Desafíos, dolores, alegrías y esperanzas de las mujeres en la Iglesia y en el mundo

martes, 8 de marzo de 2022

 

08/03/2022 – Para hablar del día Internacional de la Mujer, vamos a compartir el texto del documento que elaboró y difundió el Área de las Mujeres, del Departamento de Laicos y Laicas de la Conferencia Episcopal Argentina con motivo esta efemerides con el título “Un nuevo lugar para las mujeres”.

El Deplai rescata el documento para el discernimiento comunitario de la Asamblea Eclesial de Latinoamérica y el Caribe, que “recoge los dolores de las mujeres en el presente de Latinoamérica, pero también sus alegrías y esperanzas”, y retoma esos aspectos y los aplica a nuestra realidad de Iglesia en la Argentina.

Y señalan “Lo que duele: evidentemente, tanto en nuestro país como en la región, lo que más duele a nivel social es la exclusión, la discriminación y las inequidades. Observamos un doble discurso: mientras es ‘políticamente correcto’, hablar de mujeres y género, en la vida cotidiana las inequidades persisten y no siempre los anuncios se plasman en mejoras concretas en la vida de las mujeres, especialmente en la vida de las mujeres pobres”, puntualiza el documento.

“A nivel eclesial, en la asamblea las mujeres fueron bastante unánimes en afirmar: en las estructuras institucionales de la Iglesia, si el laicado en general está marginado, las mujeres lo estamos aún más (incluidas las religiosas que son laicas en el sentido de no tener estado clerical). Se afirma también que las mujeres llenamos los templos y animamos la pastoral, pero no estamos, en general, en los lugares dónde se toman las decisiones”, agrega.

Las mujeres del Deplai destacan que “lo que da esperanza” es que “a nivel social hay una conciencia de equidad que crece y es irrefrenable, eso sólo puede aumentar. De hecho, de más en más las mujeres vamos tomando lugares de participación y liderazgo en las distintas esferas de la vida social. Las mujeres avanzamos y hay reconocimiento de nuestros aportes”.

“A nivel eclesial, hay avances en la inclusión y en la participación. La fuerza y la participación de las mujeres en las estructuras va generando espacios y muchos nos hacen lugar. No es menor el hecho de que algunas de nosotras tengan puestos de liderazgo eclesial a nivel nacional, regional y global. Son pocas, son algunas, no alcanza, pero simbólicamente es fuerte el cambio. Marca un hito que difícilmente se desmarque”, subrayan.

Al interrogarse sobre qué sigue de aquí para adelante, afirmar que hay “mucho por hacer” y enumeran algunas tareas prioritarias:

Acompañar y promover a las mujeres más pobres y excluidas. A ellas el covid les profundizó las heridas de la violencia doméstica, de las necesidades básicas insatisfechas: alimento, vivienda, educación, trabajo. Todos tenemos que hacer foco en ellas y en sus hijos.

Seguir trabajando el tema de los abusos en la Iglesia: abusos sexuales pero también de poder y de conciencia. Una vez que avanzan las denuncias en los organismos eclesiales, es imperativo avanzar también en el cambio cultural y en la aplicación de normas para la protección de menores y adultos vulnerables, conversar mucho sobre lo que significa la manipulación de las conciencias y el abuso de poder. Esto involucra el trabajo por deshacer estructuras clericales y machistas.

Fomentar el protagonismo de las mujeres en la Iglesia, que comienza por darle voz a las mujeres más postergadas de las comunidades (por edad, condición social, etc). Dichas mujeres no suelen compartir sus experiencias y saberes. Escucharlas las visibiliza y aporta valor a toda la comunidad.

Procurar la educación de las mujeres. Don precioso que una vez recibido, no se puede quitar. Posibilitar que culminen la escuela primaria y secundaria. Que las que así lo desean, reciban educación superior. En las comunidades eclesiales, darles formación y capacitación. Formación teológica, pastoral, espiritual. La visibilización y el protagonismo se dan solos cuando hay formación. Estamos convencidas, además, que la educación es la herramienta más eficaz para construir la paz, en un mundo sacudido por los conflictos de todo tipo.

Participar en los trabajos preparatorios del sínodo. Si no fuimos invitadas, vayamos a la parroquia y digamos “quiero participar”, quiero hacer camino con la comunidad (eso significa sínodo). Leamos el documento preparatorio (https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2021-09/texto-leido-en-espanol.html) y acerquemos nuestras inquietudes a la parroquia.

Tras citar al papa Francisco, dedican un párrafo final a quienes sufren a causa de la guerra en Ucrania: “Especialmente hoy nos solidarizamos con todas las mujeres que están emigrando o sosteniendo a su familia en medio del conflicto. Pidamos al Señor para que pronto termine la guerra”.

Para hablar de todas estos desafíos, Convocado a María José Caram, teóloga, con una basta experiencia en la investigación y producción teológica, como docente en varias universidades de nuestro país y del exterior.

Audio de la entrevista completa a continuación…