Cuando la vergüenza genera mucho sufrimiento

lunes, 19 de abril de 2021
image_pdfimage_print

16/04/2021- ¿Quién no sintió vergüenza en alguna oportunidad? La vergüenza es una emoción social que experimentamos alguna vez a lo largo de nuestra vida. Puede ser algo que sentimos de manera puntual y que no tiene consecuencias negativas. Pero en algunas ocasiones, puede convertirse en algo patológico y puede causar mucho sufrimiento. En esta entrevista, la Lic. Adriana Guraieb desglosa los orígenes y consecuencias de la vergüenza patológica.

Cuando la vergüenza nos desborda
Hay que prestar atención cuando nos damos una serie de auto mensajes negativos como, por ejemplo, “no valgo para nada”, “mi opinión no es importante”, “lo que tengo que contar no le va a gustar a nadie”, “se van a reír de mí”, “no podré nunca alcanzar mis metas”, etc; porque podemos ser presas de la vergüenza patológica.

Cuando la vergüenza nos desborda e interfiere en nuestras actividades de la vida diaria limitándonos, puede convertirse en algo tóxico, patológico y perjudicial. Muchas veces, esta emoción se puede vivir con mucha pena, angustia, malestar y/o dolor. Cuando ocurre esto, la persona se siente perdida y siente pena por sí misma (autocompasión) porque considera que es mucho peor que los demás. La valoración que se hace de uno mismo en estos casos es muy negativa porque piensa que es indigno, defectuoso, deficiente, imperfecto o peor en comparación con el resto de la sociedad.

La vergüenza nos acobarda
Cuando la vergüenza se apodera de nosotros, nos volvemos cobardes y nos ocultamos. Sentimos que no somos dignos y que nuestras opiniones no aportarán nada al resto de las personas. Por ello, decidimos escondernos y no participar en la sociedad. Tenemos miedo a mostrarnos a nosotros mismos como somos, por lo que decidimos escondernos también de nosotros. Vivir obsesionado con qué pensarán los demás de nosotros puede hacer que no disfrutes de la vida y puede llevarnos a la ansiedad y depresión.

¿Cómo hacer frente a la vergüenza?
Identificar qué situaciones nos generan más vergüenza: Cuando tomamos conciencia de en qué situaciones o con qué personas nos sentimos más avergonzados es más fácil poder disminuir esta emoción.

  • Aceptarnos como somos: No tengas miedo a sentir vergüenza. Acéptalo como algo que le puede pasar a todo el mundo. Por ejemplo, sentir vergüenza de manera puntual cuando acabamos de conocer a alguien es normal.
  • Dejar de lado el qué dirán: No pienses en la evaluación que harán de ti el resto de las personas, ni anticipes que tendrán una opinión negativa por el hecho de mostrarte diferente y acepta que siempre habrá alguien que haga una evaluación negativa de ti. Ten presente que no se puede gustar a todo el mundo y estate preparado para ello.
  • Hablar de lo que nos da vergüenza: Habla con alguien de confianza de las situaciones que nos dan vergüenza. Descubriremos que quizá no es tan grave como nosotros pensamos y nos ayudará a dar el primer paso para poder trabajarlo.
  • Pedir ayuda: Si la vergüenza te limita y hace que no puedas desempeñar tus actividades del día a día con normalidad hay que pedir ayuda.

Te invitamos a escuchar la entrevista completa en la barra de audio debajo del título.