29-05-2025 – Nos encontramos en Radio María Argentina, en el ciclo «Enseñanzas desde el Magisterio de la Iglesia», un espacio dedicado a profundizar en la Carta Encíclica «Dilexit Nos» del Papa Francisco. En esta ocasión, el Padre Javier Soteras, director de Radio María Argentina, nos guía a través de los puntos 28 al 31 de este documento que reflexiona sobre el corazón humano y el corazón divino de Jesús, bajo el inspirador título: «El mundo puede cambiar desde el corazón»
El Padre Javier inicia su reflexión destacando que, según Francisco, «Nuestras comunidades solo desde el corazón lograrán unir sus inteligencias y voluntades diversas y pacificarlas para que el espíritu nos guíe como red de hermanos». Aquí, la pacificación es una tarea intrínseca del corazón. El Corazón de Cristo se presenta como un lugar de éxtasis, salida, donación y encuentro, que nos capacita para construir el Reino de amor y justicia en este mundo. El Padre Soteras subraya que esta capacidad de transformar la realidad, creando una «red de hermanos», se arraiga en el vínculo con el corazón de Cristo. Sin un corazón renovado y transformado en Él, la cultura del encuentro no sería posible. Se evoca la sabia frase de San Juan Pablo II: «La paz del corazón es el corazón de la paz», como un pilar fundamental para la transformación social.
El punto 29 nos invita a «Tomar en serio el corazón», enfatizando sus consecuencias sociales. Citando el Concilio Vaticano II (Gaudium et Spes 82), Francisco nos llama a un cambio de corazón con la mirada puesta en el mundo entero y en la mejora de las generaciones futuras. El desequilibrio fundamental del mundo moderno, se nos explica, tiene sus raíces en el corazón humano. Por ello, el Concilio nos invita a volver a nuestra profunda interioridad, donde Dios nos espera y donde decidimos nuestro destino bajo Su mirada. El Padre Javier enfatiza que, al «tomar en serio» esta interioridad, asumimos que cada uno de nosotros tiene la posibilidad de cambiarlo todo, pues en el corazón habita Dios, quien nos creó para la armonía y la gloria. El cambio de la humanidad, en definitiva, se inicia en el cambio del corazón.
Una advertencia crucial llega con el punto 30: «Esto no significa confiar excesivamente en nosotros mismos». El Papa Francisco nos recuerda que nuestro corazón, aunque dotado de una gran dignidad ontológica, es también frágil y herido, y necesita buscar una vida más digna. El fermento evangélico despierta en el corazón humano una «irrefrenable exigencia de la dignidad», pero para vivirla plenamente, no basta con conocer el Evangelio o cumplirlo mecánicamente. Necesitamos el auxilio del amor divino. La invitación es clara: «Acudamos al corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano». El Padre Soteras parafrasea a San Pablo, recordándonos que «llevamos este tesoro en vasija de barro», refiriéndose a la presencia viva de Dios en Cristo en lo más profundo de nuestro ser. Es desde esta centralidad de Cristo que emana la fuerza del cambio, un fuego ardiente capaz de transformar todo y hacerlo nuevo.
Finalmente, el punto 31 nos revela que el Corazón Sagrado de Cristo es «el único capaz de unificar la realidad», porque Cristo es el corazón del mundo. Su Pascua (muerte y resurrección) es el centro de la historia, convirtiéndola en historia de salvación. La Pascua de Jesús trae una novedad radical a un mundo que clama por ser distinto. Todas las criaturas avanzan con nosotros hacia Dios en una plenitud trascendente, donde Cristo resucitado «abraza e ilumina todo». El Padre Javier concluye elevando una plegaria para que el Señor, con compasión, derrame los tesoros de Su luz y amor sobre esta tierra herida por las guerras y los desequilibrios, para que encuentre el equilibrio a través de nosotros.
Este ciclo del Padre Javier Soteras nos invita a una profunda introspección y a la acción, recordándonos que la transformación del mundo comienza en la intimidad de nuestro corazón, unido al Corazón de Cristo.