31/05/2018 – “Quien busca la verdad, busca a Dios, lo sepa o no”, decía Edhit Stein, nos cuenta la hermana Silvia de la Misericordia, carmelita descalza del Monasterio San José, de la ciudad de Córdoba.
Se acercó a la biografía de Santa Teresa de Jesús, al libro de la vida y se cuenta que la leyó en una noche, el libro que es bastante largo, y se cuenta que ella dice “Esta es la verdad”, relata la hermana Silvia.
Después hay otro hito importante, la fe católica de algunos de sus amigos del círculo fenomenológico, había fallecido uno de ellos, y ella va a visitar a la viuda y dice, – palabras textuales- “Este ha sido mi primer encuentro con la cruz y con la fuerza divina que transmite a sus portadores. Fue el momento en que se me desmoronó mi irreligiosidad y brilló Cristo”, indica la hermana Silvia.
Otro hito importante para su fe fue el encuentro con una mujer anciana, entrando ella a la iglesia católica, ve a esta mujer con su bolsa, ve que esta mujer en silencio estaba orando a Dios. Entonces a ella le impacta esto, porque lo que ella tenía conocido de la fe judía o de algunos protestantes, es que se entraba en los lugares o en los templos para orar en los oficios litúrgicos, pero no este testimonio de un encuentro personal, íntimo, en cualquier momento del día y en la circunstancia que esté, esta mujer había hecho las compras y había entrado a orar, expresa hermana Silvia.
Edith Stein, una mujer alemana, judía, agnóstica, filósofa, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, era su nombre religioso, fue una gran buscadora de la verdad. Ella descubrió que Dios es un gran buscador de nuestro corazón y se dejó encontrar.
Ella va a decir: “Lo que no entraba en mis planes entraban en el plan de Dios”.
Y la sencillez de su espiritualidad lo resume en una pequeña frase, indica la hermana Silvia: “En el fondo hay una simple verdad: Cómo se puede empezar a vivir en las manos de Dios”.
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