El amor de Jesús supera nuestras expectativas

lunes, 10 de diciembre de 2018
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Managua 20 de Nov del 2013.Niños de Monte Tabor Juegan en las calles. Foto Uriel Molina/LAPRENSA

Catequesis en un minuto


10/12-18.- Ante Jesús , cuatro amigos presentan a uno de ellos que se encontraba paralizado. El Señor lo cura y le perdona los pecados, demostrando que de esta manera que la salud que Él trae es integral. Que en este día Jesús nos atraiga de tal manera que en nosotros renazca el deseo de hacer todo lo posible para estar a su lado.

Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar.
Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús.
Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús.
Al ver su fe, Jesús le dijo: “Hombre, tus pecados te son perdonados”.
Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: “¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?”.
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: “¿Qué es lo que están pensando?
¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados están perdonados’, o ‘Levántate y camina’?.
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa”.
Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios.
Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: “Hoy hemos visto cosas maravillosas”.

Lc. 5,17-26.

Jesús supera siempre nuestros deseos, no se deja ganar en generosidad, nos regala un amor que es más grande que lo que podemos pensar, de lo que podemos imaginar, de lo que a veces los cálculos humanos pueden pensar o estimar.  Siempre ofrece la liberación integral de la persona.

El Adviento es un éxodo, un camino para cargar la camilla al hombro, e ir corriendo a nuestra casa, a la casa del Padre. Nos está esperando para abrazarnos, para llenarnos de consuelo y misericordia.

En el camino de conversión, de encuentro con Dios, siempre hay quienes han hecho de camilleros. Hay muchos que siempre nos ayudan a encontrarnos con Jesús para caminar libres.

 

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