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Contemplar el misterio de Dios bajado del cielo envuelto en pañales
miércoles, 26 de diciembre de 2007
Esteban lleno de gracia y fortaleza realizaba grandes prodigios. Algunos que pertenecían a la sinagoga llamada de los libertos, cirenenses y alejandrinos y otros de Silicia y Asia acudieron para rebatir a Esteban pero no pudieron hacer frente a la sabiduría que estaba en El. El Espíritu que hablaba por el cuando los rebatía con mucha autoridad. Como no podían mirar de frente la verdad sobornaron a unos hombres que dijeron: lo hemos oído hablar contra Moisés y contra Dios. Así excitaron al pueblo, a los ancianos y a los maestros de la ley. Vinieron de repente. Lo amonestaron, lo arrestaron y lo llevaron al Sanedrín. Allí presentaron testigos falsos que declararon: éste hombre siempre habla en contra de nuestro lugar santo y contra la ley y lo oímos decir que Jesús Nazareno destruiría éste lugar y cambiaría las costumbres que nos dejó Moisés. Todos los que estaban sentados en el Sanedrín cuando miraban a Esteban vieron su rostro como el de un ángel. El mismo Esteban hizo después una defensa de su situación y los reprochó por su actitud. Al ver éste reproche se enfurecieron, rechinaron los dientes contra Esteban. El lleno del Espíritu Santo fijó sus ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús a su derecha y declaró: veo los cielos abiertos y al hijo del hombre a la derecha de Dios, pero ellos con grandes gritos se taparon los oídos y todos juntos se lanzaron contra el. Lo sacaron fuera de la ciudad para apedrearlo y los testigos dejaron sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo. Mientras lo apedreaban Esteban oraba así: Señor Jesús recibe mi espíritu. Después se arrodilló y dijo en alta voz: Señor no les tomes en cuenta éste pecado y diciendo esto murió
Hechos 7, 53 – 60
San Fulgencio de Ruspe dice respecto a San Esteban y el vínculo de ésta festividad del primer martirio en la iglesia en relación a la Navidad: es la misma caridad que hizo bajar a Cristo del cielo a la tierra la que ha hecho subir a Esteban de la tierra al cielo. La misma caridad que había precedido en las promesas del rey resplandeció después en su soldado.
Es el amor de Dios el que se nos ha manifestado en Jesús y ese mismo amor que toma el corazón de Esteban cuando ve el cielo abierto lo cual significa la gracia de Dios descendiendo sobre el y reconociendo en ésta presencia un amor que lo sostiene de cara a la maldad, la traición, la furia contra su persona. Resplandecía su rostro mientras enfrentaba el martirio. Así el Señor nos quiere a nosotros también. Con el rostro resplandeciente ante todo lo que aparece en nuestra vida. Llenos de desafíos por delante para superar, de situaciones con las que cargar, que asumir, que hacernos uno con ella en la cruz de la que nos toca vivir por estos días.
Esteban era de origen judío. Su nombre significa coronado. Esteb es corona. Y la verdad sea dicha que el da honor a éste nombre, corona su vida en el martirio.¿ porqué lo llamamos protomartir? Porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre al proclamar su fe en Jesucristo. Se desconoce como fue su conversión al cristianismo.
La Biblia, la Palabra de Dios, se refiere a Esteban por primera vez aquí en el texto del libro de los Hechos de los Apóstoles. En Jerusalén, una protesta por parte de las viudas de origen griego. Ellas reclamaban ser atendidas. Cuando creció la comunidad los apóstoles para no dejar su labor de predicar confiaron en el servicio de los pobres y de las viudas a siete ministros de la caridad llamados diáconos que quiere decir ayudante, servidor. Estos, los diáconos fueron elegidos por una votación popular.
Eran personas de muy buena conducta, llenos del Espíritu Santo y de una reconocida prudencia. Los elegidos fueron Esteban, Nicanor y cinco más. Esteban además de ser administrador de los bienes comunes no renunciaba a anunciar la Buena Noticia. La Palabra del Señor se difundió y el número de los discípulos se multiplicó extraordinariamente en Jerusalén.
Esteban hablaba de Jesús con un espíritu tan sabio que iba conquistando los corazones de los que se acercaban a el. Esto hizo que quienes estaban en contra de la predicación cristiana se enfurecieran contra Esteban por el poder que surgía del anuncio de la Palabra en el. Iba ejerciendo cada vez mayor influencia sobre el pueblo y entonces lo llevaron con mentiras delante del tribunal supremo, con la paga de un dinero para unas personas que dijeran en un testimonio falso que Esteban atentaba contra la ley judía y contra Moisés.
Además afirmaban que Jesús iba a destruir el templo lo cual es el símbolo más importante que tiene el pueblo judío. Jesús de Nazaret vendría a sustituir las tradiciones antiguas. Todos los del tribunal, dice la Palabra cuando lo vieron a Esteban delante del Sanedrín contemplaron que su rostro brillaba como el de un ángel. Entonces lo dejaron hablar y Esteban pronunció un poderoso discurso recordando la historia de Israel y como Jesús entraba dentro de esa historia. Esteban es un testigo de la caridad y eso le va a costar la vida. Muere entregando la vida.
Ese discurso era sobre la historia de Israel. Como lleva adelante su martirio Esteban. Dice la Palabra: puestos sus ojos en el cielo ve la gloria de Dios. Nuestra entrega de vida cotidiana se sostiene desde la contemplación de la gloria de Dios porque la verdad sea dicha que el martirio en la vida de cada uno de nosotros seguidores de Jesús es una realidad que acontece diariamente.
El que quiera ser mi discípulo,
dice el Señor
, que cargue con su cruz,
que se haga testigo mío. Esto es ser mártir. El mártir es el testigo. Donde yo esté estará también mi servidor. Como se sostiene el testimonio de Jesús. Esteban nos muestra el camino. Es el cielo que se abre y la contemplación del misterio lo que permite sostenerse en la entrega de la vida de lo de todos los días.
Eso que nos cuesta a veces la ofrenda de la vida por amor superando las propias limitaciones y las circunstancias a veces poco favorables para el desarrollo de la vida de Dios en nosotros y en la sociedad se sostiene por la contemplación del misterio. Animémonos a mirar el cielo que se abre en éste caso en un niño envuelto en pañales. En la realidad nuestra envuelta en lo cotidiano, allí el cielo se nos abre y Dios nos regala en lo de todos los días la posibilidad de sostenernos de cara a los demás y a nosotros mismos y a El como sus testigos de la vida de Dios en el mundo en el que vivimos.
El rostro de Esteban brilla mientras el testimonia acerca del misterio de la redención que se opera en Jesús, el que ha venido a hacer nueva todas las cosas.
Vence la mentira que se ha tramado alrededor de el por ésta luminosidad que aparece en su rostro. Esa luminosidad termina de explicarse o da razón desde donde surge cuando Esteban al final del episodio que se genera alrededor de su testimonio que es justamente su martirio dice ante el rechinar de dientes y el agolparse para apedrearlo por parte de los que los acusan que el ve el cielo abierto.
Esteban está contemplando cara a cara a Dios. Es en la contemplación del misterio donde nosotros podemos dar testimonio. Es decir asumir lo nuestro de todos los días con la alegría y la certeza de que Dios está con nosotros. Es esa misma Gracia que reciben del cielo de lo alto que se abre como se abre delante de Esteban los que llegan desde Oriente guiados por una estrella que los pone de cara en la noche a la luz que brilla en la oscuridad.
La misma gracia la reciben los pastores iluminados por un resplandor que le habla en voz de ángel: vayan por que ha nacido el Salvador y el signo será un niño envuelto en pañales acostado sobre un pesebre. La gracia de contemplación que reciben también María y José que tienen al niño entre sus brazos y adoran el misterio de Dios que está allí presente el don de Gracia que cada uno de nosotros también recibimos en éste tiempo de octava de Navidad.
Entrar en el tiempo de Navidad para sobrellevar desde el gozo y la alegría las dificultades propias que aparecen en la vida que se pueden sobrellevar cuando el cielo se abre delante de nosotros. Una actitud interior contemplativa que nos permita recibir el cielo abierto y que no sostenga en la lucha de todos los días superando con el don del consuelo y de la fortaleza las adversidades y los desafíos propios que la vida nos presenta.
El llamado a crecer y el llamado a resistir con la que la vida nos visita para fortalecernos y hacernos verdaderamente testigos del misterio. Es el grado sumo del saber el contemplar decía Sócrates. Así lo afirmaba: grado sumo del saber es el contemplar. Y que es contemplar? Contemplar es estar de cara al misterio de Dios sencillamente y en actitud pasiva recibiendo lo que el misterio de Dios nos regala. Porqué Esteban puede estar con el rostro resplandeciendo y a pesar de la adversidad que termina con su vida brillar con su testimonio con elocuencia de palabras y actitud firme delante de la amenaza de muerte y la muerte misma porque el cielo se abre y ve la gloria de Dios manifestada en la unidad para nosotros como para los pastores, como para los magos que llegan de Oriente en la estrella que brilla, en un niño envuelto en pañales.
Para María y José en la ternura y en el llanto de su hijo que tienen entre sus manos. Es Jesús, la gloria de Dios. La gloria de Dios se manifiesta simple, sencilla y el cielo se nos abre en la sencillez y en la simpleza de ésta presencia del niño que ha nacido. La Palabra de Dios se manifiesta simple, sencilla y el cielo se nos abre en la sencillez y en la simpleza de ésta presencia del niño que ha nacido. La Palabra de Dios nos muestra de una y otra manera éste don del contemplar en distintos personajes que en la Escritura han sabido estar de cara a Dios. Contemplar significa mirar el hombre y el mundo con los ojos que brotan de estar en contacto con Dios en la oración echando la mirada a los acontecimientos desde la Palabra para interpretarlos como hechos que cada uno puede hacer como propiamente historia que redime.
No se trata de huir del presente en la contemplación sino de asumir la propia historia como lugar de la visión de Dios. Lo propio lo nuestro lo de todos los días como lugar de la manifestación de Dios. En el momento mismo en que Dios se quedó entre nosotros vino para quedarse en ese mismo momento la gloria de Dios con el cielo abierto ha venido ha instalarse en cada acontecimiento de la vida. En cada instancia de la vida podemos contemplar esa presencia. La mirada contemplativa sobre la persona de Jesús presente allí sencillamente mirándolo y dejándonos mirar por el. Es la meta del camino de la meditación la contemplación.
Ahí donde es posible quedarse en el descanso, en el silencio con Dios. Aquella indicación que Ignacio de Loyola da en los Ejercicios Espirituales cuando invita al camino de la oración. Allí donde uno encuentra gusto en la oración ahí hay que quedarse, rumear, dejar que el alma se llene de gozo y alegría porque es el querer de Dios que nosotros podamos cantar su gloria como lo hace Esteban mientras va padeciendo la muerte por testimoniar a Jesús el brilla su rostro al dejarse tomarse por la gloria de Dios en el cielo abierto para el. El cielo también se abre para nosotros .¿Donde el cielo se ha ido abriendo y nosotros hemos podido contemplar el misterio? ¿ como reconocer los cielos abiertos y de verdad ha sido el misterio lo que hemos contemplado?.
Cuando las cosas sencillas no hemos podido detener teniendo ahí paz, gozo, alegría. Descubrir que el lugar donde estemos es un pesebre permanente. La visita nuestra a los que viven en la calle es un pesebre permanente. Por eso peregrinamos con los peregrinos hasta el encuentro con el Señor que nos espera en el rostro de los que viven en la calle teniendo el cielo como el único techo y por eso podemos después compartir con gozo y alegría en medio de muchas carestías que tenemos la presencia del Señor allí vivo en medio nuestro en la caridad compartida con los que necesitan.
Para nosotros hay un cielo que se abrió y una presencia del Señor que nos dejó paz, alegría, gozo interior, certeza de decir aquí Dios está. Posiblemente haya sido un abrazo de paz, de esos que regala la Navidad cuando decimos Feliz Navidad y en ese decir decimos feliz nacimiento de Dios para tu vida.
Posiblemente haya sido una llamada de teléfono, un encuentro con un amigo o amiga, una conversación de una mesa familiar prolongada como a lo mejor hace tiempo no teníamos y pudimos en esa sobremesa descubrir en una conversación de anécdotas, de recuerdos, de risas, de proyectos, de esperanza descubrir que ahí Dios estaba. Tal vez la memoria agradecida de uno que ya no está en la mesa familiar. Debemos afrontar la propia realidad con la grandeza que da la certeza del cielo abierto. Se abrió el cielo y para nosotros llega desde el cielo la bendición. Contemplemos ese misterio en nuestra propia vida
En el libro I de Crónicas en el capítulo 16 en el verso 1 en adelante se relata aquel acontecimiento grande del arca de la alianza puesta debajo de la tienda que David había preparado y el pueblo de Dios ofreciendo sacrificios, holocaustos y ofrendas al Señor y había establecido con El la alianza de Dios celebrada en la entrega de la propia vida como respuesta al amor de Dios que se había ofrecido en Gracia de alianza.
Ante aquel acontecimiento David invita diciendo: procuren hallar al Señor y su fuerza. Es decir invita a la contemplación no como una idea abstracta sino a la contemplación de una persona, alguien. Es un alguien Dios no un algo y en El está puesta la esperanza del pueblo y a El la fidelidad y el deseo humano, el más grande de todos los deseos está concentrado sobre su persona. Por eso hay que hablar de encuentro.
Es un encuentro de alianza significado en aquella alianza que está dentro del Arca de la Alianza, la que Dios había establecido como ley, contrato de amor con su pueblo en la figura de Moisés. Este misterio de alianza de amor, de encuentro con el rostro de Dios al que hay que buscar, María lo tiene entre sus manos y ayer contemplábamos a la Virgen con el niño entre sus manos y siguiendo la enseñanza que nos dejaba Lucas mirábamos no solamente sus manos sino también su corazón donde ella guardaba todo.
Eso es contemplar. Contemplar es guardar en lo secreto del propio corazón el misterio de la Palabra de Dios que se ha manifestado, se ha revelado para nosotros. Esta persona de Dios revelada en lo simple, en lo sencillo como un niño envuelto en pañales es para acogerlo en el corazón.
Para recibirlo allí y rumear de su presencia. María nos enseña el camino de la contemplación. Ella guardaba, rumeaba, meditaba la presencia de Dios en su propia vida. Dios será para ti una luz que durará hasta el final. Nos dice Isaías en Capítulo 60 en el verso 19.
Contemplar también como nos muestra también hoy el texto que nos habla del martirio de Esteban, ver la gloria de Dios, la luz eterna y colocarse ésta delante de nosotros en el horizonte y por eso no tener miedo a ninguna oscuridad. En la luz que brilla en la noche de Belén y que a partir de ahí todas las noches humanas bajo cualquiera de las significaciones con las que aparezca en la historia concreta no puede contra ésta luz.
No hay adversidad humana aun la más dolorosa, la más incomprensible como por ejemplo los genocidios que pueda contra ésta luz y por eso el testimonio de ésta luz para que brille ahí donde se ha ocultado la esperanza. De esto somos nosotros invitados a hablar y a testimoniar que la muerte y la desesperación que la misma muerte trae aparejada cuando no es vivida en clave de esperanza ha sido vencida por la presencia de aquel que ha venido ha familiarizarse con nosotros en todo hasta llegar a morir para resucitar desde la muerte e invitarnos a la vida.
Contemplamos el cielo abierto en un montón de realidades nuestras que nos hablan de la presencia de Dios que en ésta Navidad quiere multiplicarse por cientos de miles de modo de estar en medio nuestro mostrándonos su gloria en lo simple, en lo sencillo. Este es el sentido de envuelto en pañales, en lo cotidiano.
Así como después de la resurrección le dirá a los discípulos que vayan a Galilea. Es decir que vayan a las cosas suyas de todos los días. Así ahora el niño aparece envuelto en pañales. Simple, sencillo, en esto reconocerán la gloria de Dios, le dicen los ángeles a los pastores. Que vayan a Galilea le dice Jesús a sus discípulos.
Vayamos a lo nuestro de todo los días. No nos quedemos como le dice un ángel a los Apóstoles contemplando el cielo porque aquel que se fue volverá y vuelve en las cosas nuestras de todos los días y sigue viniendo el que llegó y sigue estando en medio de nosotros mostrándonos un rostro nuevo de lo humano. Dios se hizo hombre y a partir de allí el hombre tiene todo un camino por recorrer para ser más plenamente lo que está llamado a ser: imagen y semejanza de Dios. Dejémonos admirar de verlo en medio nuestro mostrándose de muchas maneras su gloria.
El texto del profeta Isaías dice cuando se refiere a la gloria de Yahvé que amanece sobre nosotros:
levántate y brilla ha llegado tu luz y la gloria de Yahvé amanece sobre ti. La oscuridad cubre la tierra y los pueblos están en la noche pero sobre ti se levanta Yahvé y sobre ti aparece su gloria. Los pueblos se dirigen hacia tu luz y los reyes al resplandor de tu aurora, levanta los ojos a tu alrededor y contempla. Todos se reúnen y vienen a ti, tus hijos llegan de lejos y tus hijas son atraídas en brazos. Tu entonces al verlo te pondrás radiante. Palpitará tu corazón muy emocionado. Traerán a ti tesoros de todos lados del mar y llegarán a ti las riquezas de las naciones. Te inundará una multitud de camellos. Llegarán desde Madián y Efá. Los de Saba vendrán todos trayendo oro e incienso y proclamando la alabanza de Yahvé
Padre Javier Soteras
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