El amor cristiano

martes, 17 de enero de 2012
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Vamos a desarrollar la primera carta encíclica del Papa Benedicto XVI sobre el amor cristiano: Deus caritas, es decir, Dios es amor y es una oportunidad bellísima de poder conocerla, de poder descubrir un poco el mensaje que el Papa nos dirige a todos, no solo a los obispos y sacerdotes, sino a toda la Iglesia, a todos los laicos, a todas las personas que, realmente, queremos intentar vivir el amor de Dios en nuestra vida. En la catequesis de hoy vamos a desarrollar el verdadero significado del amor, realmente es un tema muy lindo, muy profundo, por eso al tratar de contemplarlo, al ir escuchando la Palabra de Dios y la enseñanza del Papa Benedicto, también queremos abrir el corazón para que el amor de Dios pueda dar su fruto en nuestra vida, en nuestras relaciones personales, con nuestra familia, con nuestros amigos, con las personas y de una manera muy especial con el Señor. Yo quisiera compartir con ustedes primero, como punto de referencia, un texto bíblico muy hermoso que es de la primera carta de Juan 4, desde el versículo 7. “Queridos míos, amémonos los unos a los otros porque el amor procede de Dios y el que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios, el que no ama, no ha conocido a Dios porque Dios es amor. Así Dios manifestó su amor, envió a su hijo único al mundo para que tuviéramos vida por medio de Él y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero y envió a su hijo como victima propiciatoria por nuestros pecados. Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros” Queridos hermanos, el Papa Benedicto XVI, el 5 de diciembre del año 2005 le propone a la Iglesia esta carta encíclica que su contenido, es el amor cristiano, podríamos decir que la estructura de esta encíclica, el Papa con toda la experiencia que ha tenido, incluso antes de ser Papa, en sus escritos, en sus documentos, en sus artículos, en sus libros, tiene una experiencia y una sabiduría profunda. El Papa presenta unos argumentos principales como para tratar el tema del amor cristiano y el tiene un punto de partida y un punto de llegada. En la primera parte de la encíclica habla principalmente de la unidad del amor, nos menciona el concepto actual de la palabra amor y como es utilizada, en algunos casos, erróneamente, nos explica el verdadero significado del amor y la diferencia y la unidad que existe entre dos términos: Eros y ágape, ya vamos a ir hablando sobre eso. Seguido a esto nos menciona la importancia de la fe bíblica, cómo gracias a ella, es decir la fe de los personajes en la Biblia, cómo viven la fe aquellos que siguen al Señor, aquellos a los cuales sellan la alianza de amor con Dios y cómo gracias a esta fe, nosotros al contemplarla, nos resulta mas claro entender la existencia de Dios y reconocerlo como único Dios verdadero. Después de esto el Papa nos menciona que Dios nos ama tanto que entregó a su único hijo para salvarnos y de ahí podemos partir y definir el amor de Dios hacia nosotros, un poco el Papa se deja iluminar de una manera muy especial por este texto bíblico, por la primera carta del apóstol San Juan. Sería muy lindo que nosotros también, dedicáramos un tiempito para leerla, ya mas tarde también vamos a compartir eso. Por ultimo, en esta primera parte de la encíclica, nos habla acerca del amor a Dios y el amor al prójimo y cómo estos van unidos y son inseparables porque si no amamos a nuestro prójimo, no podemos amar a Dios, el Papa lo va a ir desarrollando y lo va a ir explicando, dejándose iluminar por la Sagrada Escritura, por la Palabra de Dios y por la enseñanza de la Iglesia. La segunda parte de la encíclica, nos habla acerca del servicio de la caridad del servicio y cómo todos tenemos la tarea de servir al prójimo, nos habla también de la justicia, de la caridad y de cómo el estado y la iglesia tienen un papel importante en la sociedad, pero lo hacen de manera diferente y cada uno tiene sus tareas especificas. En esto el Papa es muy claro y va a estar muy bueno porque nos va a iluminar en nuestra tarea social como cristiano. También nos habla la encíclica, acerca de la acción caritativa de los hombres y de que actualmente se cuentan, gracias a Dios, con innumerables medios para lograr llegar a todos los necesitados. Seguido a esto nos dice que la actividad caritativa cristiana, es la actualización aquí y ahora del amor que el hombre siempre necesita. Por ultimo, nos habla acerca de que somos responsables del servicio de la caridad en la Iglesia y de cómo se debe llevar a cabo. El Papa finaliza la encíclica diciéndonos que Dios nos apremia con su amor y que la oración es un medio para recibir fuerzas de Cristo y que vivir en amor es llevar la luz de Dios al mundo. Es muy hermoso el contenido de esta encíclica, que lindo seria que aquellos que puedan adquirirla, o incluso desde Internet se puede bajar gratuitamente. La conclusión de la encíclica es con el ejemplo, contemplando a los santos y especialmente a la Virgen María, la madre del Señor, por eso, nosotros, queridos hermanos, vamos a contemplar hoy, vamos a meditar sobre una parte, un pequeño fragmento de la encíclica y vamos a profundizar sobre el verdadero significado del amor. La consigna de hoy va a ser: ¿Qué es el amor para vos? La idea es que entre todos podamos ir compartiendo la experiencia del amor. Es muy importante que nos compartas tu testimonio, tu experiencia para que con la vida, con la misma experiencia de cada uno, las huellas que Dios va dejando, entre todos podamos ir realizando esta contemplación del amor cristiano, del amor de Dios en nuestra vida. El Papa hoy nos va a enseñar cómo es importante tener en cuenta el leguaje actual, los distintos conceptos que se utilizan, a veces para esta palabra, pero yo te invito a que vos desde tu experiencia nos puedas compartir ¿Qué es el amor para vos? Queremos, entonces, comenzar con la introducción que el mismo Papa Benedicto nos propone en su carta encíclica: Dios es amor. El Papa comienza con el texto de la carta de San Juan que dice así: “Dios es amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él”, esto esta tomado de la primera carta de Juan 4, al versículo 16. El Papa nos dice que estas palabras de la primera carta del apóstol San Juan, expresan con claridad, con claridad profunda el corazón de la fe cristiana, la imagen cristiana de Dios y también la imagen del hombre y de su camino. Que Dios sea amor y que el que permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él, realmente expresa con claridad el corazón de la fe cristiana. A demás en este mismo versículo Juan nos ofrece, por así decir, una formulación sintética de la existencia cristiana. Nos dice San Juan en el texto bíblico: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él”. El Papa va profundizando y nos dice que hemos creído en el amor de Dios, así puede expresar el cristiano, la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión épica o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona que da un nuevo horizonte a la vida y con ello una orientación decisiva. Fíjense, que hermoso que es esto que nos dice el Papa, que no se comienza a ser cristiano por una simple decisión épica, sino que por un encuentro, por un sentirse amado, por un sentirse perdonado, por una experiencia viva de Cristo resucitado, por una experiencia viva de Dios. Ser cristiano, entonces hermanos, es dejarse impregnar por el amor de Dios y por lo tanto eso tiene una repercusión. En su evangelio, Juan, había expresado este acontecimiento con las siguientes palabras: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su hijo único para que todos los que creen en Él tengan vida eterna”, el Papa nos sigue diciendo, en su introducción a esta carta encíclica, dice “Jesús ha unido el mandamiento del amor a Dios con el del amor al prójimo”, contenido en el libro del levítico, que dice en el Antiguo testamento: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo” y puesto que es Dios quien nos ha amado primero, ahora el amor ya no es solo un mandamiento, sino la respuesta al don del amor de Dios, con el cual viene nuestro encuentro. Que importante es tomar conciencia de esto, el Papa nos dice que ya el amor no es un simple mandamiento, ya no es solo un mandamiento, sino que el amor a los hermanos, el amor a Dios es una respuesta al amor que Dios nos ha dado primero porque esto es lo primero, hermanos, Dios toma la iniciativa, el amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él, Él se acerca, Él viene a nosotros, enviando a su hijo, a través de su hijo, para salvarnos y nos amó primero. Por eso, queridos hermanos, el amor no se puede vivir como un peso, como una obligación, el amor es una respuesta al don del amor de Dios y con este amor, con este don, Dios viene a nuestro encuentro. El Papa nos sigue diciendo en su introducción, en un mundo en el cual a veces se relaciona el nombre de Dios con la venganza, o incluso con la obligación del odio y la violencia, este es un mensaje de gran actualidad y con un significado muy concreto, nos dice aquí Benedicto: “Por eso, en mi primera encíclica, deseo hablar del amor del cual Dios nos colma y que nosotros debemos comunicar a los demás”. Quedan así delineadas las dos partes de esta carta íntimamente relacionadas entre sí y Benedicto nos menciona, brevemente, que la primera parte tendrá un carácter mas especulativo, puesto que en ella quisiera precisar, al comienzo de mi pontificado, nos dice Benedicto, algunos puntos esenciales sobre el amor que Dios, de manera misteriosa y gratuita, ofrece al hombre y a la vez la relación intima, profunda de dicho amor con la realidad del amor humano. La segunda parte de esta encíclica tendrá una índole mas concreta, pues tratara de cómo cumplir, de manera eclesial, el mandamiento del amor al prójimo. El argumento es sumamente amplio, sin embargo el propósito de la encíclica no es ofrecer algo exhaustivo ni demasiado detallado. Dice el Papa: “Mi deseo es insistir sobre algunos elementos fundamentales para suscitar en el mundo un renovado dinamismo de compromiso en la respuesta humana al amor divino”. Esta es un poco, la introducción que el mismo Papa hace y ya nos esta abriendo un horizonte sobre qué vamos a tratar durante toda esta semana. Por eso hermanos, les recuerdo, la consigna es: ¿Qué es el amor para vos? Queridos hermanos, al ir desarrollando entonces la primera parte de esta carta encíclica: Dios es amor, el Papa Benedicto 16 nos quiere presentar la unidad del amor en la creación y en la historia de la salvación. Para empezar a desarrollar el Papa, este tema del verdadero significado del amor, nos dice que hay un problema de lenguaje. En esta carta entonces, el Papa realiza una interesante confrontación entre dos términos que durante siglos han servido para hablar del amor. Eros y ágape, nos invita de una manera muy especial a saber escuchar a las distintas culturas, las distintas acepciones sobre el tema. El Papa nos dice que de una manera muy especial, él quiere escuchar, no puede obviar, no puede dejar de lado lo que piensan las distintas culturas, las distintas expresiones. El Papa inicia la primera parte con una serie de clarificaciones terminológicas, dice el Papa: “El termino amor, se ha convertido hoy, en una de las palabras mas utilizadas y también de las que mas se abusa, a la cual damos acepciones totalmente diferentes”, en primer lugar recordemos el vasto campo semántico de la palabra amor, se habla de amor a la patria, de amor a la profesión o al trabajo, se habla de amor entre amigos, entre padres e hijos, entre hermanos y familiares, del amor al prójimo y del amor a Dios, sin embargo, nos dice Benedicto, en toda esta multiplicidad de significados destaca como arquetipo por excelencia, el amor entre el hombre y la mujer, en el cual intervienen inseparablemente el cuerpo y el alma y en el que se abre al ser humano una promesa de felicidad, que parece irresistible en comparación del cual palidecen a primera vista, todos los demás tipos de amor. Se plante entonces, la pregunta: todas estas formas de amor ¿Se unifican al final de algún modo, a pesar de la diversidad de sus manifestaciones, siendo el ultimo termino uno solo o se trata mas bien de una misma palabra que utilizamos para indicar realidades totalmente diferentes?, es decir, Benedicto empieza a plantearse esto, lo pone como pregunt, para ir desarrollando el tema, entonces ahora Benedicto con una presentación de estos dos términos: ágape y Eros, con la que pretende mostrar la diferencia y unidad entre estos dos movimientos propios del ser humano, propios del amor humano y en cierto sentido, del amor divino. Hermanos, tenemos que aclarar y Benedicto también lo desarrolla en su carta encíclica, el termino Eros habría sido usado en el mundo griego para ilustrar el amor existente entre el hombre y la mujer. En el mundo bíblico, en cambio, la palabra Eros solo aparece dos veces en el Antiguo Testamento y no es usada nunca en el Nuevo Testamento, que prefiere las palabras: filia y ágape, son palabras griegas estas, ya vamos a ir viendo cual es su significado. La pregunta que surge, entonces y que se hace el Papa es ¿Ha revolucionado el cristianismo la noción del amor, hasta el punto de dejar de lado o incluso envenenar, como cita el Papa, a el Eros? El Papa, en el párrafo 3 de la encíclica toma de un filósofo, un filósofo hace un comentario sobre el cristianismo y de una manera muy especial el Papa toma de este comentario, un comentario que por supuesto no esta muy de acuerdo con la esencia y la verdad de nuestra fe, pero el Papa lo escucha porque hermanos, es impresionante, pero hasta el día de hoy es el pensar, es el sentir de muchas personas y es bueno aclararlo, un pensamiento un poco erróneo en cuanto a nuestra fe. El Papa dice que el cristianismo, según un gran filósofo alemán, habría dado de beber al Eros un veneno, el cual aunque no le llevo a la muerte le hizo degenerar en vicio, es decir, este es el comentario del filósofo y el Papa entonces un poco como que nos explica y nos da su parecer. Dice Benedicto: “El filosofo alemán expresó de este modo una apreciación muy difundida”, la iglesia con sus preceptos y prohibiciones, ¿No convierte, a caso en amargo lo mas hermoso de la vida? ¿No pone, quizás, carteles de prohibición precisamente allí, donde la alegría predispuesta en nosotros por el creador nos ofrece una felicidad que nos hace pregustar algo de lo divino? Este es el cuestionamiento que este filósofo, en definitiva, le hace a la iglesia, como que la iglesia con sus normas, sus prohibiciones, sus leyes, quiere opacar este Eros, lo quiere destruir, lo quiere apagar, ya vamos a ir viendo. El Papa dice: “¿Pero es realmente así? ¿El cristianismo ha destruido, verdaderamente, el Eros?”, para responder esta pregunta hermanos, la encíclica vuelve sobre la noción griega de Eros. El Eros sería visto como un arrebato, una locura divina que prevalece sobre la razón, que arranca al hombre de la limitación de su existencia y en este quedar estremecido por una potencia divina, le hace experimentar la dicha mas alta, es decir, que el Eros es propiamente, un impulso natural, un instinto y entonces, estos análisis nos llevan a dos observaciones, la primera consiste en subrayar la relación entre el amor humano y la religiosidad de los pueblos, la segunda nos hace ver que no es correcto dejarse llevar por el instinto en el ámbito del amor, hay que pasar por una serie de maduraciones y de purificaciones que permiten alcanzar una profunda curación del amor. Todo ello responde a la estructura del ser humano, en quien el alma y el cuerpo necesitan ser unificados correctamente, de lo contrario o se desprecia a la carne como si fuese algo puramente animal o se exalta excesivamente el cuerpo, la carne, hasta el punto de degradar el Eros a lo puramente sexual, esto ultimo paradójicamente lleva a menospreciar el cuerpo que se desea exaltar, al ser usado, simplemente como material biológico disponible según las elecciones libres de cada uno. Hermanos, el Papa Benedicto entonces nos quiere iluminar porque hoy en día seguimos escuchando y contemplando también, esta concepción. ¡Uy la iglesia nos prohíbe ciertas cosas! ¡Uy la iglesia no permite ciertas cuestiones sexuales!, y a veces entonces hay un descrédito, un desgano, un desinterés, pero aquí esta el fundamento de porqué, realmente el Papa lo presenta de una manera muy hermosa, muy bella, esta el fundamento de porqué es importante vivir el amor de una manera íntegra. Nos dice Benedicto, para que comprendamos, incluso como el Eros, este impulso propiamente del instinto, se había degenerado propiamente, incluso en algunas religiones, algunas religiones antiguas. Nos dice Benedicto, en el campo de las religiones, esta actitud de degradar el Eros a lo puramente sexual se ha plasmado en los cultos de la fertilidad, entre los que se encuentra la prostitución sagrada, que se daba en muchos templos antiguamente. El Eros se celebraba, pues, como fuerza divina como comunión con la divinidad, a esta forma de religión que como una fuente de tentación contrasta con la fe en el único Dios verdadero, el Antiguo Testamento se opuso con máxima firmeza, combatiéndola como perversión de la religiosidad. Imagínense hermanos, era una expresión religiosa, la prostitución, era un tipo de prostitución en los templos, porque el placer, el éxtasis de la relación sexual, ellos lo equiparaban a una experiencia divina y entonces el antiguo testamento se opuso a esto. No rechazo con ello al Eros como tal sino que declaró guerra a su desviación destructora, puesto que la falsa divinización del eros, que se produce en esos casos, lo priva de su condición divina y lo deshumaniza. Nos dice Benedicto, en efecto, las prostitutas que en el templo debían proporcionar el arrobamiento de lo divino, no son tratadas como seres humanos, sino que sirven solo como instrumentos para suscitar la locura divina. En realidad, no son diosas sino personas humanas de las que se abusa. Sigue diciendo el Papa, el Eros ebrio e indisciplinado no es elevación, éxtasis hacia lo divino, sino caída, degradación del hombre. Resulta así evidente que el eros necesita disciplina y purificación para dar al hombre no el placer de un instante, sino un modo de hacerle pregustar, en cierta manera lo más alto de su propia existencia. Esa felicidad a la que tiende todo nuestro ser. Hermanos el Papa de una manera especial nos está ayudando a comprender que este impulso en el instinto que es natural en el ser humano y que no es malo en sí mismo el Eros, nos lo dice con mucha claridad, necesita ser orientado. En el ámbito del amor no es bueno dejarse llevar por los impulsos. Nosotros vemos actualmente como distintas situaciones instintivas por ahí no nos permiten razonar y medir las consecuencias. A veces nos largamos de cabeza y no vivimos de manera madura el amor. El Papa tras recordar que el amor no es sólo un sentimiento, no un mero impulso sino algo más profundo, aunque a veces, dice, se origina en una especie de chispa inicial, el Papa hace ver que el Eros necesita purificarse y que el amor maduro abarca todas las potencialidades del hombre e incluya, por así decirlo, al hombre en su integralidad. El hombre está llamado a amar con todo su ser, sin dejar de lado ninguna de sus dimensiones, sin anularse en su estructura antropológica original en su ser humano. El camino del amor que es capaz de elevarnos a lo divino necesita ser purificado. Este amor humano del Eros, esta atracción, este deseo profundo del otro, necesita un esfuerzo de afesis. Un análisis del mensaje bíblico, especialmente en el Cantar de los Cantares, del Antiguo Testamento y de algunos textos del Nuevo Testamento, muestra que el amor no puede limitarse a la búsqueda de uno mismo, sino que está orientado hacia el otro. El amor lleva a salir al encuentro del otro, de salir de sí mismo. Miremos la Trinidad, tanto amó a Dios al mundo que salió de si mismo y entregó a su hijo único. Es decir que el amor cristiano, el amor al cual el hombre esta llamado esta orientado hacia el otro, a la búsqueda del todo del bien del amado. A la vez hermanos, el amor que busca conquistar niveles más elevados se orienta hacia la exclusividad, es decir solo amar a esta persona, por ejemplo en el amor de matrimonio, en el amor del hombre y la mujer, solo con esta persona y hacia la eternidad, también nos mueve el verdadero amor, es decir para siempre, no por un instante o por un momento. Por eso, si bien la situación humana nos lleva a perseguir estas metas en un camino continuo, en un éxtasis, en un salir de uno mismo que lleva a salir continuamente de uno mismo para darse al otro. Hoy en día podemos observar que en el noviazgo o en la espontaneidad de la relación entre el hombre y la mujer aparecen estos desordenes, estos desordenes del Eros, es decir aparece un Eros desordenado, un Eros ebrio en el que se presta mas atención al impulso biológico y no a una maduración, se busca a veces, el placer en sí mismo o ciertas confusiones que a veces hay en la mente y en el corazón de las personas, nos llevan a justificar un amor desordenado y frente a la pobreza y a la debilidad y bueno acá surge este descontento con la iglesia a veces. Se critica a veces a la iglesia de que tantas privaciones y sus leyes, la iglesia, se dice, que intenta apagar este placer, esta belleza de la vida, este impulso que supuestamente hace que el ser humano se desarrolle, pero el Papa lo explico muy bien, el verdadero amor no degrada a las personas. A veces uno escucha entre novios, que a veces uno lo vive con un poco de tristeza porque a veces se exige como prueba de amor el tener relaciones, “ah! Si me amas realmente tenés que tener relaciones conmigo” y entonces reducimos al amor, solamente a la genitalidad y esto no esta bien porque el amor va mucho mas allá de la genitalidad y a veces nuestros jóvenes o incluso personas casadas que por distintas situaciones o inmaduraciones viven una infidelidad en su matrimonio, es por dejarse llevar por este Eros ebrio que en definitiva no nos permite tomar conciencia de la verdadera identidad como seres humanos y en definitiva llevamos a utilizar a la otra persona como un medio, como un objeto para calmar un deseo, para calmar una función sexual. Esto es en el ámbito de la sexualidad, pero también se puede ver en distintas situaciones, a veces un Eros desordenado es solamente meternos en un egoísmo en el cual solamente yo tengo que recibir en una amistad, no soy capaz de dar nada. Por eso, en el contexto del mensaje bíblico el Papa, vuelve a la pregunta que guía sus reflexiones sobre la naturaleza del amor ¿Hay unidad profunda entre los distintos significados del amor o se encuentran separados entre sí como realidades totalmente distintas? Es frecuente considerar Eros al amor mundano, ascendente, posesivo y aquí ya entra en juego otro término: ágape, el otro término griego, que es el amor fundado en la fe, oblativo que da, que ofrece, que se entrega y aparecen como muy distintos, como contrapuestos y aquí el Papa es muy claro, llevar al extremo esta contraposición, implicaría que la esencia del cristianismo quedaría desvinculada de las relaciones vitales, fundamentales de la existencia humana y constituiría un mundo del todo singular porque tal vez, podría considerarse admirable, pero netamente apartado del conjunto de la vida humana. ¿Es correcto contraponer totalmente el ágape y el Eros? Es decir, el ágape, este amor que se entrega, que está fundado en la fe, ¿es bueno contraponer al Eros y decir hay que dejarlo o no tenerlo en cuenta? El Papa nos dice que no, que no se da una separación completa entre estos dos tipos de amor. El dinamismo propio del Eros, que busca de modo vehemente y ascendente al otro, lleva poco a poco a no preguntarse tanto a uno mismo y a preocuparse cada vez más por la felicidad del amado, en otras palabras, el Eros ira acogiendo cada vez más al ágape y a su vez el ser humano es incapaz de vivir solo con un amor oblativo, es decir con un amor, solamente que entregue, que descienda, que se done, puesto que también necesita recibir, quien quiere dar amor, debe a su vez, recibirlo como don y entonces acá Benedicto nos habla de que estos dos modos, estos dos tipos de amor deben ir unidos entre sí, no quedarse solo con uno o irse al extremo, deben complementarse bien porque este Eros que busca recibir, que busca llenarse con el otro, que desea lo otro, que complementa con el ágape que da, que ofrece, que se entrega, que hace salir de sí mismo. En el Antiguo Testamento, en la escalera de Jacob, ¿Se acuerdan cuando Jacob sueña con una escalera mediante la que suben y bajan ángeles? La escalera de Jacob es la imagen que usan los Padres de la iglesia para explicar la unidad entre estos dos amores, pues el camino ascendente o contemplativo implica recorrer el camino descendente de servicio. En el fondo el amor es una única realidad, si bien con diversas dimensiones, según los casos una u otra puede destacar más, pero cuando las dos dimensiones se separan completamente una de otra, se produce una caricatura o en todo caso una forma mermada del amor.