porque reconoceremos que estar en armonía consigo mismo no es algo superficial, realmente requiere despedirme de mi mediocridad, despedirme y hacer el duelo de la pérdida de la mediocridad, pero eso me va a llevar a una libertad interior.

Y vemos una imagen más. Cuando pensamos en la armonía musical, la música no cuando es hermosa sino cuando tiene altos y bajos, disonancias y consonancias, armonía. Eso es lo que hace el estar permisible a todos los tonos, a los claros y a los oscuros, a los tonos disonantes y a los consonantes. Cuando todo puede confluir y ser, entonces mi vida va a estar en armonía conmigo mismo, entonces vamos a poder ser una bendición para nosotros mismos y para todos aquellos que viven con nosotros. Muchas gracias.

 

Animador: Muchas gracias, le estoy explicando al padre que estamos escuchando sus palabras tanto quienes estamos presentes aquí en el Hotel de la Cañada como aquellos que escuchan por Radio María tanto aquí en Córdoba como en todo el país, por eso le pedimos al padre una bendición especial para todos aquellos que estamos aquí presentes pero de manera especial aquellos que por diversas razones lo escuchan en todo el país y no pueden estar aquí.

 

 Padre Anselm Grün: Quiero invitarlos a levantarse. Dios, el Padre Misericordioso los bendiga, sostenga Su mano sobre ustedes, los bendiga, los refuerce con Su mano y les de libertad de cercanías amenazadoras, de gente que los quiera empequeñecer. Que el Padre les envíe su bendición como fuerza dentro de vuestra debilidad, como confianza en vuestras dudas, como seguridad en vuestros temores, como luz en vuestras oscuridades, como esperanza en vuestra desesperanza, como amor en todos aquellos sentimientos de no amor. Que Dios los bendiga, que su bendición los acompañe, los penetre, que todo en ustedes se convierta en bendición para los hombres, vuestras fortalezas y vuestras debilidades, vuestras seguridades y vuestras inseguridades. Que en todo sean permeables a Su bendición y así se vuelvan bendición para los hombres y para la ciudad y para el país. Que Dios los bendiga y los proteja en su misericordia. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.