23/09/2025 – ¿Alguna vez sentiste que tocaste fondo, que no había salida posible?En el ciclo Degustando la Palabra de Dios, la doctora en Teología Bíblica Verónica Talamé, vice-directora del Departamento Nacional de Animación Bíblica y Pastoral (DENAPBI), nos invita a sumergirnos en el salmo 130, un canto que nace de la hondura del dolor pero que florece en esperanza.
El salmo comienza con una súplica desgarradora: “Desde lo más profundo te invoco, Señor”.Verónica explica que en la tradición hebrea, “lo profundo” no es algo positivo: remite al abismo, al caos, a la sensación de estar atrapado. Es allí donde el orante se reconoce limitado, culpable, necesitado de perdón.
Pero ese mismo grito se transforma en camino. El salmo es considerado “gradual” porque lleva al orante desde la hondura hasta lo alto, desde la oscuridad hasta la luz. Y en ese trayecto, aparece la certeza de que la misericordia y la redención de Dios son más grandes que cualquier pecado.
Para Talamé, el corazón del mensaje está en la espera confiada:
Así, la esperanza no es un sentimiento vago, sino una certeza: Dios siempre tiene la última palabra, y esa palabra es misericordia.
¿Cuántas veces nos sentimos en la oscuridad de la culpa, la angustia o la impotencia? El salmo 130 nos recuerda que esas honduras pueden transformarse en lugar de encuentro con la ternura de Dios.
En palabras de Verónica: “La misericordia y la redención son las perlas preciosas que se encuentran en lo profundo. Cuando tocamos fondo, Dios se acerca para levantarnos”.
Este mensaje cobra especial fuerza en el Mes de la Biblia, invitándonos a volver al contacto cotidiano con la Palabra. Allí encontramos la luz que ilumina nuestras noches y la certeza de que nunca estamos solos.
La reflexión de Verónica Talamé abre una ventana a la esperanza que todos necesitamos.Mirá el video completo en nuestro canal de YouTube y dejá que el salmo 130 te hable al corazón.