20/06/2018 – El árbol fue el símbolo que eligió María Gloria Ladislao para este martes, recordando que cada uno de ellos “proporciona alimento, leña y cobijo, lo que lo hace siempre una figura positiva que se lo relaciona con la vida en muchos mitos. En el líbro del Génesis, los árboles evocan la decisión y la libertad humanas”. Ladislao agregó: “El árbol, por hundir sus raíces en la tierra y elevar su copa al cielo, es considerado eje y sostén del mundo, que une lo terrenal y lo celestial. Simboliza también el orden de todo el cosmos, por la disposición de sus diversas partes. Es símbolo de vida y fecundidad, por su renovación año tras año, por su crecimiento, y, en el caso de los árboles frutales, por el alimento que ofrecen al hombre. El árbol es símbolo de vida por todo lo que provee para la existencia humana: cobijo y sombra, hojas medicinales, frutos sabrosos, leña para calentarse, y madera necesaria para muebles y casas. Se asocia con los cuatro elementos de la naturaleza: agua, tierra, aire, fuego. Sus raíces se hunden en la tierra y de allí toman el agua, su copa se eleva a los cielos, y con su leña se hace fuego”.
La especialista en textos bíblicos afirmó que “los salmos cantan la majestuosidad de algunos árboles, por ejemplo, los cedros. Se destaca de estos que aún siendo majestuosos, están sujetos a la voz de Dios. A su vez, las personas justas son comparadas en el Antiguo Testamento con árboles frondosos y fecundos”. Ladislao también dijo que “los cananeos veneraban los árboles como objetos sagrados porque consideraban que allí se hacían presentes las divinidades de la fecundidad”.
Finalmente, Ladislao se refirió al árbol de Navidad: “A todo el simbolismo que ya de por sí poseen los árboles, se le agregan las características propias de los árboles usados para la fiesta navideña. Se trata de los pinos o abetos de los bosques europeos, que soportan el invierno y la nieve, y por eso recrean el significado del árbol de la vida, permaneciendo verdes aún en medio de las peores inclemencias del tiempo”. En ese sentido añadió que “algunos creen que el hecho de poner adornos de color rojo es una evocación de los frutos del árbol del conocimiento del bien y del mal. La Biblia no identifica ese árbol con ningún frutal en particular, pero diversas lecturas lo interpretan como un manzano. Hay que sumar a esto el simbolismo de la Cruz de Cristo como Árbol de la Vida. Cristo, en el árbol de la cruz, venció al pecado y recuperó para la humanidad la Vida del paraíso. Desde esta mirada, el árbol de Navidad con sus adornos rojos está uniendo Nacimiento y Pascua. El árbol se remata con la estrella, símbolo de aquella que guió a los Magos de Oriente hasta Belén. Las luces del árbol son señal de la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte”.
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