Con las casas de aislamiento y la red de cuidadores, en esta pandemia nadie se quedó solo

miércoles, 3 de marzo de 2021
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03/03/2021 – Sofía Zadara es parte del equipo nacional de los Hogares de Cristo y de Cáritas Argentina y durante la pandemia lleva a cabo el proyecto sobre estrategias comunitarias de contingencia, llamado “Somos Iglesia”. “Soy licenciada en trabajo cocial. Colaboré en el área de educación dentro de Caritas y en la pandemia nos acercamos a los barrios populares. Desde el año pasado acompaño las casas de aislamiento y la red de cuidadores. Hace un año atrás, cuando comenzó la pandemia, nos planteamos el problema como equipo. Estalló esto con la incertidumbre que eso conllevaba. Por aquel entonces la idea era quedarse en casa, pero los barrios populares no podían cumplir esto al pie de la letra. Por eso pensamos que lo mejor era quedarse en el barrio”, dijo Zadara.

“De ahí surgieron las casas de aislamiento y la red de cuidadores de Caritas. Pensamos en las personas más vulnerables, personas en situación de calle, con hiv, con adicciones, o con la situación que sea y que no tenían donde aislarse. Esto lo trabajamos con nuestros agentes de Caritas o de los Hogares de Cristo. La idea fue que nadie se quede solo, que nadie sea estigmatizado por su gente, por la gente de su barrio. Y de esa forma se lo asistía con agua, comida, medicamentos e higiene”, completó Sofía.

Pedimos a Caritas Internacional ayuda para sostener esta red de cuidadores y los recursos que hicieron falta. Compramos muchas camas, preparamos los distintos lugares donde funcionan estas casas de aislamiento. Lo bueno es que estas casas ya están provistas con todo lo necesario para recibir a la vida como viene y ponerle el hombre, seguir trabajando cuerpo a cuerpo, y quedan listas para seguir acompañando al que ha caído, el vulnerable. Vimos no solo una emergencia sanitaria sino también una emergencia de tipo alimentaria”, indicó.

“Esta vez no fuimos de atrás, con algo paliativo, sino que con esta propuesta de las casas de aislamiento nos paramos de frente al problema y le dimos solución. Esto es muy valorado por el Estado y otras instituciones no religiosas con las que trabajamos. Aparecieron otros virus, como la indiferencia o el cansancio. Fue un aprendizaje. El programa lo llamamos “Somos Iglesia” porque fue una respuesta rápida de nuestras comunidades para ayudar al que tiene una casa precaria o no la tiene, o porque no tiene agua potable. Se abrieron más de 60 casas en todo el país y acompañamos a 2200 familias”, cerró diciendo Zadara.