El Amante

miércoles, 21 de julio de 2021
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26/07/2021 – ¿La verdadera adoración a Dios de dónde brota? Brota de sabernos amados, infinitamente amados. Nunca podremos adorar adecuadamente a Dios si no reconocemos su amor, si no lo descubrimos como amante, porque en definitiva “Dios es amor” (1 Jn 4, 8), y todo lo que él hace es por amor.

Antes de resumirlo de esa manera, ya en el Antiguo Testamento la Palabra de Dios enseñaba que “el Señor está lleno de amor” (Sal 130, 7), y nos invitaba a decírselo: “Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor” (Sal 136, 1). Cuando nosotros nos encerramos en un momento de dolor nos hace bien recordar que hay mucho más que eso, y decirle a Dios: “Tu amor es eterno Señor” (Sal 138, 8). “Te daré gracias, Dios mío, de todo corazón, y glorificaré tu Nombre eternamente, porque es grande el amor que me tienes” (Sal 86, 11-12).

Y si nos levantamos con la cabeza llena de pensamientos oscuros y mundanos, podemos pedirle al Señor: “Hazme sentir tu amor a la mañana” (Sal 143, 8). Cuando el mundo nos lleva a desconfiar de Dios, a imaginarlo como alguien que nos limita o nos quita la alegría, su Palabra nos recuerda “la bondad de Dios y su amor al ser humano” (Tit 3, 4). Esa es nuestra verdad más real.

Los Salmos nos invitan a cantarle a ese amor, porque “la tierra está llena de su amor” (Sal 33, 5). Aunque a veces parezca que todo es negro, su amor siempre está, sólo hay que saber mirar para no concentrarnos sólo en la negatividad y reconocer los signos de ese amor infinito. Esto es porque el Señor ama a todas sus creaturas: “Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, porque si algo odiaras no lo habrías hecho” (Sab 11, 24).

Ese amor no sólo es generoso, también está lleno de calor, porque el Señor es “tierno con todas sus creaturas” (Sal 145, 9). Los que han descubierto eso, cuando se sienten fríos por dentro, angustiados o abandonados, no dudan en decirle al Señor: “¿Dónde está… tu ternura entrañable?” (Is 63, 15).

Para que no nos queden dudas, el mismo Señor toma la palabra y nos dice de manera muy directa: “Tú eres de gran precio a mis ojos, eres valioso y yo te amo” (Is 43, 4). Prestemos atención: no dice sólo que nos ama, sino que nos ama porque somos preciosos, valiosos. Por lo tanto, tú puedes decir con sano orgullo: “Yo soy valioso a los ojos del Señor” (Is 49, 5). Así podrás responderle a él: “Tu amor será mi gozo y mi alegría” (Sal 31, 8). De este modo brota una alabanza sincera: “¡Bendito sea el Señor! Él me mostró las maravillas de su amor” (Sal 31, 22). “¡Oh Dios, qué precioso es tu amor, por eso los humanos se cobijan bajo tu sombra” (Sal 36, 8).

En el corazón que se deja amar por Dios, brota un deseo: “Cantaré eternamente el amor del Señor” (Sal 89, 2). Y así la alabanza acrecienta la admiración, porque podemos reconocer más y más que nosotros nunca comprendemos ese amor, porque ese amor nos supera infinitamente: “Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor… El amor del Señor permanece para siempre” (Sal 103, 11.17).

Entonces, tanto la belleza de la creación como los acontecimientos de la historia nos hablan de ese amor. Veamos cómo insisten en esto los Salmos: “Al que hizo el cielo con sabiduría, porque es eterno su amor. Al que asentó la tierra sobre las aguas, porque es eterno su amor” (Sal 136, 5-6). “Al que hirió en sus primogénitos a Egipto, porque es eterno su amor, y sacó a Israel de entre ellos, porque es eterno su amor, con mano fuerte y brazo poderoso, porque es eterno su amor… Al que guio a su pueblo por el desierto, porque es eterno su amor… Al que se acordó de nosotros humillados, porque es eterno su amor, y nos libró de nuestros adversarios, porque es eterno su amor… Al que da pan a todo viviente, porque es eterno su amor” (Sal 136, 10-14.16.23-25).

Que es eterno significa que no es el amor de un momento pasajero, como el de ese abusador que busca una mujer sólo para pasar un buen momento y luego sigue con su vida. No es un amor de la boca para afuera. Es verdadero, es fuerte, es auténtico, es desinteresado, por eso es eterno. Mañana seguiremos recordando el amor del Señor.

 

Foto: https://cartasamorpara.com/