22/12/2020 – En el ciclo “Caminando con María” de esta semana el padre Francisco Palacios nos invitó a profundizar en el bello cántico de alabanza que estalla desde el más puro e Inmaculado Corazón de María: el Magníficat.
A este hermoso himno lo encontramos en el Evangelio de San Lucas 1,39-53:
“María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre».
“Este cántico de María nos puede servir como modelo en nuestra propia vida de oración personal y para hacer realidad el ser promotores de esta amistad social. Es es una de las oraciones mas bellas del Nuevo Testamento, donde no sólo nos pone en contacto con Dios, sino que también nos acerca y nos sensibiliza con la modalidad de Dios hacia los mas necesitados”.
“En el Magníficat, cántico verdaderamente teológico porque revela la experiencia del rostro de Dios hecha por María, Dios no sólo es el Poderoso, para el que nada es imposible, como había declarado Gabriel (cf. Lc 1,37), sino también el Misericordioso, capaz de ternura y fidelidad para con todo ser humano.”
Te invitamos a escuchar el programa completo junto al padre Francisco Palacios en el audio al comienzo de esta nota
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