Foto: Padre Mateo Bautista
08/11/21- “Un buen proceso de duelo trae aprendizaje, conocimiento, madurez, autorrealización, santidad. En cambio, si hacemos un mal proceso de duelo, si no nos hacemos protagonistas, si tenemos una mala actitud de afrontamiento, si no tenemos una metodología de sanación, no vamos a poder sanar y nos va a destrozar. Por eso es muy importante hacer un diagnóstico de nuestros procesos de duelo”, dijo el Padre Mateo Bautista, sacerdote camilo.
No saber hacer un buen proceso de duelo repercute en todas las dimensiones de la persona. No hacer un buen proceso nos hace sufrir más, sufrir mal y hacer sufrir a los demás. Por eso es importante dejar salir la pena, primero con llantos y gemidos, luego con palabras y fundamentalmente escuchar y escucharnos. Cuando compartimos las penas recibimos ternura, escucha, solidaridad, estímulo, esperanza. La primera manera que podemos destrozarnos es hacernos un búnker, encerrarnos. Las llaves las tenemos nosotros. Si al sufrimiento lo dejamos echar raíces, se queda prendido a nosotros y pasan factura; por eso hay que saber trabajarlo.
Un duelo mal elaborado nos desmotiva, nos desorienta, nos quita coraje, nos baja la autoestima, las ganas de luchar, las ilusiones y trae un retraso en todas las dimensiones; por eso decimos que elaborar los duelos es calidad y calidez de vida. El sufrimiento nos retrae y nos retrasa; nos quita los recursos potenciales.
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