Día del Parroco

jueves, 6 de agosto de 2009
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Día del párroco

 

Ven Espíritu Santo, ven Rua Santa, ven aliento de vida, vos que derramás luz para iluminar las cosas, enséñame a reconocer los mensajes de mi vida, los signos a través de los cuales el amor del Padre y el amor del Hijo se derraman en mi vida. Espíritu Santo, Espíritu de Dios a veces cuando miro hacia atrás veo los momentos negros y tristes de mi propia historia, brotan recuerdos que me hacen sufrir. Ayúdame a mirar mi propia historia personal, familiar, comunitaria con otros ojos, para que pueda reconocer tu presencia en esos momentos y así descubra lo que has querido enseñarme a través de esos acontecimientos. Ven Espíritu Santo, ven, ven aliento de vida para que vea que todo tiene algún sentido, alguna luz, algún para que, ven Espíritu Santo para que recuerde con gozo los momentos bellos, grandes y pequeños, para que pueda descubrir que a pesar de todo valió la pena haber vivido No permitas que las nubes me impidan ver el sol que también a brillado a lo largo de toda mi existencia. Ilumina mis ojos Espíritu Santo para que pueda reconocerte y sepa darte gracias con sinceridad por mi vida entera, por mi bautismo, por mi fe, por mi familia, por mi llamado vocacional, por mi sacerdocio, por mi consagración, por mi iglesia particular, por mi comunidad. Ven Espíritu Santo, ven a través de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María en este primer sábado de mes.

De una manera especial quiero agradecer, pero emocionadamente quiero agradecer la respuesta a esta convocatoria  de que nos envíen testimonios sacerdotales. A lo largo de este año sacerdotal los podré compartir al menos uno por programa aunque en este programa de hoy compartiremos varios. Hay testimonios de curas párrocos, de obispos como Monseñor Zaspe, también Monseñor Angelelli. Ahora quiero contarles un poquito quien fue San Antonio María Vianney de origen pobre y humilde, nació cerca de Lyón en Francia, poco antes de irrumpir la revolución francesa en 1786. En el bautismo recibió el nombre de Juan al que le añadió el de María por una devoción especial a la Virgen. Sin embargo es conocido en todo el mundo como el santo cura de Ars, pequeña aldea donde ejerció su ministerio pastoral por más de 40 años. Cuando era joven tuvo problemas con el servicio militar durante el imperio Napoleónico por lo que tuvo que vivir escondido cerca de 2 años expuesto a graves peligros.

 Desde pequeño quería ser padre a toda costa pero se tropezó con dos obstáculos la pobreza y también digamos, no tenía muchas luces intelectuales A los 20 años entró en el seminario y eso fue el problema. Muchos otros habían entrado de más jovencitos y ya habían aprendido bien el latín y tenían una cierta rigurosidad en el estudio. En cambio Juan María entra a los 20 años sin conocer mucho de latín que era la forma en que se enseñaba en la clase y por eso le costó mucho más. A lo mejor no era tan duro de mollera, como dicen, porque ciertamente no haber tenido antes otra escuela y entrar a los 20 años al seminario hizo que tuviera dificultades, muchas dificultades por lo que pasó  muchas humillaciones. El estudio del latín parecía superar su capacidad. Insistió entrando en una congregación de hermanos pero tampoco fue admitido por las mismas razones y finalmente, cuando todo parecía perdido, su antiguo vicario que conocía sus grandes virtudes de piedad, pureza y sacrificio aceptó prepararlo particularmente y consiguió convencer al obispo que lo ordenara sacerdote co