Dios lo puede todo si en El ponemos nuestra fe

lunes, 10 de agosto de 2009
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Jesús se dirigió hacia el país de Tiro y de Sidón.  Entonces una mujer cananea, que salió de aquella región, comenzó a gritar:  "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí!.  Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio".   Pero él no le respondió nada.  Sus discípulos se acercaron y le pidieron:  "Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos". Jesús respondió:  "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel".  Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo:  "¡Señor, socórreme!". Jesús le dijo:  "No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros". Ella respondió:  "¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!". Entonces Jesús le dijo:  "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!".  Y en ese momento su hija quedó curada.

Mateo 15, 21 – 28

La mujer cananea era originaria de aquellos pueblos de Palestina que eran paganos con los que los judíos no debían relacionarse .La razón de ésta dureza era religiosa. En contacto con pueblos extranjeros los judíos perdían la fe en el Dios de Israel. La actitud de Jesús hacia ésta mujer es doble: al principio la rechaza pero después le concede la Gracia que pide y alaba su actitud públicamente.

La fe y la constancia en la fe. El primer titulo de nuestro encuentro.

Se ve en la insistencia de la mujer. Insiste una y otra vez. Insiste con clamor y con gritos dicen los discípulos, insiste postrándose, humillándose, dice socórreme. Está convencida que a partir de ésta su tenacidad y de ésta actitud humilde, sencilla, insistente es como va a conseguir de Jesús lo que busca y así es.

Así termina resultando la mujer por su insistencia, por su gran fe. Hace ver a los demás públicamente y salta a los ojos de Jesús, la actitud que hay en ella y se ve cumplido su deseo. El rechazo inicial expresa el respeto por los mandamientos antiguos d