31/12/2014- Llegado el cierre del año, es muy común que las personas, dentro de nuestro balance personal, agradezcamos por lo sucedido a lo largo del año. Por lo que el día lunes, en el programa Entre Nosotros, Monseñor José Ángel Rovai, obispo emérito de la diosesis de villa maria, reflexionó acerca de la “memoria agradecida”, su presencia en nuestra vida cristiana y la importancia de agradecer tanto las cosas buenas como las dificultades.
En nuestra vida como cristianos nos vemos rodeados de acontecimientos y símbolos de recordar. Las grandes celebraciones cristianas, como la Navidad y la Pascua, traen cada año a nuestro presente una renovación del amor que Dios nos prometió y que nos ha acompañado a lo largo del tiempo. Además, no sólo consiste en recordar, sino que también es ponerse en oración y abrirle el corazón al Espíritu Santo. “Los dones del Espíritu Santo no se pueden entender sin una realidad de agradecimiento”, dijo Monseñor Rovai.
La memoria agradecida no debe ser sólo de lo bueno sino también de las dificultades. Cuando estamos cerca de Dios, sabemos que su paso está en todo. “Es lindo saber agradecer las pruebas de la vida porque Dios nada permite que no sea para nuestro bien”, dijo el obispo. La memoria agradecida hace crecer la fe, la esperanza y el amor, porque nos hace sentir a Dios cercano, y los contratiempos nos ayudan a descubrir esta presencia de Dios en nuestras vidas, volviendo al sufrimiento purificador.
Para abrirnos a esta mirada agradecida, Monseñor Rovai nos invita a aprender a mirar lo positivo, a amarse a uno mismo para entender el amor de Dios hacia nosotros y mirar bien las cosas que vienen de Él. El corazón agradecido ve más allá de los hechos, contempla lo negativo desde la óptica de la fe y logra sobrellevar el sufrimiento de manera enriquecedora, depositando la confianza en un Dios que siempre nos sostiene en sus manos.
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