07/08/2019 – Doña Jovita nos trae esta vez unos versos donde nos cuenta, de una manera simpática y sencilla, cómo una pena fue convirtiéndose poco a poco en una depresión y qué fue lo que la hizo volver a recuperar la esperanza.
“No hay que estar en la sombra, no hay que callarse las penas-aconsejó doña Jovita-hay que soltarlas. Ayuda mucho cuando, en el sosiego, escuchamos la voz de los otros y una empieza a saber escuchar. Es como nacer de nuevo. Cuando aparece la mirada de otros uno se llena de esperanza”.
La abuela de Traslasierra, guitarra en mano y con la sabiduría de siempre, nos dejó este recitado que nos lleva a la reflexión. Lo compartimos a continuación y te invitamos a escuchar la reflexión completa de doña Jovita al inicio de esta nota.
“Esta historia es de un entuerto que alguna vez me agarró Por suerte puedo contarlo sin julepe y resquemor
A los choquitos del mundo… primero pido perdón… por que con facha de perro vino a ganarme un bajón
Ostentando simpatía… y nobleza en la ocasión lo tomé como mascota y resultó ser ‘lo pior’
Habré andao muy blandengue que el choco se me arrimó… No se si le tuve lástima o pena le daba yo…
A cualquier hora del día y sin ninguna razón el mozo se me apencaba sin permiso y sin pudor
Cada vez que se arrimaba me acobardaba un montón Extraviada, arrinconada perdía mi condición…
Creyéndolo manso y güeno me contagió un “desamor” Los de ajuera me decían: “es nada más que un bajón”
La cuestión es que el cusquito A perro grande pasó Tibio, pesado y oscuro de mi sangre se colgó…
Sin darme cuenta jué entrando furtivo en mi corazón Empecé a verlo en la sopa, en la sombra, en el colchón…
Bruja, fulera… sentía -arrugado el corazón- Empecé a ser una hilacha, un criadero de rencor…
Los perros son un tesoro Pero éste otro me estafó Se disfrazó de ternura pa` llevarse lo mejor
Me jué comiendo las ganas, me jué ganando el envión Al peinarme en el espejo lo peinaba al perro yo
Me primerió hasta los gestos, le perdoné la invasión Me empezó a ganar el alma… ni cuenta me daba yo…
Dejé de cantar alegre perdí guitarra y tambor… También escondí la cara cuando alguien me saludó
La cosa empezó a cambiar cuando un niño apareció : Dejándome en un abrazo una perdida emoción…
Volví a sentir el cariño Volví a saber quién soy yo… También me tomó las manos Pidiendo la bendición
Al mirar con otros ojos Se jué arrimando el amor en los ojos de los otros fuí descubriéndome yo
Y al sentir que estaba viva… el perro negro frunció y jué mermando su acoso ya no me jode ‘el Bajón’
Estas mierdas no te avisan… Solo toman posesión Disfrazadas de gloriosos te hacen la conversación…
Ta’ visto que tuve suerte… Me salvó un gesto de amor… Pero si algo de esto le anda… urge campeando al ‘dotor’
No hay que desdeñar la pena que anda urdiendo el ‘hoy por hoy’ No es la Luz Mala ni el Cuco… Hoy se llama ‘Depresión’
Comprendí que no hay que aislarse… que somos en el montón Un candil de voluntades para alumbrarse de amor
Que en la mesa compartida se curan del desamor los que templan la palabra con vino, pan y canción.”
Como cada semana nos visita la abuela de Traslasierra, doña Jovita, quien con su picardía de siempre, nos trae historias que nos hacen reflexionar…¡No te lo pierdas! Estamos en vivo https://t.co/pt9BKYVBKU pic.twitter.com/5XpCBRvUya — Radio María Arg (@RadioMariaArg) August 6, 2019
Como cada semana nos visita la abuela de Traslasierra, doña Jovita, quien con su picardía de siempre, nos trae historias que nos hacen reflexionar…¡No te lo pierdas! Estamos en vivo https://t.co/pt9BKYVBKU pic.twitter.com/5XpCBRvUya
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