22/01/2025 – El Líbano es un país ubicado en las costas orientales del mar Mediterráneo, entre los países de Siria e Israel. Su milenario contacto con Europa a través de sus puertos la convirtieron en una joya de la actividad comercial desde los antiquísimos tiempos de los fenicios, cartagineses, griegos, romanos y cruzados, hasta los años de la conquista turca, la colonización francesa y la independencia en el siglo XX.
Su naturaleza portuaria mirando hacia el occidente hizo de sus ciudades verdaderas urbes cosmopolitas, donde lo pagano, lo cristiano y lo islámico dieron origen a enormes templos como el de Júpiter en Baalbek, o las iglesias católicas maronitas u ortodoxas que conviven en las mismas calles con mezquitas islámicas.
Líbano, el país de los cedros, es un reducto de enorme diversidad en el Levante, una diversidad que tuvo episodios de ejemplar armonía y también de enorme convulsión política. Muchas de ellas generaron las grandes corrientes migratorias que habitan nuestra Argentina, fundando pueblos, cultivos y plazas a lo largo y ancho de nuestro territorio, e imprimiendo la apasionada impronta árabe en nuestro pueblo.
¿Qué podemos aprender de éste país? ¿Cómo es la situación en la actualidad?
Dialogamos con Saíd Chaya, politólogo y profesor del Directorio de Estudios en Oriente Medio de la Universidad Austral.
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