30/11/2022 – Junto al padre Mario Sanchez compartimos el espacio “Hablemos de Liturgia” y en esta oportunidad nos habló acerca del Año Litúrgico y su significado, como así también acerca de los principales personales del Adviento.
“El año litúrgico celebra el misterio pascual de Cristo en el curso de un año solar. A lo largo del mismo tienen lugar todas las fiestas y acciones sacramentales dado que es como la estructura que sostiene todo el misterio del culto cristiano”.
Según los libros actuales de la liturgia romana, el año litúrgico comienza el primer Domingo de Adviento y termina el sábado después del último domingo del tiempo durante el año o solemnidad de Jesucristo Rey del universo.
El año litúrgico, tal como lo tenemos hoy, se fue desarrollando lentamente hasta madurar en el Medioevo. La aparición de los libros litúrgicos condujo paulatinamente a la concepción del año eclesiástico como un ciclo anual distinto del año civil por su inicio y su estructura”.
El año litúrgico es la celebración y actualización del misterio de Cristo en el tiempo. Por lo tanto, no puede ser reducido a un simple calendario de días y meses a los cuales están ligadas las celebraciones religiosas, sino que es la presencia en modo sacramental y ritual del misterio de Cristo en el espacio humano.
Dicho de otra manera, el año litúrgico no es una idea sino una Persona, Cristo mismo y su misterio pascual actuado en el tiempo ofrecido y comunicado a los fieles mediante las acciones sacramentales y que hoy la Iglesia celebra como “memoria”, “presencia y “profecía”. En esta celebración del misterio de Cristo en el año litúrgico, el elemento tiempo es relevante.
Para el cristiano, tiempo, es la categoría en que se realiza la salvación. Por lo tanto, en la fragilidad del tiempo que pasa, por la celebración litúrgica, nuestro tiempo adquiere el valor “espacio salvífico” (kairos).
Isaías: figura de espera por la Salvación
La elección de las lecturas de Adviento nos ha puesto en frecuente contacto con Isaías. Es el profeta por excelencia del tiempo de la espera; está asombrosamente cercano, es de los nuestros, de hoy.
Juan Bautista, representa la preparación
Isaías está presente en Juan Bautista, como Juan Bautista está presente en aquél al que ha preparado el camino y que dirá de él: “No ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista”.
María: Virgen de la esperanza y Madre del Salvador
La Virgen María representa la esperanza. La primera venida del Señor se realizó gracias a ella. Y, por ello, todas las generaciones le llamamos Bienaventurada. Hoy, que preparamos cada año una nueva venida, los ojos de la Iglesia se vuelven a ella para aprender, con estremecimiento y humildad agradecida, cómo se espera y cómo se prepara la venida del Emmanuel, del Dios con nosotros.
El padre Mario Sánchez es miembro del Secretariado Nacional de Liturgia
Podés escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota