“Creo, ayúdame porque tengo poca fe”

lunes, 24 de febrero de 2014
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Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas.En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo.El les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?".Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo.

Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron"."Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo".

Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca.


Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?". "Desde la infancia, le respondió,y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos"."¡Si puedes!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree".Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe".

 Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más".El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto".

Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie.Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?".El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".


                                                                                                                                           Mc      9,14-29

 

24/02/2014 – El la catequesis de hoy el padre Daniel Nardini nos invitó a, desde el encuentro con Jesús, descubrir cuáles son nuestro miedos y debilidades.


El Evangelio del día nos permite plantearnos el tema de los demonios que aparecen en nuestra vida, esos que muchas veces son una prolongación de nuestras frustraciones, sin negar la presencia y existencia ante los demonios.

Dejemonos llevar por este Evangelio para poder mirar como muchas veces nuestros demonios internos son fruto de las experiencias dolorosas, de las heridas que nos impiden ver produciendo en nuestros corazones sombras, oscuridades que nos hacen actuar negativamente sintiendo solo tristeza y llegando aperder incluso el sentido en nuestra vida.

A vece, incluso, nos cuesta mirar nuestro interior porque ahí se encuentran estos bichos raros, éstas sombras que nos acechan. Es que debemos ir de la mano del Señor que lleva la luz del Resucitado,para  entrar y vencerlas.

El la Palabra de hoy vemos como este hombre le presenta a Jesús su hijo poseído por un “espiritu mudo” que no es que lo deja sin habla, lo tira, lo derriba paralizándolo. Al atravesar el Señor con su mirada al mal espíritu este se enloquece y daña más aún al chico. Muchas veces cuando nosotros ante y con Jesús reconocemos éstas sombras no es que mejoramos inmediatamente, a veces incluso parece que las situación empeora pero en realidad este es el primer paso de la sanación.
Muchas veces nuestras heridas vienen con nuestra historia. Mirar nuestra historia nos pueden ayudar a descubrirlos, ponerles nombres pero es importante que lo hagamos de la mano de Jesús para no caer en la búsqueda de soluciones mágicas, queriendo encontrar fuera de nosotros las soluciones. Mirar nuestra historia con los ojos de Jesús, en su presencia.

Cuantas veces éstas sombras, estos demonios que nos dejan rígidos, sentimos que nos matan ineriormente. La presencia de Jesús, ante él debemos ponerlos, presentarlos, identificarlos para poder saber contra quien estamos peleando y que no estamos solos.Si prestamos atención al Evangelio, el padre dice que el “espíritu era mudo” pero Jesús lo identifica y le pone su verdadero nombre: “espíritu sordo y mudo”. Solo Jesús puede identificarlos y liberarnos. Solo él les puede poner verdadero nombre.

La clave para hallar la verdadera liberación también la encontramos en la palabra: Ante el pedido del padre de la sanación de su hijo “si puedes hacer algo ”Jesús le dice “Cómo si puedo” a lo que él responde “Creo, ayuda mi fe”. En ésta última respuesta está el detotante para que el Señor pueda accionar accionar, liberar al chico. Fue allí, a aprtir de esa profesion de fe que Jesús empezó a obrar desde su presencia misericordiosa en la persona de ese chico. Es entonces así como también nosotros podemos poner en nuestro interior, en nuestra pregunta o este clamor “Señor yo tengo estas situaciones que paralizan mi vida, que me dan miedo pero aumenta mi fe”. Desde este lugar el Señor tiene vía libre para obrar, porque él me ayuda a identificarlos.

Jesús tomó de la mano al chico, lo levanto. El Señor se acercó y dandolé nombre al demnonio lo vence. Como lo hace en nuestras vidas, desde y con el encuentro profundo.Pero  hay otro detalle, Jesús lo tomó, lo levantó pero no lo puso de pie. Él  solo se puso de pie.

Jesús nos hace dignos, nos permite que ésta dignidad nos haga poner de pie, fruto de un trabajo interior que nos pertence a nosotros poque somos dueños de nuestra porpia salud. Jesús no toma de la mano, nos levanta pero somos nosotros los que nos ponemos de pie, ésta es una decisión de como hacer esto. Pero cómo : estos demosios se van con dos cosas: el ayuno y la oración.

 

                                                                                              Padre Daniel Nardini