21/06/2018 – En este nuevo ciclo de espiritualidad mariana, la hermana Clara María Bercetche, del Movimiento de Schoenstatt, comenzó desarrollando el tema “La comunidad nueva”, nombrando a Martín Buber (filósofo judío) que decía: “Descubrimos quiénes somos y formamos nuestra personalidad, gracias a otras personas”.
Esto significa – explicó la hermana Clara – que “Una persona nunca es un átomo aislado sino que siempre es una persona en relación, entonces mi identidad como persona, se basa también en mis relaciones”.
“Y Martín Buber tiene una expresión muy bonita, “El tú es la cuna de mi yo”, siempre me gustó mucho esta frase con la cual me siento identificada”, señaló.
Por otra parte expresó que muchos de nosotros podríamos decir también: “Yo soy fruto de muchísimas personas”. Y esto tiene mucho que ver con lo que el Padre José Kentenich decía sobre la comunidad, quien miró en primer lugar la Santísima Trinidad, si Dios es comunidad, si hay tres personas unidas en un mismo Dios, significa que hay unidad en la diversidad”.
El padre Kentenich dice que “Estamos llamados a vivir en el otro, con el otro, por el otro, y para el otro”, dijo la hermana Clara.
Y recordó lo que decía Juan Pablo II: “Dios no es soledad, Dios es familia”, por eso todo lo que vamos a conversar tendría que tener el trasfondo de la familia, con arrugas, con luces, con sombras.
La comunidad pensada por el padre Kentenich, tiene que ver con esta unidad en la diversidad, que él planteaba. “Él quería en su equipo personas que pensaran distinto”, ejemplificó la hermana Clara.
En este sentido, la hermana Clara dijo que es interesante que “El Padre Kentenich, siempre hizo mucho hincapié en programar el tiempo para conversar. Y él siempre les sugería a los matrimonios, tener un momento en la semana, que ya esté preestablecido, tal día a tal hora, es nuestro momento de diálogo”. Y agregó que “Este tiempo de diálogo, también lo podemos preparar con una oración”.
La hermana Clara María compartió la imagen del hogar en invierno, diciendo que “Si los leños están muy cerca unos de otros, se ahogan, no hay aire, y se apaga el fuego, y si un leño está apartado, también es como que se llena de humo y se apaga, pero en cambio, si los leños están cerca, pero dejando correr el aire entre ellos, el fuego se hace más grande, y creo que esto tiene mucho que ver con la nueva comunidad, el dejarnos ese espacio de libertad, de respeto unos a otros y al mismo tiempo no aislarnos, no desvincularnos de la familia, no encerrarnos detrás del diario o del televisor”.
Otro rostro del nosotros señaló la Hermana, es “el hecho de hacer partícipes de la vida familiar a los chicos, esto construye un nosotros”, dijo. Preguntarles: ¿Cómo podemos festejar Navidad? ¿Cómo acompañar a la abuela que está sola? Esto genera vínculos”, expresó.
Concluyó, resaltando la importancia de María, en la comunidad nueva. En primer lugar, -dijo- María que despierta a la vida como toda mamá, si la vemos en Pentecostés, ella es la que está infundiendo la vida, sosteniendo la oración de los apóstoles, y no solamente despierta la vida sino que la vincula y la une. María como mamá, es experta en familia, y sabe hacer el puente entre los hijos y el papá, y entre los hermanos entre sí, es la gran abogada y la gran conciliadora”, finalizó la hermana Clara María Bercetche del Movimiento de Schoenstatt.
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