09/05/2025 – ¿Alguna vez te preguntaste qué define a esas personas que marcan nuestra vida, que nos guían y nos acompañan como verdaderos pastores? . Y atención que cuando nos referimos a pastores no es a los sacerdotes o religiosos, sino también ese familiar, ese amigo, ese maestro que nos señala el camino en la vida. En el ciclo: “Reflexiones para el finde”, el Padre Humberto González nos invita a reflexionar justamente sobre las características de estos «buenos pastores» aprendiendo de sus lecciones en el arte de guiar.
El Padre Humbi, con su habitual cercanía, nos recuerda que la figura del pastor no se limita a los ministros ordenados. ¡Ojo con privatizar esta fiesta!, nos dice. Todos estamos llamados a ser buenos pastores y pastoras en nuestros distintos ámbitos de vida: en casa, con nuestros seres queridos, desde nuestro propio ser. Un buen pastor es aquel que conduce, acompaña, muestra el camino con una mirada amplia, tomando elementos de la realidad que todos conocemos, como Jesús mismo lo hacía.
Una primera condición que destaca el Padre es el afecto, el cariño sincero por aquellos a quienes pastoreamos, deseándoles lo mejor. También nos invita a no preocuparnos por los resultados urgentes, recordando que cada persona es libre y tiene sus propios tiempos para que la semilla sembrada dé fruto. La paciencia es clave.
Otro aspecto importante es no crear lazos que terminen atrapando. En la Iglesia, como en nuestras relaciones, no debemos idealizar el pasado ni comparar constantemente. Cada nuevo pastor, cada nueva etapa, trae su propia impronta. Como buenas ovejas, debemos dejarnos conducir, recordando que la nostalgia puede ser una caricatura de la memoria.
El buen humor es otra característica fundamental. Un pastor chinchudo o enojado puede opacar el mensaje más importante. El buen humor suaviza las dificultades y abre puertas. En definitiva, para ser un buen pastor se necesita buena intención, mucho amor, cercanía y respeto por el otro, sin invadirlo con grandes discursos, sino acompañando en el día a día, como un kiosco abierto las 24 horas, dispuesto a escuchar cuando la «oveja» lo necesite.
Decía San Agustín: «Con ustedes soy cristiano, para ustedes soy obispo». Esto nos recuerda que el buen pastor se pone al mismo nivel de su comunidad, sirviendo con cercanía, nos aclaraba el padre Humbi. Y pensando en roles como el de padrino, destaca que lo esencial no son los regalos costosos, sino la cercanía y la corresponsabilidad espiritual, ese lazo profundo que teje el bautismo.
Finalmente, ante la responsabilidad de «dar la vida por las ovejas», el Padre Humbi nos aclara que esto implica, muchas veces, dar nuestro tiempo, ese tiempo valioso que no se compra. También significa ser pacientes y recordar que las siembras de los buenos pastores, aunque no den resultados inmediatos, quedan en el corazón y fructifican en el momento justo.
En esta fiesta del Buen Pastor, el Padre Humberto González nos invita a reflexionar sobre nuestro propio rol como pastores y a rezar por aquellos que nos guían, recordando que todos estamos llamados a compartir este pastoreo, sintiéndonos parte de un mismo rebaño. ¡No te pierdas esta nota llena de enseñanzas prácticas y reconfortantes!