1. Viví la naturaleza. En la playa, en la montaña, en las sierras, en el cielo descubrí la presencia de Dios. Dejáte invadir por la maravilla de la creación, y dale gracias a Dios por un regalo tan grande.
2. Viví tu condición de hijo. Dejáte querer por tus padres, compartí tiempo con ellos. No te olvides que el Padre del cielo vela por vos y te lleva en la palma de su mano. Dejá tiempo para encontrarte con Dios en la oración.
3. Viví nuevas experiencias. Aprovechá el tiempo libre para recrearte… conocé sabores, lugares y personas nuevas.
4. Dejate sorprender. Por personas, por ideas nuevas, por cambio de planes.
5. Viví la vida. La vida es el gran don de Dios, disfrutala, no te pongas en peligro y evita riesgos a la vida de los demás.
6. Viví la amistad. Aprovechá el tiempo libre para encontrarte con tus amigos! Disfrutá de su compañia desde la escucha, la confianza, la ayuda, el diálogo, el gusto de compartir la vida.
7. Viví la justicia. Otros trabajan para que vos tengas vacaciones. Ellos también tienen sus derechos. Tratalos bien, para que vos seas motivo de “descanso” para ellos.
8. Hacé deportes. Aprovechá del agua, del fútbol con amigos, salí a caminar o a correr. El deporte ensancha el corazón y aunque transpires, te hace sentir limpio por dentro.
9. Viví el arte. Aprovechá para ver buenas películas en familia, ir al teatro, festivales, algún recital y sobretodo leer buenos libros.
10. Viví el descanso. Descansar no significa estar acostado todo el día. Dormí, jugá, leé, juntate con los que querés, amá mucho, compartí y ¡celebrá la vida! Eso es descansar y un buen descanso nos re-crea.
Fuente: Oleada Joven