¿Cómo fueron las primeras parroquias?

viernes, 24 de mayo de 2019
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24/05/2019 – En este año de 2019 y en el clima sinodal que vive la Iglesia arquidiocesana de Buenos Aires es bueno hacer un alto en el camino para recordar y celebrar los 250 años de vida de las parroquias más antiguas del actual territorio de nuestra Iglesia porteña. Ellas son San Nicolás de Bari, Inmaculada Concepción (C), Nuestra Señora de la Piedad y Nuestra Señora de Monserrat.
Después de casi un siglo y medio de la creación de la primera parroquia que fue la Catedral (1622) y hasta 1769, la villa de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires contaba solamente con un curato. El décimo obispo diocesano, Manuel Antonio de la Torre decidió crear nuevas parroquias sumándola a la de Catedral. Cada una de ellas estaban ubicadas
en lugares equidistantes de lo que hoy llamamos “casco histórico” que correspondía a la planta urbana de la época fundacional de Garay. La villa, en las primeras décadas del siglo XVIII había experimentado un notable incremento demográfico. De 2.000 habitantes que contaba en 1684, en 1744 ya alcanzaba los 12.000 y para 1788 la población llegaba a los 24.115. Era necesaria pues la subdivisión con el fin de proporcionar a los vecinos lugares de culto cercanos y para los sacerdotes un más atento cuidado pastoral en la aldea porteña que vertiginosmente crecía en dirección hacia el sur y al oeste. A parte de la parroquia de la Catedral, Buenos Aires contaba en ese tiempo, con varias iglesias y capillas públicas que pertenecían a las ordenes religiosas como Santo Domingo, San Francisco, Nuestra Señora de la Merced, Nuestra Señora del Pilar, San Ignacio, Nuestra Señora de Belén o bien las iglesias de los monasterios como Santa Catalina y San Juan Bautista, sin olvidar las capillas como San Miguel y Santa Lucía. En todas ellas, sus moradores -sin distinción de clases sociales- participaban de la Misa dominical y muchos de ellos integraban cofradías, terceras órdenes y realizaban actividades apostólicas, especialmente las obras de misericordia. Un antecedente de esta subdivición del curato de la Catedral se dio en 1730, cuando las autoridades civiles y eclesiásticas coincidieron en crear la vice parroquia San Nicolás de Bari en el cruce de las actuales Carlos Pellegrini y Corrientes  Ntra. Sra. de la Piedad, Inmaculada Concepción (C), Ntra. Sra. de Monserrat y San Nicolás de Bari y años más tarde, en 1748 la de Nuestra Señora de la Limpia Concepción (en el ángulo sur oeste de las actuales Independencia y Tacuarí). Esta condición de “viceparroquias” según las normativas canóncias de la época, permitía a estas iglesias poder administrar además de la Misa, los sacramentos del Bautismo y Matrimonio, y llevar además libros de sus registros, añadiendo el libro de Muertos en donde se consignaban las exequias y funerales. 1 El documento por el que el obispo de la Torre, crea las nuevas jurisdicciones parroquiales fue firmado el 3 de noviembre de 1769. Contaba además con la aprobación del gobierno civil –en razón del Real Patronato- y su texto se encuentra adosado a los respectivos libros de Bautismos de cada una de los nuevos curatos. Junto con la Catedral y las mencionadas viceparroquias de la Concepción y San Nicolás de Bari, se agregaron entonces otras dos: Nuestra Señora de Monserrat y Nuestra Señora de la Piedad y Monte Calvario2 Cada una de ellas contaba con su respectivo templo. Habían comenzado como pequeñas capillas de muy rudimentaria construcción y simple estilo que, con el paso de los años, se fueron ampliando y mejorando hasta llegar a conformar su aspecto actual. Tres de ellas, desde sus orígenes, se encuentran en la actualidad en el mismo sitio; no así la de San Nicolás de Bari que se encontraba en donde hoy se situa la Plaza de la República con el Obelisco y la traza de la avenida 9 de Julio. En 1936 el gobierno nacional para conmemorar el IV centenario de la fundación de Pedro de Mendoza quiso perpetuar la memoria del sitio en donde por primera vez flameó la bandera creada por Manuel Belgrano, justamente en una de las torres de San Nicolás de Bari. Con acuerdo entre el Arzobispado y la Intendencia de la Capital se procedió a demoler el templo colonial y construir una nueva iglesia en otra ubicación. El caso de la Inmaculada Concepción, es la jurisdicción más al sur de la planta de Garay, casi al borde del núcleo urbano. Se construyó la primera capilla en 1727 y en 1738 se la bautizó con el nombre de Nuestra Señora de la Limpia Concepción. Abarcaba toda la franja sur de la ciudad, donde se 1. Por tanto ambas iglesias cuentan con libros de registros de sacramentos anteriores a 1769. 2. La iglesia Catedral continuó como parroquia hasta 1830 cuando su jurisdicción fue dividida en dos, con los curatos de Catedral al Norte, con sede en N.S. de la Merced y Catedral al Sur, con sede en la iglesia de San Ignacio. Buenos Aires. La actual iglesia de la Concepciónencontraba la última fundación de los jesuitas en la ciudad antes de su expulsión (1767): Nuestra Señora de Belén (hoy San Pedro G. Telmo) y por la calle Larga del Sud (hoy Av. Montes de Oca), la capilla de Santa Lucía. Los orígenes de Nuestra Señora de Monserrat se remontan a 1750, cuando un catalán, Juan Pedro Sierra levantó una pequeña capilla bajo el patrocinio de la Virgen morena. Al poco tiempo y con la ayuda de los vecinos españoles especialmente catalanes y vascos se construyó un templo de ladrillos. El dato interesante es que en sus alrededores se estableció una notable población negra y mestiza. El oratorio que se encontraba dentro de la propiedad del portugués Manuel Gomes, fue el curato de Nuestra Señora de la Piedad y Monte Calvario, el más alejado del casco histórico y ubicada en dirección hacia el oeste. En este templo a fines de 1779, ingresó la beata María Antonia de la Paz y Figueroa, luego de su largo itinerario, para pedirle al Señor la luz y las fuerzas necesarias para proseguir con su obra de difusión de los Ejercicios Espirituales en esta ciudad. Podemos imaginarnos su ingreso, gracias a la obra pictórica de la francesa Léonie Matthis 3 En el contexto de la vida cotidiana colonial, cuyo ritmo es muy distante al de nuestrostiempos, no podemos olvidar el lugar notable que tuvieron las parroquias. Además de desarrollarse en ellas la vida cristiana de los habitantes, alrededor de ellas, se configuraron los primeros barrios de la ciudad; piénsese cuantos de los barrios actuales de nuestra ciudad tienen que ver con las advocaciones de las parroquias4. Fueron las células urbanas de evangelización y también los centros de interacción social y caritativa, como lo demuestran la notable profusión de cofradías y hermandades que profundizaban en la espiritualidad y devoción, pero también en las obras de caridad como la atención a los enfermos, los pobres y los desvalidos.

 

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