20/09/2024 – La Iglesia Católica, al igual que la comunidad de Corinto a la que Pablo escribía, es un tapiz tejido con hilos de múltiples colores. Cada miembro, único en sus dones y talentos, es un regalo del Espíritu Santo.
Pablo nos recuerda que esta diversidad no es una fuente de división, sino un reflejo de la riqueza de Dios. La unidad en la Iglesia no radica en la uniformidad, sino en el reconocimiento mutuo de estos dones y en el compromiso de trabajar juntos para construir el Cuerpo de Cristo.
Dialogamos con el Padre Leonardo Valoy, vicario parroquial de la Parroquia de Fátima, profesor de sagradas escrituras en el Seminario Mayor y director de estudios académicos en el Seminario Mayor.
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