¿Cómo sanar nuestros rencores?

miércoles, 12 de octubre de 2022
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10/10/22- Como cada lunes el Padre Mateo Bautista, sacerdote camilo, nos acompaña en el programa “Acortando Distancias”, para abordar la temática de la elaboración de las heridas que nos dejan los pecados capitales.

 “Dentro del rencor hay gradualidad e intensidad, por ello, no nos tenemos que acostumbrar a los pequeños rencores. El rencor es una reacción ante una amenaza, esa reacción es el sufrimiento. No podemos acostumbrarnos a ese sufrimiento, porque nos quita la paz, nos hiere, nos quita la felicidad”, dijo el sacerdote.

Una historia que nos ayuda a discernir qué es el rencor

Dos hombres habían compartido injustamente una celda en prisión durante varios años, soportando todo tipo de maltratos y humillaciones. Una vez en libertad, se encontraron años después. Uno de ellos preguntó al otro:

– ¿Alguna vez te acuerdas de los carceleros?

– No, gracias a Dios ya lo olvidé todo –contestó-. ¿Y tú?

– Yo continúo odiándolos con todas mis fuerzas –respondió el otro.

Su amigo lo miró unos instantes, luego dijo:

– Lo siento por ti. Si eso es así, significa que aún te tienen preso.

 

Es bueno que todos apliquemos este principio: no demos a los demás permiso para hacernos sufrir. Junto a éste principio, tienen que ir otros dos: no darme permiso a mí mismo para hacerme sufrir y no darme permiso a mí mismo para hacer sufrir a los demás”, dijo el Padre Mateo. “En el fondo la persona rencorosa es una persona desvalida, muy impotente. El rencor es un callejón sin salida.”

 

¿Cómo me doy cuenta que tengo rencor?

Existe rencor cuando hay una tendencia de revancha, de ajuste de cuentas o de desprecio hacia otra persona. El rencor no necesariamente llega a la venganza, pero siempre enseña los uñas: despreciando a la otra persona, siendo indiferente al otro, como si no existiera. En ese desprecio estas demostrando que estas herido. Sanar cada rencor es una liberación”, expresó el Padre Mateo.

 

¿Existe el carácter preventivo en el tema del rencor?

“Sufrimos y reaccionamos según somos. Sufrimos y reaccionamos según el “botiquín” de recursos que tengamos en cada una de nuestras dimensiones.” Ante cada rencor, cada herida, hay que hacer un auténtico trabajo de duelo: reconocer, aceptar, asumir, procesar, sanar, cicatrizar, aprovechar.

Trabajar las diez preguntas sobre todo sufrimiento: ¿Por qué sufro? ¿Por qué sigo sufriendo? ¿Cómo sufro?

Pedir ayuda y dejarse ayudar, tener presente el valor del perdón y aprovechar todos los recursos: personales, comunitarios, de la gracia.

Y recordar que “cuando logro un autodominio, puedo rechazar el rencor del otro”.

Como tarea el Padre Mateo nos propuso reconocer si hay rencor acumulado y preguntarme si tengo algún método personal para prevenirlo y sanarlo de raíz.