El camino de la autenticidad

martes, 23 de abril de 2013
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¡Ay deustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcrosblanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos demuertos y de podredumbre!  Así también son ustedes: porfuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro estánllenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de ustedes,escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de losprofetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: 'Si hubiéramosvivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido aellos para derramar la sangre de los profetas'!  De esa maneraatestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron alos profetas.  ¡Colmen entonces la medida de sus padres! 

Evangelio según San Mateo 23,27-32


1. La fe en Jesús conduce a la autenticidad

Con el término fariseo se designa un grupo o tendencia cultural religiosa del judaísmo, desde la época de los Asmoneos, que florece entiempos de Jesucristo y de los comienzos del cristianismo. La etimología de la palabra fariseo es explicada de modo diferente segúnlos autores; los fariseos son los separados, ¿pero de qué o de quién? Las respuestas son varias: separados del sacerdocio, de la impureza, del pueblo de la tierra;otros autores asimilan fariseo a persa, puesto que varias ideasdel fariseísmo tendrían sus orígenes en la cultura y religión persas de los tiempos del judaísmo posexílico. 

De todasformas, los fariseos son nacionalistas y rigoristas religiosos que se consideran el verdadero Israel y que entre sí se dan el nombre de amigos, los haberim, y también de piadosos, los hasidim, que son los observantes fieles de la Ley de las tradiciones de los padres.

Estos dice Jesús: los fariseos son hipócritas; es decir, fingen. Ese es el sentido etimológico de la palabra que provienedel latín tardío hypocrisis y del griego ?π?κρισις (hypokrisis), que significan "actuar", "fingir" o"una respuesta". Jesús les está diciendo que su pretendida y depurada religiosidad es apariencia de verdad, no es real,es fingida, es carente de autenticidad.


¿Que es la autenticidad? Un primer modo de entender la autenticidad es en sentido vitalista, la expresión absolutamente espontánea del mundo interior, la liberación de cualquier represión. Hay hoy escuelas psicológicas y educativas que sostienen tal idea de autenticidad: el dar curso libre a todos los impulsos instintivos para liberar a la persona y que sea ella misma. Lo contrario, es sinónimo de falseamiento y frustración según estas escuelas.

El otro modo de entender la autenticidad es siempre con referencia a laesencia espiritual del hombre. Sus días no son una yuxtaposición deinstantes sino una historia y una trama que busca un sentido; sustendencias y aspiraciones están destinadas a someterse al escrutiniode la conciencia que aprueba o rechaza. En este sentido, laautenticidad es un ideal a conquistar de acuerdo con la imagen delhombre integral que la razón y la fe dibujan en laconciencia.

Entendida en este último sentido, la autenticidadno puede menos de comprender las tres dimensiones fundamentales de laexpresión humana: voluntad, pensamiento y sentimiento. Autenticidadde la voluntad mediante la identificación con el propio fin; delpensamiento, mediante la convicción y del sentimiento mediante losconceptos de jerarquía, compatibilidad y resonancia interior.

2.Vivir como pensamos para no terminar pensando como vivimos

Parapoder hablar de «autenticidad» es obligado diferenciarla deltérmino «sinceridad» con el que generalmente se le sueleidentificar. Por paradójico que pudiera parecer a primera vista, noes lo mismo sinceridad que autenticidad. Se puede ser sincero pero noauténtico. La autenticidad va mucho más allá, tiene mayorprofundidad es de rango superior. Sinceridad es la adecuación entrelo que se piensa o se siente y, lo que se dice. Autenticidad es laadecuación entre lo que se piensa, se dice y se hace y lo que sedebe hacer. En definitiva, sólo seré auténtico cuando lo quepiense, sienta y diga corresponda a la realidad de mí compromiso.


No pocos de nosotros pensamos quepor ser sinceros y decir lo que pensamos ya somos auténticos, perosólo lo seremos de verdad en la medida en que la conducta responda ala llamada de los valores. Es en esa «llamada de los valores» dondese juega el compromiso.


La neurosis, el trastorno psíquicoy mental, la escisión de la persona se instala allí donde hay unaruptura entre el «ser» y el «deber ser». Escasea tanto laautenticidad y es un valor tan cotizado como raro, especialmente enlos tiempos que corren porque por un lado va la conducta y por otrolos ideales. ¿Se puede vivir sin ideales? No. Todos necesitamos esaguía interior que se apoya en la interiorización de una guía devalores que nos sirva como punto de referencia de la conducta.


La mayor parte de los problemas queaquejan al hombre de hoy están motivados porque no se tiene uncuadro de referencia interno, una Filosofía de la vida, un ideal, uncompromiso que vaya en la misma línea de nuestra conducta habitual.


En definitiva, se trata de llevar ala realidad de nuestra vida diaria aquel principio de la moralpersonalista que dice: «Hemos de acostumbramos a vivir comopensamos, pues de lo contrario, acabaremos por pensar comovivimos.»

 


3. Educar en la verdad


Hace más de dos milenios, Ciro,Rey de Babilonia, afirmaba que "lo más importante que se debeaprender en la vida es decir siempre la verdad». Decir la verdad esel camino más seguro para llegar a ser auténticos, para que se déuna completa coherencia entre nuestras palabras y nuestras acciones.Es éste un valor imprescindible que hemos de cultivar todos loseducadores. No daremos un solo paso en nuestro quehacer educativo, siel educando percibe doblez, falsedad o fingimiento en lo que decimoso en lo que hacemos.


Cuando decimos y/o hacemos locontrario de lo que pensamos, abrimos un abismo entre nosotros y laparte más noble que nos sustenta, nuestra propia «mismidad», entrenosotros y entre aquellos que confiaban hallar en nuestra conducta unmodelo para cincelar su propio «deber ser», su cuadro de referenciainterno. Recordemos siempre que la sinceridad es el alma de tododiálogo. Decir siempre la verdad, enseñarla y exigiría a nuestroshijos desde los primeros anos es importante, entre otras razones,porque la autenticidad educa por sí misma. motiva, convence eimpulsa a las acciones nobles, a 1a responsabilidad, al buenentendimiento, al diálogo y a la convivencia pacífica.


No esposible referimos a la autenticidad sin que la memoria nos aporte alinstante la ya clásica frase de R. Guardini: «Educamos más por loque somos y hacemos que por lo que decimos… ». Será nuestroejemplo constante de autenticidad, de coherencia entre nuestraspalabras, nuestras acciones y esa «guía interior» que dé sentidoy valor a nuestra vida, quien contagie a nuestros educandos a serdefensores de la verdad, a encontrar su motivo, su razón para vivir,su ideal.