01/08/2024 – Poner nuestros talentos al servicio de Dios es un acto de humildad. Al reconocer que nuestros dones provienen de Él, los compartimos con los demás sin buscar reconocimiento. La generosidad nos impulsa a utilizarlos para el bien común, haciendo de nuestro servicio una expresión de amor al prójimo.
Poner el talento musical en manos de Dios es como entregar una hermosa melodía a un compositor divino. Al compartirlo con otros, Dios toca corazones a través de la música. Ya sea componiendo, interpretando o simplemente disfrutando, se está colaborando en una obra maestra celestial.
Diálogamos con Lily Escu, cantante católica.
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