Discusión sobre el ayuno

martes, 10 de febrero de 2009
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Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús:  “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?”.  Jesús les respondió:  “¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos?.  Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo.  Llegará el momento en que el esposo le será quitado, y entonces ayunarán.  Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande.  Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres.  ¡A vino nuevo, odres nuevos!.”

Marcos 2, 18 – 22

Para situarnos en el contexto, recordamos hace poco tiempo el Bautismo del Señor, que es la presentación de Jesús que venía a cumplir la misión del Padre, y en el Bautismo en el Jordán de Juan Bautista, se lo presenta como el hijo amado del Padre, el predilecto, y se lo presenta como el ungido del Espíritu. Imagínense ponerse en los pies de Jesús en el corazón de Él, en su piel, de alguien que vino ha hacer algo y empieza. Trae el mensaje de salvación, con el entusiasmo que se lanzaría a la predicación.

El salmo 18 de la Biblia, es un himno de alabanza al creador del universo, dice en uno de sus párrafos: El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos. En el versículo 6, dice así: el sol sale como el esposo de su alcoba, contento como un héroe a recorrer su camino. Esta imagen del héroe que sale a recorrer su camino, cantándole al sol, que al amanecer comienza ha hacer su recorrido que fecunda la tierra, que calienta, que da vida. Nosotros lo podemos aplicar a Jesús que sale a recorrer los caminos de Palestina y ahora los caminos de nuestra vida, nuestra historia, geografía. Sale contento con todo el ímpetu, con todo el entusiasmo y empieza a predicar.

Sin embargo ahora empezamos a sentir cierta resistencia a este entusiasmo del héroe a recorrer su camino, la resistencia de la no vida que también vive en nuestro corazón. Y aparece solapadamente en el inicio y a lo largo del evangelio de Marcos se va haciendo como mucho más fuerte esta resistencia a la recorrida del sol que viene a iluminar y dar vida. Hoy aparece como una pregunta de un grupo de personas, hasta qué punto esas preguntas son deseos de abrir el corazón a respuestas que iluminen nuestra vida o va a neutralizar el mensaje y la presencia de aquel que está recorriendo el camino.

Las pregunta de los fariseos y de los discípulos de Juan, qué intencionalidad tienen, eso hace que una pregunta sea o una pregunta para ser respondida o una acusación que necesita condena.

Nuestro acercamiento a la persona de Jesús, cuando pedimos que Él ilumine nuestra vida, tendríamos que decirle a cada una de las dimensiones de nuestra existencia, incluso a las dimensiones psicológicas, la memoria espiritual, de que si todas ellas están dispuesta a recibir la luz que nos trae Cristo y el entusiasmo de su palabra, o empezaremos a retacear y cuestionarle situaciones porque parte de nuestra vida no quiere reaccionar, no lo quiere recibir.

Este es el primer planteo de la palabra, un Cristo que viene a cumplir su voluntad y con el entusiasmo de quién se inicia, de que viene hacer una alianza con el pueblo, a renovar la alianza de la creación y un pueblo que se entusiasma pero que en el profundo de su ser también empieza a aparecer la resistencia a esta nueva presencia, a esta nueva palabra, a este nuevo enfoque de ver la realidad que nos ofrece Jesús.

Podemos pedirle a Dios en este día no tener resistencias ni externas ni internas, que Dios pueda renovar nuestra mirada y nuestro oído interior, para mirar sin prejuicios y para escuchar sin filtros, que lo que Jesús venga a iluminar nosotros lo recibamos plenamente sin resistencias.

 El evangelio nos habla de un día, un día cualquiera, para cualquier parte del mundo. Pero para los discípulos de Juan y de los fariseos debe de haber sido un día marcado en el calendario de sus creencias, de sus vidas espiritual, que no sería dado como un día propio del ayuno.

Lo primero que vemos es que son dos grupos y frente a eso, el de Jesús y sus apóstoles se presentan como otro grupo que los unía una gran espiritualidad judía o el contexto cultural dónde se movía y que las expectativas dadas por los grupos era que en ese día se realizara esa tarea más allá de las búsquedas de los grupos propios, había entonces algo que los unía y dentro de esa unión había las búsquedas más grupales.

El que lo une como una ley mandada era esta la del ayuno y la pregunta surge alrededor del no cumplimiento del ayuno, porque no hacen lo que hacen todos, a la que Jesús no habla en contra del ayuno sino de la no oportunidad para esta circunstancia del ayuno mandado por algunas ideas religiosas, por algún tiempo de preparación espiritual que tendrían el pueblo judío para ese tiempo.

De acá podemos sacar otras preguntas, desde que punto nosotros, aquellas prácticas religiosas que derivan de nuestra creencia, hay tiempo o momentos donde se convierten no en una vivencia espiritual de aquello que queremos vivir, sino un motivo de crítica de aquellos que no la hacen, donde no nos ocupamos tanto, en este caso sería si fuéramos nosotros discípulos de Juan o los fariseos,  de ayunar nosotros y hacerlo con el sentido propio de esa vivencia espiritual, pero si para empezar a mirar a los que no lo hacen y criticarlos.

Ya señala un corazón dividido, mientras estamos haciendo el ayuno una parte de nuestra vida, la otra está mirando para criticar al otro. No tenemos toda nuestra pasión, nuestro corazón íntegro, vivenciando esa manera de honrar a Dios que podría ser en este caso el ayuno o cualquier práctica religiosa.

Esta es una de las tentaciones del creyente, intentar hacer una práctica cualquiera sea de las religiosas y no hacerla con un corazón entero, porque uno de nuestros ojos mira la práctica religiosa y el otro mira al hermano para juzgarlo si lo hace o no lo hace o cómo lo hace o desde dónde lo hace, entonces todo nuestro corazón no está en rendirle culto a Dios a través de cualquiera de las prácticas religiosas que se trate.

Entonces esto de los grupos no se convierten entonces en modos diversos de alabar al único Dios verdadero, de buscarlo y de honrarlo, se puede convertir en o derivar en cuestiones de poder de prestigio, entonces somos distinto no respondiendo a una auténtica diversidad dada por el espíritu sino una búsqueda propia nuestra de poder y de prestigio para de ese lugar apretarnos y poder prejuzgar y dominar a los hermanos, neutralizando sus prácticas, juzgando el valor de las mismas. Nos escondemos en Dios y en las prácticas que nos dicen que nos acercan a Él, no para alabarlo y bendecirlo y darle las gracias y adorarlo, sino que nos acercamos para y escondernos detrás de Él, para utilizarlo, para criticar y neutralizar las actitudes y actividades de nuestros hermanos.

Que el Señor nos libre de esto, que podamos revisar y pedirle que del grupo que pertenezca cada uno de nosotros, cualquiera sea, movimiento, grupo de parroquias o desde el ministerio que sea adentro de la iglesia, sacerdotal, la catequesis, el de la música, cualquier ministerio que sean espacios de servicios, donde lo que hagamos en el tiempo que toque estar haciéndolo lo hagamos para alabanza y gloria de Dios y para el servicio de los hermanos, no como un motivo de ataque a nadie.

Jesús no entra en la polémica si el ayuno sí, que el ayuno no, qué es el ayuno, que de hecho es una práctica extendida en todas las corrientes religiosas. Uno de los criterios de discernimiento no es solamente lo mandado sino si eso mandado es oportuno, porque Jesús dice: está bien que ustedes ayunen si les toca, este grupo no porque hay una situación que los hace especial y es la presencia, Él habla de esta comparación, la del novio, cuando el novio le sea quitado, entonces sí ayunarán.

Vivamos en profunda comunión de Espíritu, reflejando la riqueza de tu misterio, la riqueza y fecundidad del Espíritu y no la mezquindad de nuestro pobre corazón que quiere adquirir poder y prestigio para juzgar a los hermanos.

Que nuestras diversidades, la diversidad de grupos que existen en la Iglesia sean manifestación de la riqueza de Dios y no manifestación de un corazón que no quiere entrar en comunión y que hace la guerra que mata a los hermanos, destruye a los hogares, que mata proyectos, sueños, como en estos días hemos podido observar y sufrir. No queremos pertenecer a grupos que maten, que odien y que juzguen. Queremos pertenecer a grupos que aporten a la riqueza y a la comunión de todos. Que este ayuno o esta actividad cualquiera que hoy emprendemos sea con esta profunda comunión abierto a todos sin dejar a nadie. Que seamos expresión de la riqueza de Dios y no manifestación de la pobreza y mezquindad del hombre.

 Nosotros somos partidarios de la vida, no del poder ni de las exclusividades, si hacemos parte es para proponer objetivos que avancen en  beneficio de todos no somos partidarios para hacer totalidades de esas partes. Abrir el corazón a todos, desde el lugar de cada uno.

Porqué no es oportuno el ayuno le responde Jesús a los discípulos de Juan y a los fariseos, porque a los suyo los presenta como los amigo del esposo, porque mientras el esposo esté con ellos, no se puede ayunar. El presenta esa oportunidad de ese tiempo, el tiempo de su presencia como el tiempo de alegría, de alianza nupcial, ¿cómo se puede hacer ayuno en un día de casamiento?. Es día de fiesta, no de ayuno.

Y la presencia de Él en medio del pueblo es la manifestación de esa alianza que Dios quiere celebrar, es como el esposo que viene de lejos a encontrarse con la novia. En esto se condensa tanto texto del antiguo testamento, donde aparece siempre aquel que es el hijo del que recibió la promesa de Dios que va a buscar a su esposa, tenemos a Isaac, Jacob, tantos héroes del Antiguo Testamento que se manifiestan como aquel que tiene que trazar la alianza nupcial y viene desde lejos a buscar a su prometida.

Así se presenta Dios. Cuando hay tiempo de alianza, este tiempo de una nueva oportunidad de la relación entre Dios y su pueblo a través de esto que es la imagen que Él les dice que es la alianza nupcial, una alianza que genera vida, no es la de esclavitud, no es la del poderoso que viene dominar al pueblo, y dominado le cobra esclavo e impuestos, sino que la imagen que utiliza Dios, no es la de este ejército poderoso, sino es la del esposo que viene a cumplimentar la  alianza anunciada desde antiguo.

Dios quiere ser uno con su pueblo, entonces es tiempo de alegría, acción de Dios, fiesta del pueblo, que es una de las definiciones de la liturgia. Nosotros gozamos, hacemos celebración porque Dios está actuando en medio de su pueblo y la presencia y acción de Dios se manifiesta en esta imagen, la del esposo, el que viene a activar la alianza. Porque la otra gente no se habrá dado cuenta de esto y mientras seguían sus ayunos, no veían que adelante suyo estaba aquello que ellos querían y esperaban provocar con el ayuno.  

Estarían tan encerrados en sus prácticas y en criticar a los que no la practicaban que no se dieron cuenta que delante de ellos estaba aquel que ellos tenían que esperar. Otra dimensión de la mezquindad, frente a la presencia de Cristo, del esposo, que es el sol, la luz, aparecen profunda zonas de oscuridad y una de las oscuridades es esta, si una fue la mezquindad del grupo, otra es que no vean aquello que está delante de sus ojos.

Ir a cuestionar al mismo sol por qué ilumina. Qué cosas son las que yo no puedo ver, la que encerrado en mi historia, en mis objetivos que yo mismo me he impuesto, en las prácticas que yo mismo he decidido, nosotros como grupo, qué cosas no estamos viendo. Como que el pueblo cristiano tendríamos que definirnos como contemplativo de la acción de Dios y secundar esa acción que Dios va realizando en medio de su pueblo.

No gente que se proponga determinados objetivos y quiera que hasta Dios se meta en eso. Nosotros no somos manipuladores del poder de Dios, somos seguidores de los movimientos espirituales y de vida que Dios genera en medio de la historia. Cuantas veces con nuestro ayuno, nuestras prácticas queremos doblegar el poder de Dios para que actúe en determinada circunstancias según lo que nosotros creemos que debería hacerlo.

No decimos a la vida dónde está brotando para nosotros cuidarla y protegerla, sino que nos empecinamos que sea en determinado lugar y de determinada forma, no somos contemplativos de la acción de Dios y somos manipuladores de su poder. Estas mezquindades están en el corazón del creyente. No sabemos que Dios que es misericordia, bondad, creador puede hacer todas las cosas y a veces queremos tenerlo a nuestro servicio, que haga las cosas que yo quiero.

Otra pregunta de los discípulos y fariseos podría haber sido, Jesús, ¿cómo podemos hacer nosotros para vivir la alegría que están viviendo los tuyos y no esto del ayuno que estamos viviendo nosotros?. Entonces hubieran denotado como apertura, es decir, los tuyos tienen algo que nosotros no llegamos a ver, comprender.¿ Por que será que la alegría del otro produce el enojo y el querer quitarle la alegría en vez de preguntarle che hermano cómo haces para estar tan alegre siempre, si hay tantos motivos para ayunar, cuál es el motivo de tu alegría?

En este texto de hoy está también la respuesta, el mismo Jesús se los dice:”Qué tienen sus oídos que no escuchan? Estos no ayunan porque en medio de ellos está el motivo de la alegría que es la presencia del esposo, ellos son los amigos del esposo y mientras el tiempo mesiánico está viviéndose, no hay motivo para otra cosa que no sea el de la alegría. el motivo de la alegría es que Dios está en medio de su pueblo. Les dio una respuesta, pero ellos siguieron escuchando la necesidad del ayuno y no la alegría de la presencia de Dios.

Pidámosle a Dios que nos de ojos para ver la realidad tal como se presenta y mirar con esta característica que es ver dónde Dios está actuando y movilizarnos para fecundar esa acción de Dios. Pedirle a Dios que nos abra nuestros oídos para ver dónde Dios nos está hablando y poder escuchar y organizar nuestra vida de acuerdo a esa palabra y no cuestionar y cerrarnos para querer escuchar lo que nosotros queremos escuchar.

La apertura a la realidad de lo que Dios obra en su pueblo, es la posibilidad de saber que es lo oportuno hacer y dejar de hacer, la oportunidad viene desde la contemplación de la realidad para aprender a discernir, no de obcecarnos en nuestros objetivos determinados. Pidámosle a Dios esta libertad contemplativa del cristiano para ver y oír a Dios actuando en medio de su pueblo y ponernos alegremente a su servicio.

Acá tenemos a este versus, esta oposición entre el ayuno para motivar la venida de Dios y la alegría de reconocer lo que ya está presente en medio nuestro. Esta imagen que utiliza Jesús del esposo y del amigo del esposo y de un ayuno necesario cuando el esposo le será quitado.

Aquí uno queda cuestionando la palabra e impactado, ¿que es esto de que el esposo le será quitado? El motivo de la alegría mesiánica no dice que el esposo se va a ir, no dice que Él de enojado por los pecados de su pueblo los va a rechazar, remarca esto de ser “quitado” esta frase aparece en otro texto, en Mateo, hablando en una parábola, enojado Jesús con los fariseos, con ese enojo que quiere doblegar un corazón rebelde para que vuelva a la fe en el Dios de la misericordia, Él dice que el Reino de Dios, “le será quitado” y le será dado a una nación que produzca su frutos.

Como que en medio de la fiesta mesiánica hay una realidad que es quitada, perdida. Quizás sean las infidelidades del pueblo que produzcan este esposo quitado. Leyendo en los profetas del antiguo testamento, donde utilizan esta imagen de la alianza nupcial como encuentro de Dios y su pueblo, y decíamos no, no es quitado por la infidelidad del pueblo, porque en este modo de alianza no se remarca la fidelidad o su infidelidad del pueblo, sino se remarca siempre al único fiel que es Dios.

Al profeta Oseas, como gesto profético Dios le pide que reciba a su esposa que le había sido infiel, y el profeta lo realiza a este gesto, y queda remarcado así, Dios siempre recibe a su pueblo, aunque la esposa no sea fiel, o la imagen bíblica, haya perdido su virginidad, porque anda con otros dioses, es la fidelidad de Dios el que al final de la historia vence y convierte la infidelidad del pueblo en fidelidad.

Entonces nuestra fidelidad se apoya en la fidelidad de Dios que es el único fiel, el único que mantiene su alianza a través de los tiempos. Tenemos que aprender a ser fieles al único fiel. La fidelidad de Dios es la que nos educa en la fidelidad. Entonces Dios no nos puede quitar la alegría mesiánica por nuestra no fidelidad. Porque justamente la infidelidad del pueblo lo que ha provocado la encarnación. Dios quiere venir acá para enseñarnos, en dónde podemos encontrar una respuesta a esta frase de Jesús, los amigos del novio van a ayunar cuando el esposo le sea quitado.

A lo largo de la historia hay gente en la espiritualidad cristiana, que remarcan esto, por ejemplo San Juan de la Cruz en su cántico espiritual, remarca cuando el alma enamorada descubre la ausencia del amado, entonces el camino sería así, habiendo experimentando la alegría de la presencia de Dios, en medio del pueblo con esta alianza nupcial, cuando él desaparece entonces se provoca esa herida de ausencia que hace que la amada en el cántico espiritual, salga por bosques y quebradas, por valles y ciudades preguntándole a toda persona con que se encuentra, dónde han puesto al amado que se ha perdido, entonces este recorrido del pueblo cristiano buscando aquel del que tuvo experiencia de plenitud y ahora sufrimos el dolor de su ausencia, es el que nos moviliza a caminar caminos no soñados por nosotros.

Y eso quizás sea el ayuno, el ayuno no es entonces para provocar una presencia de Dios como un acto de dominio y de poder del creyente sobre Dios. No es que nosotros haciendo determinadas formas, tres días, nueve o un mes completo doblegamos la voluntad de aquel todopoderoso para que termine haciendo aquella petición que estamos realizando, porque en el fondo sería Dios un muñeco de nuestra buena voluntad en lo mejor de los casos, en la soberbia de querer manipular a Dios en el peor de los casos.

Entonces el ayuno no es una práctica en el contexto mesiánico que Cristo nos presenta de dominio y de autoridad sobre la divinidad. No es que ayunando mucho vamos a lograr que Dios haga aquello que nosotros le pedimos.

El ayuno es aquella movilidad del alma que no encuentra sosiego en ninguna de las estructuras humanas, por que hemos probado el sabor de la eternidad en el encuentro con Jesucristo y ya no nos sacia ninguna otra bebida que no sea su presencia, ningún otro afecto que no sea el de su corazón.

Entonces salimos a buscar desapegados de todo, no nos llena nada que no sea Dios y pasamos por las cosas desde mundo solamente descubriendo los rastros de ese que es el único amor, el único sentido, el único Señor de nuestra vida. Ayunamos de todo porque no nos llena a nosotros sino Dios. Entonces no es un ayuno manipulador de la realidad, sino es un ayuno que prepara la recepción del único que sacia nuestra hambre que es Jesucristo mi Señor. Aquel testigo de la plenitud de Dios que viviendo nuestra historia nos dice soy capaz de llenar tu vida y de darle sentido. Nosotros ayunamos de todo para llenarnos solamente de Dios.

El ayuno es no sentir que nuestro corazón se sacia con nada que no sea Dios, entonces podemos trabajar, vivir, cosechar, sembrar sin poner nuestro corazón en esas cosas, sino que todo eso sea reflejo de la única meta que queremos alcanzar que es la plena posesión de la presencia de Jesucristo en nuestra alma y aquello que no sea Dios lo tenemos que descartar.

El corazón del cristiano solamente se sacia del Dios de la vida. Habiendo nosotros experimentado la alegría de su presencia, la plenitud del encuentro, entre Él y nosotros en la comunidad de la celebración sacramental, en el servicio cotidiano de caridad, no podemos llenar nuestro corazón que no sea de Él, entonces, sí vamos a ayunar de todo para que nuestro corazón este disponible de Él. Solamente llenarse de Dios.

El ayuno para aquellos que vivimos la presencia y la experiencia de que somos amigos del esposo, no es un ayuno para movilizarlo a Dios, ni para exigirle respuesta a determinadas situaciones aunque sean muy dolorosas que tengamos sino que es un ayuno para movilizar nuestro propio corazón. Somos nosotros los que tenemos que encontrar este vacío en nuestra alma para que Dios lo pueda llenar. Entonces ayunamos para vaciarnos, para movernos a los espacios a donde Dios esta actuando.

Cuando decimos donde está Dios, aquel que alguna vez experimentamos en nuestro corazón y hoy no lo tenemos y decimos ahí, los lugares de su presencia, los lugares que tenemos que ayunar de criterio y de tiempo ocupado en otras cosas para poder encontrarnos con Él porque ese es el ayuno que queremos, modificar nuestros hábitos para dejarnos encontrar y poderlo encontrar en los lugares donde Él habita que es la eucaristía, la palabra y que es la caridad.

Tenemos que ayunar de todas esas cosas que no nos dejan tener tiempo para la adoración, la reflexión, la oración con la palabra y tiempo para el servicio desinteresado de aquellos a los que nadie sirve porque no entran en ningún sistema, ahí esta todo Dios esperando nuestro encuentro.