27/11/2020 – Esta vez fue la casa del seminario patagónico San Pedro y San Pablo, que funciona en el barrio porteño de Villa Devoto la elegida por el padre Alejandro Puiggari, Claudia Enriquez y Nestor Rocchiccioli para visitar en “Camino de Emaús”. En primer lugar, el formador del seminario, el padre Sergio Caparros, nos dejó unas palabras.
Luego, Gabriel Moreno, de la diócesis del Alto Valle, y Guillermo Mendoza, de Río Gallegos, abrieron el diálogo. “La vida de seminario es una gran casa de familia. Compartimos la Eucaristía diariamente”, relató Moreno. “Esta pandemia nos sirve para poder expandirnos en la evangelización utilizando todos los medios digitales, la virtualidad”, agregó Mendoza.
Más adelante, Alberto Lagos, de Neuquén, y Natanael Alberione, de Comodoro Rivadavia, contaron lo suyo. Dijo Alberione, pariente del beato italiano: “Soy de la ciudad cordobesa de Río Tercero pero como trabajé en Comodoro Rivadavia y el Señor me llamó estando en esa diócesis. Por eso estoy en el seminario patagónico”. Y Lagos añadió: “Nos costó volver al seminario desde lo pastoral en la parroquia porteña en la que estoy. La respuesta de la gente en la parroquia que sirvo es hermosa”
También el joven Alexis Oser, de la comunidad del Alto Valle, dejó su testimonio vocacional: “Tengo 24, casi 25 años. Esta vocación sacerdotal es una aventura que comenzó hace 9 años en mi sacramento de la confirmación. La figura del beato Ceferino Namuncurá fue muy importante en el proceso que hice”. Por último, monseñor Alejandro Benna, obispo auxiliar de Comodoro Rivadavia, dejó un mensaje para los seminaristas.
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