Dones del Espíritu Santo

jueves, 15 de mayo de 2008
Oración de Invocación al Espíritu Santo

 

Espíritu Santo lléname de tus gracias y de tus dones.

Ven Dios de la eternidad.

Ven dador de la sanación de Dios.

Ven luz de mi corazón, visita mi alma.

En tu gracia visítame, tráeme consuelo, descanso en las enfermedades familiares, en mis sufrimientos familiares, en mis miedos y tormentos familiares, en las tentaciones de la vida, lléname con tu divino poder y misericordia, en los sufrimientos de mi familia lléname de esperanza y paz.

En todos mis problemas familiares, quédate conmigo y sé realmente mi defensor, mi auxilio, mi abogado, mi paráclito.

Ven Espíritu Santo te necesitamos, sin vos y sin tu ayuda divina nada bueno puedo hacer y todo en mi vida es pecado. Llena mi mente de paz y alegría. Dame un corazón nuevo, lleno de amor. Dame un Espíritu nuevo, infundí en mí tu Espíritu de sabiduría, entendimiento, fortaleza, conocimiento, consejo, piedad y temor de Dios.

Espíritu Santo permití que los dones de mi familia se vuelvan activos y dinámicos, en todos sus miembros. Concédeme esos dones especiales, que tu sabiduría sabe que son mas apropiados para mis talentos, mi personalidad, mi actividad, mi apostolado, a través de estos dones utilízame para construir el reino de Dios.

Espíritu Santo concédenos el Espíritu de amor, alegría y paz. Dame una actitud cariñosa, bondadosa y delicada hacia mis hermanos, hermanas, padres, esposa, esposo, hijos y  parientes.

Espíritu Santo concédenos a mí, a mi familia, a todos los oyentes de Radio Maria, el don de  sanación. Que esta sanación traiga a cada familia, la realización completa del cuerpo, mente y alma, y nos convierta en instrumento tuyo.

 Espíritu Santo concede sobre todo a cada familia, la mayor de las sanaciones, la gracia de la vida eterna.

Permitinos compartir la victoriosa resurrección de Jesús. La victoria  de Jesús resucitado sobre la enfermedad, el pecado, la muerte, la maldad y sobre cada poder del maligno ahora y eternamente.

Permíteme ser el canal de Gracia, para esos dones de cada unos de los miembros de cada familia.

Maria reina de la paz ruega por nosotros y por el mundo entero.

Amén.

 


 

Dones del Espíritu Santo

 

 

Vamos a hablar del Espíritu Santo, de la Rua Santa en hebreo, Espíritus en latín, Neuma en griego, lleno de aire, el Espíritu Dios, Dios Espíritu Santo.

¿Cómo lo vemos al Espíritu Santo? como lo que es, un don, un regalo, una dadiva. El Espíritu Santo es don del Dios Altísimo, su esencia es ser regalo, gratuidad.

Todo don perfecto viene de arriba, dice Santiago. El Espíritu viene del Padre, desciende, reposa, sobre Jesús y en él sobre nosotros, desde el bautismo para llenarnos de cielo la tierra.

Si conocieras el don de Dios, si tuviéramos ojos para ver y fe para sentir el revoloteo del Espíritu, que se nos acerca de mil maneras, en gozos pequeños, ilusiones grandes, marcadas siempre con el origen divino de lo que viene de lo alto, que trasciende, nos inunda, nos desborda, si eso ocurriera cambiaria nuestra vida, tu vida, mi vida. De verdad el Espíritu Santo es don del altísimo.

Por ejemplo:

La lluvia, la nieve, las alas del ángel de la anunciación, las palabras de las profecías, todo lo que fecunda la tierra y alegra el corazón del ser humano es don, es regalo, y por consiguiente es Espíritu, mensaje, presencia, vinculo de lo más íntimo de Dios, lo más íntimo en nosotros, si es que sabemos reconocer tu toque escondido en las realidades diarias, cotidianas. No esperar que el Espíritu Santo se exprese en cosas extraordinarias; como en efectos especiales, películas de Steven Spilberg. Sino en lo cotidiano, en lo de todos los días.

Una mañana clara que se nos entra en la cara al abrir la ventana, una palabra amiga, una voz conocida, un manjar favorito, una bebida refrescante, un chiste, un poema, una carcajada, un apretón de mano, un gozo súbito que no se sabe de adonde viene ni de adonde va, un silencio religioso en el alma, un saberse hermano de todos los hombres y mujeres en la calle, un sueño inocente, una canción alegre, una carta, un mail, una llamada por teléfono, una sonrisa, un bienestar, un juego. Todo eso es regalo, gracia, providencia, gratuidad. Todo eso es Espíritu, de lo alto viene, desciende y llega hasta el fondo del alma, del corazón, que le pertenece con reconocida soberanía de dueño y señor de cada corazón, de cada alma. Es el Espíritu Santo que seduce tu corazón y el mío, es el que enamora nuestra alma, la recrea. Entonces que lástima, esta economía del consumo, consumismo, de la masificacion, de la falta de gratuidad, de sentirse amado gratuitamente, de sentirse hijo e hija, de experimentarse hijo e hija muy amado del Padre Dios, creador en forma gratuita, el que nos amo primero, el que dio el primer paso por nosotros. Digo este estilo pragmatista, consumista, alienante que vivimos, ha comercializado hasta la vulgaridad. Este don exquisito del regalo, y entonces aparecen fechas y precios, el día de este y de no se quien, del abuelo, padre, madre, del niño, etc., y la gente va corriendo, la gente va corriendo a ver a la regalaría y envuélvame esto, aquello y nos pasamos haciendo regalos, en paquetes envueltos con moños y tarjetas. Y el regalo a perdido la espontaneidad, la elegancia, la sorpresa, la gratuidad del afecto sincero no del cumplimiento, (cumplo y miento), del compromiso.

 

¿Se lo envuelvo para regalo?

 

Ya no sabemos lo que es un regalo.

No sabemos lo que es un don. Y, ¿cómo vamos saber lo que es el Espíritu Santo? ¿qué es don y regalo por excelencia? si no estamos experimentando la gratuidad y la libertad interior de nuestra vida cotidiana, de cada día.

 

¿Cómo vamos a saber y experimentar lo que es la Eucaristía?

 Sino sabemos que es una espiga y un racimo.

 

 ¿Cómo vamos a saber lo que es el cielo?

Si no sabemos que es un banquete, la tiranía, dictadura del super market erosiona la calidad de vida. Y una vida disminuida nos da una religión disminuida.

Por eso cuando uno entiende y experimenta de parte de Dios, que nos amo primero, lo que es la gratuidad, lo que es dar el primer paso, uno comienza a ganar en libertad interior, y el desapego de la propia imagen.

Y con esa libertad interior comienza a descubrir la vida como don, como gratuidad, como entrega. No tanto dar cosas, sino darme, donar mi tiempo, mis carismas, mis dones. No comprar regalitos envuelto para aquí, para allá, sino entregar la propia vida como regalo, como don, porque Dios lo hizo primero. Dios entrego primero en Jesús, me ama primero, da el primer paso por mí.

Recibimos dones, talentos, carismas, cualidades. Vos y yo. Para servir mejor los dones se multiplican al participarlos, los talentos se multiplican al ponerlos en practicas, darse, es lo mejor que el ser humano puede hacer, donarse. Es la vida de Dios comunicada a nosotros, eso es lo que donamos, ser canal de gracia, no cisterna.

El hijo de Dios Jesucristo con su nacimiento en la tierra, hizo carne la presencia del Padre entre nosotros y ahora el espíritu lo acerca mas todavía, con el don interno de su Ser en el fondo del nuestro.

El Espíritu Santo es la trinidad extendida hacia nosotros, la invitación a la eternidad eterna, Dios hecho don regalo, en el pecho del ser humano.

San pablo dice: Que tenés que no hayas recibido.

Que maravilloso.

¿Qué tenés vos, que tengo yo, que no sea regalo, don, gratuidad, providencia?

Todo es providencia, tu carácter, temperamento, cualidades, mente, corazón, cuerpo, alma, espíritu, todo lo que sos y tenes ese regalo, don, providencia.

Todo lo que tenemos y somos es don, regalo, gratuidad de Dios.

Por eso te lo repito para que podamos captar mejor que es esto del Espíritu Santo, porque sino no lo captaremos jamás, y nos haga gustar, saborear, los dones del Espíritu Santo.

La palabra don significa regalo, y eso lo que yo te quiero dar, también el regalo de mi presencia, de esta palabra de vida.

 

Don de la Sabiduría

 

Saborear, de allí viene la palabra Sabiduría

Si perdemos la capacidad de admirar, de asombro, por eso es que tenemos en el corazón tanto tedio, aburrimiento, cansancio, tristeza, amargura, porque falta esa capacidad de asombro, y justamente el Espíritu Santo a través del don de la Sabiduría, nos da la capacidad de gustar, esa es la palabra clave, el sentido intimo y a la vez espiritual y corporal que hace llegar hasta los huesos el entendimiento y el placer sereno de la belleza, de todas las cosas, de la bondad, del orden, equilibrio, armonía que Dios puso en ellas.

Gustar, gustar lo digo yo que soy un gringo de esta zona, del sur Santafesino, de una zona del País, un poco chata, en donde a veces la gente es un poco autónoma, de trabajo, y trabajo, donde a perdido la capacidad de contemplación. Quizás por ese trajín cotidiano, esa rutina cotidiana, sin trascendencia, sin el gusto del Dios vivo en las cosas de todos lo días.

Sabiduría tiene más que ver con el sabor que con el saber. Hay mucha gente que tiene mucha ciencia, y esta inflado de ciencia, pero no tiene sabiduría, ahora que refriegan los títulos por la cara : doctor, licenciado, profesor. Pero el Señor nos da sabiduría.

El intelectualismo exagerado que vivimos hace siglos en occidente, nos ha privado de estar en contacto con los sentidos:

– Placer de ver y oír, de sentir, la capacidad de vivir el cuerpo como parte de nuestro ser, como expresión, morada, como compañero para siempre en la resurrección de la carne.

 

¿Donde están las intuiciones, las inspiraciones, el genio?

 

La palabra gusto, se ha salvado en nuestra sociedad con el buen gusto, que dicen algunos.

Que es la gracia natural en la vida diaria, la frase feliz, el cumplido, el traje inteligente, la combinación de ropa inteligente,  la comida bien presentada, el gesto noble, entonces la gente dice: que buen gusto.

 

El don de la sabiduría es el don del buen gusto en las cosas del espíritu, el saber discernir, disfrutar, agradar, la espontaneidad con Dios, la familiaridad con los seres humanos, la alegría confiada, el hondo sentir.

A veces cuando vemos algunos documentales de los catadores  de vinos, huelen, saborean. Son los catadores de vino quienes van aplicando los sentidos, la experiencia, las pruebas, entrenan su cuerpo para responder con espontaneidad cada marca, corte, cosecha, cada copa.

El don del Espíritu Santo despierta a los sentidos y valoriza lo esencial de la vida. Es saber gustar donde la gente solo consume, saber disfrutar donde la gente se intoxica, saber reposar donde todo el mundo tiene prisa.

El don de vivir, de apreciar la vida, el aire, los árboles y los pájaros, recobrar las brisa del primer paraíso, donde cada amanecer era esperanza, y cada hora era fricción y cada atardecer plenitud. La inocencia de los sentidos, la pureza de la mente, la rectitud de intención; saber escuchar música con tranquilidad orgánica.

Hay quien lee libros solo para criticarlos, y decirle a otros leí tal libro o vi tal película, o tal otra, y va a los museos solo para decir que ha estado en él. Hay quien se droga para safarse de la vida. Drogarse es raptar a los sentidos, ofender a las venas.

Drogarse, alcoholizarse, estupidizarce mirando los programas de televisión que dicen lo hago para entretenerse, en una Argentina cada vez mas aburrida, mas tediosa, mas mediocre, hay gente que consume televisión solo para evadirse, escaparse, idiotizarce, atontarse, para ser parte de este sistema.

Nosotros no necesitamos idiotizarnos, porque podemos disfrutar en todo el sentido de la vida de estas cosas que estoy diciendo.

No disfrutamos emborrachándonos, comiendo como bestias, haciendo cola para jugar a la quiniela, o ir a los casinos.

Disfrutamos en esto que nos regala Dios cada día, en cada cosa, quien a gustado las aguas limpias que alegran la ciudad de Dios, no volverá a sentir atractivo alguno por los banisales, barrizales, por el agua podrida, del engaño mal sano del cholulaje, de la frivolidad, superficialidad. Ante ese gusto único desaparecen los requerimientos oscuros de gozos ínfimos.

 

Jesús crecía en sabiduría, que no es ciencia. Sabiduría que no es ciencia que engorda. Jesús procede con tacto y respeto ante maestros venerables en lugar sagrados. Con sabiduría hecha luz en sus ojos, hecha ternura en su voz, hecha impaciencia en su juventud, largos años en Nazareth y luego la vida publica.

Sabiduría, el Espíritu Santo esta sobre mi y me envía.

Con esa plenitud del Espíritu vuelve a su pueblo y habla en la sinagoga, esos paisanos se asombran de su sabiduría y también tenes que asombrarte de la tuya y de todo bautizado. Porque todos hemos recibido este don magnifico, el don de la sabiduría, para que vos catequista, misionero, evangelizador, papa, mama, párroco, religiosa, ministro de la eucaristía, trabajador en la pastoral carcelaria, puedas llevar con unción la palabra que toca el corazón, que transforma, sana, salva y libera.

No pura elucubración humana, sino eso que brota de tu corazón, como manantial de agua viva. Esto es la sabiduría.

Que hermoso.

Y esto es solo uno de los dones del Espíritu Santo, imagínense todos los que tenemos, la cantidad de regalos.

 

 

Don de Entendimiento

 

Descubrir esto, están sin entendimiento, se podrían haber constatado es que aun no hemos recibido el Espíritu Santo.

Jesús contaba parábolas, le hablaba con sencillez.

Hablaba del campo, las cosechas, de los pájaros, de los lirios, de las imágenes, de las fabulas.

Pero al final el maestro explícanos esta parábola, porque no entendemos nada.

Otro ejemplo:

-Felipe, llevas tanto tiempo conmigo y aun decís que no me conoces.

Otra queja, no me conocen.

-Pero Señor, carne y sangre no pueden revelar lo que sos. Miles de personas, te vieron y oyeron en Galilea, Judea, han seguido tus pasos y escuchado tu voz, tus discursos, se han entretenido, han alabado tu doctrina, han sido incluso curados de sus dolencias,  aunque no sanados,. Pero no basta con oírte para entenderte, todo el mundo conoce tu nombre Señor, hay muchos bautizados que únicamente están para los registros de los libros burocráticos de bautismo de las parroquias.

No basta oír, hay mucha gente que paso por colegio católico, que ha recibido alguna catequesis, pero no entiende. Todo el mundo conoce su nombre Señor, han oído hablar de los evangelios, pero muchas veces el mundo sigue siendo carne y sangre.

No te conocemos Señor, ese es el don del entendimiento, de entender, captar, el don de entender a Jesús, no tanto a nivel intelectual, racional. Entenderlo totalmente, plenamente, su doctrina, su Padre y al espíritu entender por dentro, de allí viene la palabra  inteligencia, intelegere, (intus legeres), leer por dentro, llegar al corazón.

Cuantos libros hay sobre Jesús y que poco llegamos a entenderlos, Dios mío, todo los días   leemos quizás la palabra de Dios, la Biblia, frases que resbalan de puro sabidas y de repente cuanto menos se espera en el rito diario, se abre un texto antiguo, que lo hemos leído tantas veces y es como si fuera la primera vez, ante ojos atónitos se hace la luz.

Gusten y vean.

Si el don de sabiduría era gustar. El don del entendimiento es ver con los ojos de Dios.

Entender con su mente, contemplar con su espíritu, reconocer la mano de Dios, donde otros ven solo circunstancias humanas.

Casualidad, dicen, descubrir providencia en la historia, cristidencia, no coincidencia y amor en el sufrimiento, tener la visión del profeta, la visión del águila como San Juan, el apóstol, Jesús dedico tiempo a prepárale discípulos al Espíritu Santo.

-¿Maestro donde vivís?

-Vengan y vean- y se quedaron con él todo el día.

Y a Jesús le gustaba hablar largo, de persona a persona.

-Se acuerdan cuando llego Nicodemo al amparo de la noche, tú le dices maestro y no entendes esto. O la mujer samaritana que llego sin saberlo y se resistió al dialogo.- Jesús continúa su labor de enseñar, dialogar, abrir entendimiento y preparar revelaciones y nos sigue diciendo:

-Yo soy la luz del mundo, no me conoces a mí ni a mi Padre porque no entienden mi lenguaje,  no me escuchan mis palabras.

La despedida también es conversación, larga, con su grupo mas intimo, lección ultima de claridad y cercanía en víspera de cruz, de dolor, prueba.

Ahora si que hablas claro maestro.

Y el dice:

-Yo soy el camino, la verdad y la vida.

Palabras que hacen luz en las mentes dispuestas, entendimiento facial tras la convivencia y confianza y ante el peligro y la separación.

El Espíritu Santo continua, hoy, ahora y aquí la obra de Jesús, de iluminar tu mente y la mía, de abrir tu corazón y el mío.

Cinco veces repite un salmo la plegaria directa:

 

Señor dame entendimiento. Salmo 118

 

Y otro proclama la gracia concedida:

 

Entendieron sus obras. Salmo 63

 

La visión del plan de Dios que alcanzo San Pablo y esta destinada también a ser nuestra, justamente por el don del Espíritu, del don del entendimiento, lo que San Pablo explica tan bien en Efesios 3, 5-12.

También nosotros estamos llamados a eso, y una vez que hemos gustado y entendido.

Gustar antes de entender, no se puede entender sin gustar, sin saborear.

Mucha gente va a misa, o catequesis por cumplimiento, cumplo y miento, pero sin gustar, sin saborear.

 

 

Don de Consejo

 

Una vez que uno ha gustado y entendido, nos toca aplicar a las situaciones concretas de la vida, en nosotros y en los demás, la visión que ennoblece y anima en nuestro diario caminar. Y ese es el don de Consejo.

Don de Consejo es sabiduría en acción, este es el gran servicio que podemos prestarnos unos a otros, ayudarnos a vivir, a tomar decisiones concretas en la vida, a discernir: la palabra oportuna, el consejo leal, el momento de luz cuando todo esta oscuro.

El consejo se basa en la sabiduría y el conocimiento como don del Espíritu Santo, con ello obtenemos la visión que Dios tiene de las cosas, del mundo, de la vida. No es tu mirada miope, no es mi mirada miope; es la mirada de Dios sobre tu vida, tu proyecto de tu vida original, único e irrepetible, tu matrimonio, tu familia, tus hijos, este es el don de consejo.

Dios lleva a cabo su plan según el consejo de su voluntad como Pablo expresa en Efesios 1, 11.

Ese divino consejo que se hace nuestro en el don del Espíritu y nos deja penetrar  la visión  y mirada de Dios para hacerla nuestra.

Cuando estamos en devaneos humanos, argumentos que son de la carne y la sangre y no del Espíritu, buscando un oportunismo culpable justificando en todo. Nada más lejos del saber divino que busca ante todo la verdad.

Y sabes como hacer la realidad suave y palpable en cada momento y en cada ocasión, justamente pidiendo el don de Consejo, de discernimiento.

Nuestro gran defecto es que nos creemos demasiados listos, nos creemos que la sabemos todas, vemos hombre y mujeres del mundo que obtienen éxito, que supuestamente tienen fortuna, raiting, alegría, ropa, joyas, viajes, consiguen fama con su talento y su intriga, sus contubernios, chanchullos, sus cosas pocos transparentes. Con esas cosas humanas no vamos a ninguna parte, sino a la frustración y a la desesperanza.

Hay que volver una y otro vez al ambiente limpio de  verdades del alma, donde las cosas tienen otro color y la vida otra dirección.

El don de Consejo es la sabiduría práctica en nuestra vida cotidiana, diaria.

Tenemos ejemplos a montones:

Salomón que dirimió la contienda de dos mujeres y un niño.

Daniel que consiguió liberar a la indefensa Susana de la acusación insidiosa de dos ancianos del pueblo.

Jesús mismo con la plenitud de sus dones de Mesías y del Espíritu, que en la moraba confundió a quienes le tendían trampas bien preparadas para desprestigiarlo de su ministerio.

Quizás el momento mas profundo del don de consejo en Jesús, fue cuando cayo ante Herodes, cuando no hablo ante Herodes, allí también estuvo actuando el don de Consejo.

Lo que nubla nuestra mente es la prisa, el apuro por vivir, este stress cotidiano, esta ansiedad que no para, la ansiedad de acertar, la agonía de decidirse. La precipitación es madre de equivocaciones, nos asustamos, nos atropellamos unos con otros, nos falta la paz, el sosiego del discernimiento, la perspectiva, la distancia que devuelve la proporción a las cosas. 

Al ejercer el don de consejo con otros es cuanto más delicadeza y atención al Espíritu se requiere.

Toda persona que ha recibido confidencia sobre como llegar a tomar decisiones tiene que hacerlo en Espíritu. Más que aconsejar una persona a otra, es dejarse aconsejar ambas  por el Espíritu Santo que dirige y usa instrumentos humanos más eficazmente, cuanto más dóciles a su influjo.

Por eso me extraña que muchas personas se angustien por problemas cotidianos, sin haber pasado un rato a solas largamente delante del Santísimo. Me extraña mucho sobre todo en gente que se dice bautizada, seguidora de Jesús y devota de Maria.

Pidamos el don del Espíritu.

 

 

ORACION FINAL

 

Ven Espíritu Santo, integra todos los elementos de mi ser, ayúdame a amarme a mi mismo valorar mi dignidad human y cristiana.

Ven Espíritu Santo destruí mi egoísmo con el fuego de tu luz.

Ven Espíritu Santo y haceme morir a este hombre viejo que me arrastra al pecado.

Ven Espíritu Santo y renovame para que sea una nueva criatura.

Ven Espíritu Santo y encende en mí el fuego de tu amor, para que ame a todos los seres humanos especialmente a los pobres y a los más necesitados.

Ven Espíritu Santo haceme humilde para que toda la gloria a Dios.

Ven Espíritu Santo llévame a la verdad completa, desechando toda falsedad y engaño.

Ven Espíritu Santo ilumíname para descubrir la mentira, especialmente cuando Satanás se revista de ángel de luz.

Ven Espíritu Santo me abro totalmente a tus inspiraciones y mociones, hace de mi lo que vos quieras, someto mis planes a los tuyos, solo quiero de mi vida lo que vos queres de ella.

Ven Espíritu Santo y dame el amor y la comprensión de la palabra de Dios, abrí mis oídos para escucharlas, y fuerza de voluntad para seguirla y obedecerla.

Ven Espíritu Santo de Cristo resucitado y haceme formar el cuerpo de Cristo en la iglesia concreta, en mi comunidad parroquial.

Ven Espíritu Santo de Cristo glorificado y crea en nosotros la unidad, la unidad aun en la diversidad, tira las barreras del odio y de la división que nosotros hemos levantado con nuestro egoísmo.

Ven Espíritu Santo, Espíritu de comunión del Padre y el Hijo y congrega al pueblo de Dios, la iglesia en un solo corazón, una sola alma, una sola fe y un solo Padre.

Ven Espíritu Santo, Espíritu de salud, y sana nuestras relaciones heridas, a los enfermos, a los tristes, amargados, depresivos.

Ven Espíritu  de la verdad para que siempre nos relacionemos en la verdad, la justicia y la paz.

Ven Espíritu de unidad y congrega a todas las denominaciones cristianas en un solo rebaño, bajo un solo pastor.

Ven Espíritu creador y renueva la faz de la tierra, hace el cielo y la tierra nueva.

Esperamos y necesitamos.

Ven Espíritu renovador e instaura la justicia en este mundo.

Ven Espíritu de esperanza hacénos confiar que el bien siempre superara al mal, que sembremos la semilla de la bondad.

Ven Espíritu fuerza de Dios para que seamos testigos de que es posible vivir el evangelio en las estructuras económicas, políticas, sociales, culturales, deportivas, de los medios de comunicación.

Ven Espíritu que soplas como queres y danos imaginación, creatividad, para cimentar la civilización del amor  en lo concreto, en la casa, el hogar, el apostolado, la comunidad parroquial, en el movimiento, el ministerio, para crear estructuras justas que sean signos anticipados del reino definitivo que esperamos.

Sánanos Espíritu Santo de tal manera que toda la eternidad te alabemos y te bendigamos con el gozo de la salud perfecta en la plenitud de la vida eterna.

Ven Espíritu Santo, ven Rua Santa, ven suave brisa, ven aliento de vida, ven con un nuevo Pentecostés sobre nosotros, derrámate ahora una nueva efusión del Espíritu Santo sobre todo y cada uno de los oyentes de Radio Maria, sobre sus familias, sus comunidades.

Ven Espíritu de Dios a través del corazón inmaculado de Maria. Ven, ven, ven Espíritu de Dios.

Amen.

 

                                                                                  Padre Francisco Rubén Bellante