El camino

jueves, 12 de mayo de 2011
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"Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que el Señor de ti reclama: tan sólo practicar la equidad y caminar humildemente con tu Dios." (Miqueas 6,8).

 

 

El camino, como acto de caminar o como suelo por donde se camina, es una realidad que se presta mucho a sentidos figurados en todas las lenguas. Tenemos por ejemplo la expresión “el camino cierto” o “errado”, “no salir del camino”, “abrirse camino” (encontrar un medio de vida), “estar en camino”, “seguir el buen camino”, “quedarse a medio camino” (no terminar lo que se había comenzado), “ir por el mal camino” (tener una conducta inconveniente), etc.

En la Grecia clásica la vida se comparaba a un camino y “camino de vida” significaba el modo de vivir según Platón. Se encuentra también la figura de “los dos caminos”, o de la virtud y el mal, figura que se prolonga en épocas posteriores en la filosofía popular y en la literatura cristiana.

 

En los orígenes: Gén 12,1-5

                           "andar con Dios": Gén 6,9

 

El Exodo:

Dios abre el camino para el pueblo. Dios sabe cuál es el camino, aunque para el pueblo parezca ser el más largo o el más difícil: Ex 13,17-22.

En el camino es donde Dios manifiesta su providencia. El lleva a su pueblo como un hombre lleva a su hijo: Dt 1,29-33; El brinda todo lo necesario para hacer llevadero ese camino: 8,1-6.

 

 

 

En la reflexión sapiencial:

 

La palabra es la luz que permite distinguir el camino: Sal 119,104-105.

 

104 Tus preceptos me hacen comprender:

104 por eso aborrezco el camino de la mentira.

104 105 Tu palabra es una lámpara para mis pasos,

105 y una luz en mi camino.

 

Seguir el camino consiste en practicar la justicia: Pr 8,20; 12,28.

Seguir el camino consiste en ser fieles a la verdad: Sal 119,30; Tob 1,3.

Seguir el camino consiste en buscar la paz: Is 59,8; Lc 1,79.

 

En los Evangelios:

 

Juan Bautista prepara el camino: Mc 1,1-4.

 

En los sinópticos, el camino indica siempre el camino hacia Jerusalén.

 

Para el evangelio de Marcos, este camino es el lugar para que Jesús instruya a los discí­pulos: Mc 8,27 – 10,45.
Instrucciones dadas "por el camino": 8,27; 9,30; 10,17; 10,32; 10,35.

Para el evangelio de Lucas, ser discípulos es caminar ese camino detrás de Jesús:
 Lc 23,26; 23,55.

Para el evangelio de Juan, el camino es Jesús mismo: Jn 14,1-7.

 

El libro de los Hechos:
 un camino desde Jerusalén (centro religioso judío)
a Roma (centro del mundo pagano).

 

Uno de los nombres que recibirá la comunidad cristiana en sus orígenes es "los seguidores del Camino" (cf. Hech 9,2; 24,22).

 

24 Un judío llamado Apolo, originario de Alejandría, había llegado a Éfeso. Era un hombre elocuente y muy versado en las Escrituras. 25 Había sido iniciado en el Camino del Señor y, lleno de fervor, exponía y enseñaba con precisión lo que se refiere a Jesús, aunque no conocía otro bautismo mas que el de Juan. 26 Comenzó a hablar con decisión en la sinagoga. Después de oírlo, Priscila y Aquila lo llevaron con ellos y le explicaron más exactamente el Camino de Dios. (Hech 18,24-26)

 

Las vías romanas de comunicación terrestre

 

Una importante red de carreteras de 80.000 kilómetros, construida a partir del siglo II a.C, atraviesa el imperio romano. Son las famosas calzadas romanas. Enlazan distritos y provincias con la capital del imperio. Permiten que el correo imperial sea despachado con rapidez y que las legiones romanas puedan intervenir en las provincias turbulentas. Facilitan asimismo el transporte de víveres (especialmente cuando las vías marítimas se encuentran paralizadas por el mal tiempo) así como los intercambios culturales.

De la construcción y el mantenimiento de las carreteras se ocupan los gobernadores de las provincias, que emplean como mano de obra prisioneros y poblaciones locales.

Los viajes se hacen a caballo (alrededor de 50 millas por día), en coche (25 millas) y a pie (16 a 20 millas). La milla romana equivale a mil pasos, unos 1472 mts.

Para trazar una calzada romana se disponían en capas superpuestas, de abajo hacia arriba, los siguientes materiales:

1) piedras y cemento sobre una capa de arena

2) grava, restos de piedras o de cerámica

3) losas

y a los costados se hacían cunetas para la evacuación del agua.

 

(Bibliografía: “El libro de la Biblia”, Ed. Altea, Madrid, 1989)